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miércoles, 22 de marzo de 2017

La lucha por el rescate de las básicas y Guayana, exige la autonomía de los trabajadores


Armando Guerra (*)

Con mucho respeto, atención y entusiasmo he leído, compartido en conversaciones con compañeros y apuntado la publicación, del artículo denominado: Alerta,……..Guayana se nos muere!!!!; escrito por el amigo y secretario de Trabajo y Reclamos de SINTRALCASA, Carlos Galindo.

Las próximas líneas no se pueden tomar como una respuesta a Carlos, en cuanto a lo que él desarrolla en su artículo. Son mis argumentos, partiendo de algunas de las ideas expuestas por él. Desarrollo también unas breves líneas históricas a fin de ayudar a entender más el proceso vivido y que considero, nos dan una perspectiva más amplia y certera del tema. Por último, también muestro mi punto de vista sobre la autonomía de los trabajadores y ante los que él considera, convocados para el rescate de la región de Guayana y las empresas básicas.

Ya conversado con Carlos, me anima el desarrollar un diálogo constructivo y provechoso sobre las tareas que creo deben adelantar en los tiempos por venir, los trabajadores y sus organizaciones.


Sin más preámbulos pasaré a dar revista de algunos hechos y argumentos, que creo importantes.

Lo primero que debo afirmar, es que no se puede entender la existencia de Ciudad Guayana, sin el trabajo tesonero de miles de hombre y mujeres que desde 1952 emigraron de distintas partes del mundo y del país, a construir el emporio industrial y de transformación de recursos mineros más grande de Venezuela. Si bien fue una decisión de la CVG, su ejecución solo fue posible, por el sudor, el trabajo tesonero de obreros e ingenieros, decididos a transformar sus vidas y los recursos de la región, favoreciendo la unificación de Pto. Ordaz y San Félix, creando Ciudad Guayana y desarrollando la zona industrial de Matanzas. Ciudad Guayana, y las empresas básicas, son el fruto y esfuerzo de todos sus trabajadores, incluidos los que siendo o no, guayaneses, forjaron la renta petrolera, que le dio empuje.

Las empresas básicas fueron importantes fuentes de transformación, creadoras de riquezas y de aprendizaje calificando su mano de obra y desde sus inicios, fuente de atención de las transnacionales del mundo capitalista y todos los gobiernos, desde los tiempos de Pérez Jiménez, hasta nuestros días.

Durante el Punto Fijismo, estas empresas se desarrollaron incrementando cada día más la mano de obra, a lo que los partidos del régimen a través de Atiss primero y luego Sutiss, intentaron ejercer dominio y control sobre los trabajadores, sus luchas y reivindicaciones. Sutiss y la bravía movilización de sus fuerzas, se convirtió en una maquinaria demoledora de direcciones sindicales, una tras otra. Hoy Sutiss, lo han convertida en el más grande y traidor aparato burocrático del movimiento sindical.

En el transcurso los años 70, el portón III de Sidor era el lugar predilecto para el debate democrático entre los trabajadores y las organizaciones que hacían vida en Sidor. Cada fracción política editaba una hoja o en el mejor de los casos un periódico. Todos los partidos del Punto Fijismo y la mayoría de la izquierda centraron sus esfuerzos en Sidor, que era el más grande referente industrial y laboral, en Venezuela.

El 23 de noviembre de 1979, es derrotada la burocracia adeco-copeyana por una plancha unitaria integrada por Andrés Velásquez (CR), Gabriel Moreno (BR), Santos Méndez (GAR) y Alfredo Del Nogal (LS). Se abre la oportunidad de impulsar desde Sutiss, un sindicalismo distinto al tradicionalmente conocido. Esta era una oportunidad única, representando una amenaza para los oficialistas de AD-Copey.

Esta situación, no tolerada por estos partidos, se trunca el 13 de noviembre del año 1981, con la intervención del sindicato. Acción Democrática, desde Sutiss y en la persona de José Mollegas y con apoyo de bandas armadas y los cuerpos represivos, impuso una feroz dictadura sindical, vinculada a la desmejora de los contratos y el usufructo económico, también por la vía de almacenes comerciales vinculados a su persona y a la que los trabajadores estaban obligados acudir, fruto de su férreo control sindical.

Gabriel Moreno, fue encarcelado en La Pica, y durante mucho tiempo se impuso en Sidor y el resto las básicas el trabajo político-sindical clandestino, para preservar la vida y el trabajo.

En todo el país, y en los años continuos a la intervención, como afirma Carlos Galindo; para los políticos tradicionales el tema de las empresas básicas solo lo: “aprovechaban para hacer su campaña electoral”, y “luego se olvidan del tema quien sabe si es hasta que lleguen otras elecciones”. De esta manera los trabajadores eran controlados desde la CTV y sus partidos: AD-Copey, y fueron convertidos en mercancía electoral, y el objeto de sus promesas.

Durante esos años también hubo sicariato y persecución, cárcel y desapariciones, para dirigentes y trabajadores. Alfredo Del Nogal, Santos Méndez, y Andrés Velásquez, sufrieron acoso. Gabriel Moreno, cumplió más de cinco años de cárcel, y Melchor Rosas, el 28 de abril de 1983, fue desaparecido y hasta el día de hoy, no se conoce los restos de su cuerpo. Como sabrán no fueron los únicos. Si, los más representativos.

Los ritmos de explotación a la que fueron sometidos los trabajadores eran brutales y el papel de la burocracia de AD-Copey era nefasto y recaía con todo su peso, sobre la humanidad de los trabajadores. Los contratos colectivos igual que hoy, se negociaban a espaldas de los trabajadores, y muchas veces en Caracas, muy lejos de Pto. Ordaz. La calidad de vida mejoraba, solo a condición de la lucha y presión de los trabajadores.

Que quiero hacer ver? Que al igual que en el pasado, hoy, por el papel traidor de las actuales direcciones, se imponen la autonomía e independencia y la lucha de los trabajadores, ante los traficantes de contratos, las direcciones vendidas y entregadas a los patronos.

La clase obrera venezolana y en particular los de las empresas básicas, tienen mucho que aportar al rescate del movimiento sindical. Además de que en lo particular, eso también pasa por el rescate de las empresas de Guayana, incluyendo la superación de los actuales salarios de hambre, el debate democrática de los contratos y la dignificación del trabajador y su familia, totalmente mancillados en el pasado –por aquellos dirigentes- más aun hoy, por los actuales inquilinos en estos sindicatos.

El país, se cae a pedazos. No solo Guayana. Lógico, es que respondamos a nuestro entorno inmediato, y por eso Carlos Galindo, de manera lógica llama al rescate de las empresas básicas. El cuadro que construye en su artículo es muy claro y demostrativo sobre la “Catástrofe” en la que ha sumido los últimos 18 años el gobierno a estas empresas. Si tiramos la mirada sobre PDVSA, encontraremos que hoy, luego de Chávez y Maduro, somos más dependientes del petróleo que en el pasado.

Los salarios de un petrolero, son igual de miserables a los salarios de un trabajador de las básicas. Las ruinas en las que se encuentran ambos tipos de empresas: básicas y PDVSA, son solo comparables a las ruinas en las que han sumido otra de nuestras grandes empresas: Corpoelec. Y estoy ablando de una las empresas, de las que los venezolanos nos servimos directamente y hemos visto y sufrido, como un ejército de malandros, iguanas y zamuros, la han hecho pedazos. Cabe recalcar, que al igual que en Sidor, también “gozó” de una administración militar. Pero no disimulemos. Es todo el país, el que está en ruinas.

Definitivamente los trabajadores no podemos estar de espaldas, unos a otros. Las luchas por venir debemos darlas juntos y unidos, con métodos democráticos y asamblearios que hay que rescatar. Con la organización y movilización que como sabemos, siempre dan frutos. Impongamos la autonomía e independencia de los trabajadores, respecto a los cocodrilos y burócratas de los partidos tradicionales. Impongamos la democracia desde las bases y rescatemos a los sindicatos para la lucha autónoma e independiente, por encima de los chantajes de todos aquellos que ayer y hoy, apuestan al debilitamiento de las organizaciones sindicales para destruir nuestros puestos y fuentes de trabajo.

Rescatemos los contratos colectivos elaborados por las bases, discutidos y aprobados en asambleas. Rescatemos la dignidad del salario, ante las pretensiones de bonificarnos el hambre. Detengamos la destrucción de las empresas básicas, de la rapiña y entrega a gringos y chinos, rusos y alemanes. Esos recursos son de todos los venezolanos. Enfrentemos el decreto 2.248, y la entrega de los recursos forestales y mineros del Arco del Orinoco.

Los trabajadores petroleros y los de las básicas, como cualquier trabajador del país, no mendigan el salario. No piden nada que no les pertenezca. Eso es lo que explica el gran malestar que hoy llevan en el alma los sidoristas, al ser nuevamente traicionados por esa burocracia sátrapa, hermanada con Justo Noguera. De igual forma es lo que exigen los petroleros. ¿Porque me centro en el contrato y los derechos laborales? Porque no hay forma de defender a las empresas básicas, si no arrancamos desde ahora por la lucha del contrato y el rescate de los sindicatos. Así, como hay que sacar a Meléndez, de las instalaciones de Sidor, hay que sacar a Will Rangel de las instalaciones de PDVSA.

El gobierno de Maduro pretende que todos los venezolanos, trabajemos para el gobierno y las transnacionales chinas. Eso es lo que se desprende de sus acuerdos con ese país, y de las entregas petroleras, a cambio de los recursos financieros del Fondo Chino, del desfalco de recursos, por más de 450 mil millones de dólares de los que el gobierno no responde y esconde en los paraísos fiscales. Recurre al Fondo Chino, como a la entrega del Arco Minero, por la caída de los precios del petróleo. Sin embargo, al país entraron más de 890 mil millones de dólares, de los que sin presentar ninguna explicación desaparecen más de la mitad, ante la miseria y el hambre de los trabajadores y el pueblo venezolano.

Lo que presenta Carlos Galindo, cuando afirma: “lo más grave que de no subir los precios del petróleo a corto plazo se le suma a este problema el endeudamiento con china, por lo que urge recuperar estas empresas”: se puede ver como una alarma. Los trabajadores, no podemos esperar nada bueno de este gobierno. Menos podemos amarrar nuestros destinos a la suerte de la subida y caída de los precios del petróleo. Y el gobierno pretende que así sea, por la vía del terror, y el dominio sindical. La única salida está en manos de los trabajadores. Pero aún más, no solo se trata de las básicas. Tenemos que recuperar el país.

Esto naturalmente nos obliga a activarnos de cara a todos los trabajadores.

Por eso, ante la dirigencia entregada al gobierno, Galindo, se planta de la siguiente manera: “nos estamos quedando sin nuestras empresas y por ende (..) nuestros puestos de trabajo ”, (…) “es que acaso no es el empleo el principal de nuestros beneficios, porque no defenderlo, pues esa es la mayor deuda de la dirigencia sindical”.

En la actualidad, hemos visto como la moral de la dirigencia del partido de gobierno, no se compadece con la defensa de los puestos de trabajo. El ministerio del Trabaja, las inspectorías, los sindicatos y el gobierno representan una unidad en contra de los trabajadores. Estados como Bolívar, Aragua y Carabobo, se han convertido en espeluznantes ejemplos de la entrega de las luchas de los trabajadores. Las traiciones que en el pasado hicieran en esos estados AD-Copey, hoy se pueden multiplicar por mil en las manos de la dirigencia del PSUV. En las ciudades de estos estados se concentran el rosario de sicariato, contratos desconocidos, trabajadores detenidos, despedidos y maltratados, la imposición de casa por cárcel y cárcel “porque así lo quiero”, la supresión de libertades democráticas y de organizaciones sindicales, el robo y desconocimiento de pasivos laborales y conquistas contractuales. En fin, en todo el país se violan y desconocen los derechos y conquistas sindicales al exabrupto de que este gobierno es un baluarte en el desconocimiento y violación de la LOTTT.

El más reciente ejemplo, lo vimos en Guayana de voz del presidente Maduro cuando autorizó la discusión del contrato de Sidor, ante un sindicato ultra vencido, rechazado por sus bases, y al que los sidoristas le exigen elecciones, y el rescate del HCM. Otro es el caso del ferrominero Rodney Álvarez, que lleva más de cinco años presos, por un crimen que no cometió, o el caso de los compañeros sidoristas a los que se les arrancaron, ocho meses de sus vidas en las cárceles, acusados de portar armas largas.

Carlos no pierde la razón cuando nos afirma que: “los dirigentes han desviado el norte de la lucha de clases y se han adoctrinado en partidos políticos anteponiendo los intereses partidistas por encima de los intereses del obrero, unos en el partido de gobierno PSUV y otros en el de oposición la MUD, y aun cuando es un derecho constitucional militar en el partido de su preferencia eso se le respeta, pero es una obligación defender los intereses de la masa trabajadora y eso debe estar por encima de cualquier otro interés”.

Este es parte del diagnóstico de la situación de los trabajadores. Reconozco que aun a las diferencias de matices, y otras más profundas existen compañeros que son honestos luchadores. Y es con ellos con los que debemos trazar la unidad para rescatar al movimiento sindical, e imponer la unidad de la clase, en defensa de nuestros intereses. Esa tarea es dura y larga, pero es lo que hay que hacer.

Después de 18 años hay compañeros que se preguntan: ¿No corresponde al Estado investigar, detener y someter a los sicarios del movimiento de los trabajadores? ¿No corresponde al Estado, investigar detener, y someter a los elementos de la corrupción? ¿No corresponde al Estado, el cumplimiento de nuestros derechos violados, por burócratas, patronos públicos y privados?

Y está claro que nada de esto lo hace. Es evidente la hermandad entre: burócratas, patronos públicos y privados, ante el avance de las luchas y exigencias de los trabajadores. Más allá de que ellos expresen diferencias políticas, hasta el término de la lucha por el poder, entre la MUD y el PSUV, ellos suelen estar unidos ante el avance de las luchas de los trabajadores.

Ni a la MUD, ni al PSUV, les interesan los trabajadores. Hemos sido el objeto de sus engaños, búsquedas y ambiciones políticas. El objeto de su clientela en la permanencia del poder.

¿Hasta cuándo los trabajadores irán detrás de empresarios rojos, blancos o amarillos, cuando les toca crear sus propios destinos?. Los trabajadores, son la fuerza laboral creadora de riquezas, el motor del país y de las básicas. Es necesario crear y contar con sus propias organizaciones, políticas y propuestas.

Por eso será objeto de debate el llamado final de Carlos, al rescate de las empresas de Guayana, cuando solicita: “poner las manos a las obras y para esto nos necesitamos todos, comenzando por el trabajador, el gobierno, empresarios, dirigencia sindical y la comunidad en general así que no olvidemos que seguimos siendo Guayana”.

Ese llamado será parte de la realidad, porque así lo impone la lógica capitalista, y hay dirigentes sindicales y trabajadores que hacen eco de ellas. Es decir, la realidad, puede imponer que “el trabajador, el gobierno, empresarios, dirigencia sindical y la comunidad en general”, (…) en un Frente Nacional asuman las tareas de reconstrucción del país y las empresas básicas.

Lo que no puede quedar al albedrío del capital es que los trabajadores acudamos sumisos, sin propuesta, sacrificando una vez más nuestros intereses, en aras de un porvenir que nos dicten la lógica de los empresarios o del gobierno, en rescatar unas empresas que ellos mismos han hecho todo por vender, revender, quebrar, rematar y dentro de ellas, los trabajadores, como masa inerte, y parte de la infraestructura. No. Rotundamente no. Sidor, fue reconvertida durante el gobierno de Lusinchi, rematada por Caldera (1997) y mal comprada por Chávez (2007).

Es aquí, donde creo necesaria la reflexión y el debate. ¿Los trabajadores debemos o no ser dueños de nuestros destinos? Claridad en este punto es fundamental para definir cuál va hacer el papel de los trabajadores en la lucha por rescatar al país, por definir cómo y para que rescatar las empresas básicas. Y no se trata de un debate estéril. Se trata de no volver a poner el lomo para que otra vez caminen por sobre los hombros de los trabajadores, los empresarios y burócratas de la MUD o del PSUV y el gobierno.

Ya ellos saben a quienes van acudir, en solicitud de préstamos. Unos al FMI y otros al Fondo Chino. Nosotros a nuestras fuerzas, para defender nuestros intereses e imponer una visión elaborada por los trabajadores. Eso va por la defensa de los sindicatos como herramientas de lucha de los derechos laborales, pero aun va más allá. Es necesario entender que los únicos que no hemos hecho gobierno somos los trabajadores. Es necesario recurrir a nuestras fuerzas, estudiar la posibilidad de romper ya ésta diatriba e imponer un discurso que sea genuinamente de los trabajadores.

La dirigencia de Alcasa, los reconozco como un punto importante en la lucha por autonomía e independencia en el discurso sindical en la región. Creo que es necesario hacer un debate amplio, democrático que incorpore estos aspectos, los expuestos en tu trabajo y los de aquel que quiera participar, si es posible públicamente, en Guayana y el país, impulsado por el ánimo sano de buscar claridad y acuerdos de unidad en las luchas entre los trabajadores y por la autonomía de los sindicatos y por la construcción de una herramienta política de los trabajadores.

Armando Guerra. 

21.03.2017.

(*) Integrante del Partido Socialismo y Libertad PSL y la Corriente Clasista Unitaria y Revolucionaria y Autónoma Ccura 

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