miércoles, 20 de enero de 2016
Sobre nuestro rostro
Por Luis Fuenmayor Toro
Propongo que exhumemos los restos de Chávez y le apliquemos el mismo método utilizado con los restos del Libertador, para saber cómo era su rostro. Es que se me olvidó cómo lucía y quiero saberlo. Algo en su cráneo hará aparecer la verruga. No creo en esas fotos, pinturas, filmaciones, videos, esculturas, que hay a montón por ahí; sólo creeré en la imagen que resulte de esa técnica científica avanzada aplicada por un “experto”, utilizando el cráneo del ex presidente. Pero antes habría que hacerle una prueba de ADN y estudio de la dentadura a los restos, para estar seguro que son de Chávez.
Debemos aplicarle la misma técnica usada por los genios chavecistas con los restos de Bolívar, para saber cómo eran los rostros de Caldera, Luis Herrera, Carlos Andrés Pérez, Betancourt, Leoni, Pérez Jiménez, Sanabria. Las múltiples fotos, videos, filmaciones, pinturas, caricaturas y las imágenes que muchos tenemos en nuestras mentes no sirven para nada. Presentemos esa técnica y al experto mafioso que se prestó, por unos cuántos dólares, para hacer la falsificación del rostro del Libertador, a los gobiernos de todos los países del mundo a objeto de que sepan cómo eran los semblantes de sus presidentes, reyes, dictadores, líderes… Así se conocerá el verdadero rostro de Lenin, Kennedy, Nixon, De Gaulle, Franco, Gadafi, Mao, Mandela y muchos otros.
Con esa técnica y ese “experto” cobrador de dólares a gobiernos ignorantes, por fin sabremos cómo eran realmente Jorge Negrete, Pedro Infante, Carlos Gardel, John Wayne, a quienes hemos visto en películas pero no sabemos cómo eran sus rostros, pues actuaban con la cara con la que vinieron al mundo y no con una cara hecha con la “técnica científica” que defienden Maduro y los diputados chavecistas. ¿A quién se le ocurre ocultar su verdadera cara presentándose en el cine con la que les dieron sus padres en el acto de la concepción y no con la deducida tecnológicamente? Ah… Otro rostro que descubriremos es el de Michael Jackson, quien estuvo buscando por años el verdadero color de su piel, pues no conocía la técnica científico chaveca; si la hubiera conocido, se hubiera suicidado para que de su cráneo se hiciera la deducción.
Como a mi esposa, hijos, nietos, hermanos y sobrinos, quizás les agradaría saber cómo era realmente mi rostro, los autorizo para que luego de muerto, le hagan a mi cráneo todos los procedimientos que este famosísimo experto, de nacionalidad gallega según Ramos Allup, le hizo al cráneo del Libertador. Así sabrán cómo era mi semblante. Lamento que no lo hayamos compartido en vida, pero es que no sabíamos lo que el genio de Chávez, con esa claridad innata, avizoró respecto a este tema. Si la curiosidad me invade, a lo mejor agarro unas de esas radiografías de cráneo que tengo por allí y las mando, para ver si con ellas basta para decirme cómo soy, sin tener que recurrir a métodos letales.
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