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lunes, 2 de febrero de 2015

PDVSA y la Práctica del “Fracking” en Lutitas

El “fracking” tiene el potencial de generar un impacto ambiental desfavorable, habiendo creado una profunda controversia al incluir riesgos como contaminación de mantos acuíferos, degradación de la calidad del aire, contaminación sónica y posible desestabilización de sellos en el subsuelo que podrían desatar mayor potencial contaminante.

Las empresas multinacionales de servicio son, a la postre, los verdaderos y únicos ganadores del bot
Einstein Millán Arcia
Soberania

En días recientes han proliferado diversas acciones legales promovidas en distintos estados de los EEUU, entre ellos California, Colorado, Ohio, Nueva York y Texas, en contra del “multistage fracking”. Las comunidades norteamericanas están activamente cerrando filas en contra de la manera en que ha sido llevada esta práctica en el último lustro, por considerarla poco amigable y peligrosa, que atenta contra el medio ambiente, la salud y la comunidad[1].


Estas acciones legales en contra del uso de las técnicas más recientes del fracturamiento hidráulico (fracking), dan inicio a lo que se cree será una escalada de acciones legales en contra de la manera irracional en la que esta siendo llevada a cabo esta práctica hoy día, la cual dista mucho de la noción convencional conocida previamente en Venezuela y el mundo.

El “fracturamiento” convencional tuvo su primera aplicación comercial en el año 1950 y fue conocida en Venezuela de inicios a mediados de los 60. En el norte de Monagas fue extensamente aplicada en los años 90, siendo cómplice silenciosa de la comunicación mecánica entre arenas, la pérdida de un sin número de pozos duales y el drenaje mil millonario de divisas en la antigua PDVSA a través e bien conocidas empresas de servicio. Estas empresas multinacionales de servicio son, a la postre, los verdaderos y únicos ganadores del botín. De hecho, ya hoy día con la notable reducción de la actividad de perforación en los EEUU, las empresas Schlumberger y Halliburton han ya anunciado varios miles de despidos.

La manera en la que es llevada a cabo actualmente el “fracking”, dista mucho en intensidad, alcance y por ende en sus consecuencias de la técnica convencional aplicada previamente en clásticos (areniscas). Se trata del nivel, ímpetu, magnitud y concentración de energía desatada y proyectada para poder acceder al hidrocarburo allí contenido y promover su desplazamiento hacia los pozos y de allí a la superficie. Una aplicación más intrusiva e invasiva que aquella usada en el caso de areniscas o formaciones más convencionales que las “lutiticas”, por aquello de la magnitud de la fuerza necesaria para iniciar y propagar múltiples zonas de fracturas a lo largo de un mismo pozo horizontal o altamente inclinado. Es en esencia la concentración de un esfuerzo masivo y significativo ejercido contra una misma formación desde múltiples planos a lo largo de un mismo pozo.

Por otro lado, algunos simpatizantes del “fracking” intentan alimentar la noción que es solo agua el medio de acarreo, cuando en realidad contiene una serie de elementos y aditivos químicos disueltos y muchos de ellos desconocidos por sus usuarios finales, necesarios para estabilizar y conducir las mezclas a través del pozo y hacia la formación durante estas operaciones. Muchos de estos elementos y compuestos en realidad no son totalmente biodegradables, promueven reacciones secundarias y hasta terciarias con el medio poroso y sus fluidos nativos.

Recientemente han salido a flote diversas sanciones legales y prohibiciones ejercidas en contra del fracturamiento hidráulico (fracking), pareciendo multiplicarse en varias localidades de los EEUU. En Noviembre de 2014, el poblado de Denton, Texas votó masivamente aprobando la primera prohibición en contra del “fracking”. La ordenanza aprobada cubre los nuevos pozos y los nuevos desarrollos. Texas es quizá el estado con mayor producción de hidrocarburo en lutitas (shale) junto a North Dakota, dejando sentado con esta acción un precedente importante sobre el despertar y el nivel de concientización alcanzado en sectores populares de la población norteamericana, sobre los peligros derivados de la manera irracional en que está siendo llevada esta técnica. La reacción popular fue impulsada por revelaciones recientes de septiembre 2014, que sugieren que 30% de los acuíferos superiores a las lutitas Barnett contienen niveles elevados de arsénico, uno de los elementos químicos más tóxicos y nocivos de la naturaleza, que puede ser fácilmente absorbido por el ser humano en sus diversas formas.

Más recientemente, el gobierno escocés[2] ha anuncio la prohibición indefinida sobre la practica del “fracking” por los grandes riesgos involucrados.

En general, el “fracking” tiene el potencial de generar un impacto ambiental desfavorable, habiendo creado una profunda controversia al incluir riesgos como contaminación de mantos acuíferos, degradación de la calidad del aire, contaminación sónica y posible desestabilización de sellos en el subsuelo que podrían desatar mayor potencial contaminante. Sobre este último punto, algunos expertos están actualmente investigando de cerca, las causas de una serie de movimientos sísmicos detectados en Ohio y Oklahoma, en zonas donde se estaban llevando a cabo concurrentemente operaciones de “fracking”.

Otro aspecto importante lo constituye la posible contaminación de mantos de agua ubicados a menudo superadyacente a la capa de lutitas (shale) a fracturar, por migración de gas “termogénico”, predominantemente metano. El metano “termogénico” ocurre normalmente como resultado de la acción de presión y temperatura sobre organismos entrampados por millones de años a grandes profundidades. A diferencia de lo anterior, el gas “biogénico”, es producto de la descomposición orgánica primaria y es encontrado normalmente a profundidades más someras. Ambos gases tienen distinta señal isotópica y por ende pueden ser fácilmente diferenciados. El gas que se desprende de las arcillas como resultado del “fracking” es predominantemente “termogénico”, a juzgar por los análisis isotópicos disponibles. En un estudio reciente fue comprobada la presencia de contaminación por metano “termogénico” en las fuentes de agua potable tanto en Pensilvania como en el norte de Nueva York, posiblemente atribuibles al “fracking”.

Otra fuente de contaminación la constituyen los fluidos utilizados durante las operaciones de “fracking”. Estos fluidos conducidos a través del pozo hacia la formación durante una operación de “fracking”, contienen además de agua, una extensa gama de aditivos necesarios para acarrear el material de sostén y facilitar la operación entre otros fines. Adicionalmente estos aditivos son requeridos para reducir los niveles de fricción desarrollados y necesarios para poder iniciar y propagar las fracturas en el medio lutitico. Entre los aditivos incluidos en la dieta estarían entre otros los siguientes:
Biocidas para prever el crecimiento micro orgánico.
Agentes para prever corrosión en los tubulares.
Ácidos para remover restos de lodo tanto en el pozo como en las cercanías y radio de drenaje del mismo.

 
Un sin número de elementos químicos no conocidos.

Los fluidos utilizados durante las operaciones de “fracking” pueden llegar a poseer entre 40 y 700 componentes químicos diferentes. La composición precisa es normalmente difícil de obtener, ya que las empresas de servicio no dan acceso a la misma, apelando al secreto industrial. De acuerdo al “Bureau d’audiences publiques sur l’environment” se han detectado potentes agentes cancerígenos en “Utica Shales” producto de estas operaciones, siendo identificados y examinados un total de 750 elementos químicos diferentes. Los más ampliamente usados fueron identificados como: 

 
Metanol
Isopropyl alcohol
2-butoxyethanol
Ethylene glycol

El reporte identificó nada menos que 29 elementos químicos conocidos por poseer elevado potencial de riesgo para los humanos, aparte de un elevado poder contaminante para humanos, acuíferos y la atmosfera, como lo es por ejemplo el caso del “Benceno”.

Afortunadamente para Venezuela, PDVSA no requiere en estos momentos enfocar su atención en hidrocarburos en lutitas, ya que su base de recursos incluye activos mas amigables, mas benévolos, comparativamente de bajo costo unitario y menor costo marginal, en el cual debe poner toda su atención de manera de fortalecer su posición relativa frente a los operadores de activos no convencionales, hoy por hoy en franco repliegue y deterioro.

De hecho, mucho de los países productores de la región MENA han podido palear la coyuntura actual de precios y mercados debido a la combinación y simbiosis de tres factores fundamentales: una economía previsiva y proactiva que mira hacia adentro, una flexibilidad operativa y capacidad de adaptación estratégica de su industria, y un portafolio de negocios de bajo costo unitario. Venezuela solía poseer en cierta medida hasta el 2005 el segundo y tercer elemento. Desafortunadamente para el país, desde la caída del General Marcos Pérez Jiménez Venezuela no ha vuelto a tener presente el primero de ellos.



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Referencias:

[1] Ver: http://www.foodandwaterwatch.org/water/fracking/anti-fracking-map/local-action-documents/

[2] Ver: http://thinkprogress.org/climate/2015/01/28/3616690/scotland-bans-fracking/

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