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martes, 18 de noviembre de 2014

Polémica: La proporcionalidad y “Podemos”

Luis Fuenmayor Toro



El partido “Podemos” de España, catalogado como de izquierda por la prensa, sin que sepamos exactamente qué quieren decir con esa afirmación, fue organizado a comienzos de este año y hoy encabeza las encuetas en intención de voto en España. La prensa le ha dado un gran centimetraje a Podemos y a su líder Pablo Iglesias desde que, en mayo pasado, a sólo 3 meses de su nacimiento, obtuvieran 5 diputados en el Parlamento europeo, quedando en cuarto lugar, por debajo del Partido Popular (16 diputados), del PSOES (14 diputados) y de “Izquierda Plural” (6 diputados), la cual, a pesar de llamarse de izquierda, ha sido mucho menos publicitada que Podemos, situación que algo debe significar, pues las transnacionales de la comunicación no hacen nada con carácter gratuito y sus intereses están con los más poderosos intereses del mundo.

Venezuela no ha quedado al margen de las celebraciones por los éxitos de Podemos, sobre todo en el sector oficial, que se ha mostrado muy complacido posiblemente por tratarse de la misma “izquierda”, además de haber contribuido financieramente con su campaña electoral. Lo que nadie dice, ni la MUD, ni el MID y mucho menos el PSUV y el Gobierno, es que los resultados positivos de Podemos y de las fuerzas minoritarias (ocho favorecidas en total) se deben a la existencia de la proporcionalidad en las elecciones del Parlamento Europeo. En estas elecciones, los partidos políticos obtienen un número de diputados que es totalmente proporcional a los votos obtenidos. Podemos obtuvo el 7,98 por ciento de los votos, por lo que le correspondieron 5 diputados.


En Venezuela, Podemos y el resto de grupos minoritarios no habrían logrado ningún diputado, pues el sistema electoral mayoritario sólo da representación a los dos primeros y el resto quedaría excluido. Y el problema no sólo es que quedan partidos y líderes sin llegar al parlamento, a pesar de tener una votación suficiente, sino que una gran cantidad de votantes, de venezolanos con todos sus derechos, cuyos votos garantizarían una representación si se cumpliera la Constitución de 1999, no estarán representados en los cuerpos deliberantes (Asamblea, concejos municipales y legislativos) porque el sistema mayoritario se los impide, les secuestra ese derecho y los transforma en marginados políticos en un régimen que habla de democracia participativa y protagónica.

De esta aberración, que viola el artículo 63 constitucional, son conscientes el Gobierno y los opositores de la MUD. Callan porque están de acuerdo con una situación que los favorece al ser sólo ellos quienes actúan en el escenario gubernamental venezolano. Pero el Gobierno puede ser sorprendido si estos opositores llegaren a ganar las próximas elecciones y la Asamblea Nacional resultare mayoritariamente en sus manos como hoy es mayoritariamente gubernamental. La proporcionalidad evitaría esas diferencias abismales.


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