Titulares

Titulares

Vistas de página en total

lunes, 28 de mayo de 2012

DDHH e independencia

Rafael Uzcátegui (*)

El pasado 11 de mayo se divulgó la polémica que mantenían dos conocidos argentinos por su labor en defensa de los derechos humanos en su país. Por un lado Osvaldo Bayer, historiador y periodista, autor de libros como “La Patagonia Rebelde” –llevada posteriormente al cine-, “Exilio”, “Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia”, entre otros; perseguido y exiliado entre los años 1975 y 1983. Por el otro Hebe de Bonafini, madre de dos hijos desaparecidos por la dictadura, fundadora y presidenta desde 1979 de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, símbolo de la lucha contra la dictadura en el país austral. Ambos se definen como socialistas.

En una entrevista concedida para la revista Sudestada, Bayer se sumó a quienes cuestionan a Bonafini por su excesiva cercanía al gobierno de los Kirchner: “Los organismos de derechos humanos tienen que mantener esa línea de independencia. Y Hebe llevó a la perdición a las Madres cuando las hizo oficialistas. Los organismos de DDHH tienen que mantenerse sin intervenir políticamente, y criticar y defender los derechos de todos. Me dio mucha pena, porque de algún modo perdió el brillo histórico que tenían las Madres por esto”. El historiador recordó el momento en que las aguas se dividieron para quienes hasta ayer hacían causa común por los derechos humanos –Las Madres crearon un café literario con su nombre-: "La que se enojó a muerte fue Hebe porque critiqué al Gobierno. En –el programa- 6,7,8 dije las cosas buenas y las malas porque es la realidad. Realmente hay que sufrir cuando uno ve a los pibitos desnutridos o la gente vendiendo trapos en las calles y los cagan a palos (...) Y a Hebe no le podés hablar mal del Gobierno. Entonces, me llamó y me dijo: ´Cómo podés decir eso de las villas miseria. Esa gente está porque le gusta vivir ahí´. Le respondí: ´No Hebe, no podés decir eso´. Me colgó el teléfono y nunca más me dio pelota", relató Bayer. La respuesta pública de Bonafini fue rabiosa. Además de mandar una réplica a la revista en un discurso público se burló de la vida del historiador llamándolo “Gorila”, que en venezolano es lo más parecido a llamarlo “escuálido”: “Él seguirá siendo gorila porque es de una clase que no soporta a los pobres”.

La discusión sobre la pérdida de independencia de organizaciones de derechos humanos frente a gobiernos “progresistas” es pertinente para toda la región. Situaciones similares pueden encontrarse en Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde los gobiernos han institucionalizado algunos de sus voceros y demandas históricas y, por contraparte, han criminalizado al resto. Bayer tiene razón cuando alude a que estas organizaciones tienen unos valores que defender, cualquiera sea el gobierno de turno. Nosotros agregamos que los activistas deben de estar, siempre, al lado de las víctimas y nunca de parte de los victimarios. Y, aunque no les guste a algunos, los violadores de DDHH ejercen funciones de gobierno.  @

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones