Por: Miguel Angel
Hernández*
Atalaya
Revolucionaria
Hemos dicho
anteriormente que el gobierno de Chávez está sumido en una profunda crisis, que
se expresa en distintos aspectos, uno de ellos, sin duda, es el económico. A
primera vista, el gobierno pareciera ser una nave al garete en este ámbito,
pero una mirada más detenida evidencia que si algo tiene claro en este terreno
es descargar la crisis sobre los hombros de los trabajadores.
En el 2009,
ante los embates de la crisis económica en Estados Unidos, el gobierno se quitó
la máscara y aplicó un plan de ajuste con devaluaciones, aumento del IVA,
congelamiento de los contratos colectivos, liberación de los precios de los
alimentos, bajando las regalías de las transnacionales petroleras, y otras
medidas regresivas que buscaban hacer pagar la crisis capitalista a los
trabajadores. Hoy, sin una política clara y definida, deambula defensivamente,
recluido casi exclusivamente en la muy publicitada Misión Vivienda, como único
argumento de cara a las elecciones del 2012.
Hace rato
que el gabinete económico fue vencido por la inflación, la cual se ubicó en
18,6% al concluir los primeros 8 meses del año, haciendo de Venezuela el país
con la inflación más alta de América Latina. El fantasma del desabastecimiento
sigue rondando los anaqueles de bodegas y supermercados, mientras que el país
se sumerge en un mar de importaciones, haciéndolo más vulnerable y dependiente
del petróleo, de cuya exportación se obtienen hoy 95 de cada 100 dólares que
ingresan al país, contra 68 que entraban a las arcas del tesoro en 1998, año
del triunfo electoral de Chávez.
Sin duda, el
tema económico va a estar cada vez más en el tapete del debate nacional. Tanto
por la proximidad de las elecciones presidenciales, como por el impacto
negativo que necesariamente tendrá la crisis del capitalismo mundial sobre
nuestra economía. Ante esto, los trabajadores y el pueblo debemos estar atentos
para levantar nuestra voz, y presentarle al país una alternativa política y
económica, que nos saque de las profundidades en las que nos ha hundido la
continuidad de un modelo capitalista extremadamente dependiente.
En ese
marco, el informe del BCV presentado recientemente pone al descubierto la
verdadera faz de un gobierno que se autotitula rimbombantemente socialista,
pero que en realidad favorece a los sectores más poderosos del capitalismo,
mientras arruina el bolsillo de las grandes mayorías populares.
Ciertamente,
las Misiones tuvieron un impacto positivo en la situación social de millones de
personas pertenecientes a los sectores más pobres del país. Puestas en práctica
a partir del 2003, gracias al triunfo de la movilización popular contra el
golpe y el paro sabotaje petrolero, fueron presentadas como medidas
transitorias mientras se acometían transformaciones estructurales en el Estado
venezolano, y en virtud de ello se constituyeron en una esperanza de redención
social para el pueblo venezolano. No obstante, casi una década después, estas
se encuentran en crisis, postradas económicamente, como el mismo gobierno ha
tenido que reconocerlo para el caso de Barrio Adentro, la más emblemática de
todas. Mientras que la promesa de cambios estructurales quedó como una de las
más grandes estafas políticas que ha sufrido el pueblo venezolano en toda su
historia.
El efecto
positivo de aquellos programas sociales se ha diluido a lo largo de los años,
mientras que simultáneamente la distribución de la renta entre los patronos y
los asalariados se ha hecho más regresiva, favoreciéndose al capital en
detrimento de los trabajadores y profundizándose la desigualdad. Las cifras lo
atestiguan. En la actualidad, el 20% de los hogares más ricos se apropia del
45,56% del ingreso; 40% de los hogares más pobres se apropia del 15,1% del
ingreso, mientras que el 20% de los hogares más pobres sólo se apropia del 6,1%
del ingreso lo cual demuestra que el actual gobierno ha favorecido la
profundización de la explotación capitalista en nuestro país.
Por otra
parte, se ha profundizado la transferencia de recursos al conjunto de la
burguesía nacional. Esto se pone en evidencia en el hecho de que en la
actualidad el sector privado, incluyendo a los nuevos ricos “boliburgueses”
amparados por sus negociados con el Estado, aporta el 70% del PIB contra 30%
del sector público. En 1999, al primero correspondía un 65% y al segundo el
34,8%. Lejos de la mitología del "capitalismo de Estado" al que
supuestamente estaríamos dirigiéndonos, se ha profundizado el control de la
economía por parte de empresarios y patronos privados, y esto a pesar de que el
Estado controla la principal industria del país, la cual genera el 94% de las
exportaciones. Lo que queda claro es que esto no ha sido óbice para que en
nuestra economía capitalista el grueso de esa renta termine en manos de la
burguesía local y transnacional.
De las
distintas fracciones de la burguesía, las que más se han beneficiado de las
políticas económicas del actual gobierno son la banca (9% de crecimiento en el
pasado semestre) y el comercio importador (6,8%), de tal modo que podemos
afirmar que la gestión del presidente Chávez, más allá de la retórica
“socialista” y de los afiches del Ché en las instituciones públicas, se apoya
en las fracciones de la burguesía menos productivas y especuladoras del
capitalismo. Así como también en el sector de las telecomunicaciones, uno de
los más transnacionalizados de nuestra economía, cuyo mercado es controlado
mayoritariamente por las multinacionales Movistar (Telefónica) y Digitel (TIM).
Este sector creció 6,2% en el semestre pasado, y lleva 30 trimestres
consecutivos de crecimiento.
Otro sector
en el que se evidencia la entrega que el actual gobierno hace de nuestros
recursos, y en este caso también de la soberanía del país a las trasnacionales,
es el petrolero.
El gobierno
de Chávez, mediante un malabarismo digno de un ilusionista circense, convirtió
la entrega del petróleo a empresas extranjeras en una “nacionalización”. Si
bien ya era chucuta la nacionalización de Carlos Andrés Pérez, la cual dejaba abierta
la ventana a las multinacionales petroleras a través del artículo 5 de la Ley
de Reconversión, en el que se establecían los convenios operativos, el gobierno
de Chávez llevó la entrega de nuestra soberanía a un nuevo y vergonzoso nivel.
Mediante los
contratos que establecen las empresas mixtas, las trasnacionales que ejecutaban
los convenios operativos, por obra y gracia del "nacionalismo"
chavista, se convirtieron en socias de uno de los negocios más lucrativos de
planeta, adquiriendo el 40% de las acciones en asociación con PDVSA, e
incorporando a sus libros contables ese porcentaje de los yacimientos que
explotan.
En suma,
este gobierno ha hecho más ricos a banqueros e importadores, así como a las
transnacionales de las telecomunicaciones y petroleras, mientras castiga a los
trabajadores y el pueblo con devaluaciones monetarias, IVA, aumento de precios
de alimentos, y negándose a discutir contratos colectivos, como es el caso de
los servidores públicos, que tienen 7 años sin contrato, o a los petroleros que
les viola el 80% del convenio colectivo.
Los
empresarios nacionales y extranjeros controlan una tajada cada vez mayor de la
economía. Banqueros, importadores y boliburgueses se enriquecen, y la economía
“crece” a favor de empresarios y transnacionales. Mientras tanto, de una
Población Económicamente Activa de 13 millones, 7 millones se encuentran
desempleadas o en el sector informal; un millón y medio a penas gana salario
mínimo; 5 millones ni siquiera ganan lo suficiente para cubrir la canasta
básica.
Estas cifras
demuestran que el modelo que se ha implementado en Venezuela no es socialismo,
ni del siglo XXI ni de ningún otro siglo. La verdadera revolución está por
hacerse, y nuestro partido le plantea a las organizaciones obreras y populares un
proyecto fundamentado en la recuperación de la soberanía petrolera, que incluye
el establecimiento de un salario mínimo igual a la canasta básica y una escala
móvil de salarios, así como la reactivación de las industrias básicas y las
cementeras bajo control democrático de los trabajadores, entre otras medidas
urgentes.
*Secretario
general de la Unidad Socialista de Izquierda
- Contácto:
Usi_venezuela@yahoo.com
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