Por: Vicente
Voix (ALAI)
Sobran
alimentos pero los acaparan las transnacionales
Por: Vicent Boix
Antecedentes
Un accidente
nuclear, unos bombardeos de la OTAN y un Bin Laden después, y sigue subiendo el
número de hambrientos. De hecho, desde el verano pasado los precios de los alimentos
no han dejado de crecer hasta alcanzar valores récord en 2011.
El punto de
ignición se originó con la disminución de las cosechas de cereales en algunos
países exportadores, que se transformó en una reducción de la oferta que
espoleó el incremento de los precios. Para garantizar su propio abastecimiento
y poder defenderse del aumento, estas naciones limitaron sus exportaciones lo
que constriñó más aún la oferta generando más tensión y alzas en el mercado, a
la vez que el caos se iba expandiendo a otros alimentos.
Los primeros
balances sociales consecuencia del terremoto de precios de los alimentos los
dio a conocer el Banco Mundial a mediados de febrero, anunciando que durante
este año el número de hambrientos podría crecer en 75 millones hasta oscilar
los 1000 millones, a la vez que aumentaría en 44 millones el número de pobres
extremos.[1]
De esta forma
se arriesga gravemente el primero de los Objetivos del Milenio, que se
compromete a reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas. El presente
y el futuro no invitan al optimismo. Datos del “Índice para los Precios de los
Alimentos”, que calcula la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), muestran que durante el mes de febrero se
alcanzó el record en los precios, aparte de constituir el octavo mes seguido
con una tendencia claramente alcista.[2] Los últimos índices de marzo y abril
mantienen la dinámica y perpetúan esta agónica situación, porque a pesar de la
ligera reducción en los precios, éstos siguen un 36% más inflados respecto a
los valores de hace un año.[3]
Dos lógicas
opuestas para diagnosticar un mismo problema
A efectos de
este artículo, la cadena comercial alimentaria se podría dividir en tres
eslabones. El primero lo componen los países exportadores; que comercian sus
cosechas en el mercado internacional que es el segundo eslabón; para que puedan
ser adquiridos por las naciones importadoras que conformarían el tercero.
Una vez hecho
este matiz decir que la primera de las lógicas se denominará “humana”, porque
antepone el estómago de las personas que debería prevalecer a cualquier otra
premisa. La segunda es la “lógica del mercado” y es la que imponen con calzador
los poderosos y sus políticos. Para ésta el centro del universo es el mercado,
que debe ser totalmente libre de ataduras y obstáculos porque se basa en el
principio metafísico de que el mercado es capaz de autorregularse, o como se
dice metafóricamente, existe una especie de mano invisible que repartirá el
pastel de forma justa y equitativa.
Para la “lógica
humana” -defendida por el que escribe- el problema de la crisis de los precios
tiene su origen en “manos visibles” del mercado cuyas operaciones bursátiles,
sin ser armadas, son socialmente más criminales que las bombas del cadáver Bin
Laden; por tanto, las soluciones deben encaminarse a frenar los abusos de este
mortífero segundo eslabón de la cadena. Para la otra lógica, el mercado es un
ente intocable que por dogma de fe debe ser libre a cualquier precio. Los
idealistas creen las propiedades sobrenaturales de su autorregulación
filantrópica, mientras que para los pragmáticos el mercado es una manera de
forrarse y por eso no quieren regulación, salvo cuando les interesa para
lucrarse más si cabe. Bajo la “lógica del mercado”, que es la que se ha
impuesto, la causa del incremento de precios tiene su origen en los países
exportadores e importadores (eslabones primero y tercero), es decir, en la
humanidad misma.
Mito 1: Existe
un desequilibro entre la oferta y la demanda de alimentos
O dicho de otra
manera, el problema es que el primer eslabón de la cadena produce menos
alimentos y el tercero consume más. Por el contrario, el papel del segundo
eslabón (mercado) se ciñe a fijar inocente, salomónica y mecánicamente unos
precios que en este caso son elevados porque la oferta de cereales es menor a
la demanda.
Con datos de la
FAO de este mes de mayo, para este ciclo 2010-2011 se prevé que el balance
mundial entre la producción y el consumo de cereales arroje un déficit de 43,1
millones de toneladas. Pero las reservas, que oscilan los 483 millones,
permiten hacer frente 11 veces al déficit estimado.[4] Durante varios años en
la última década fue peor la relación entre producción, consumo y reservas,
pero nunca los precios ascendieron tanto como ahora o 2008. En 2003-2004 las
reservas sólo cubrían 6 veces el déficit existente en aquel momento y los
precios eran la mitad que ahora.[5]
La propia FAO,
en septiembre de 2010 repartía optimismo a través de un comunicado de prensa en
el que afirmaba que “no hay indicios de una crisis alimentaria mundial” y que
“el suministro y la demanda mundial de cereales se presentan suficientemente
equilibrados (…) La previsión para la producción mundial de cereales en 2010 se
sitúa en 2 239 millones de toneladas, tan sólo un uno por ciento menor que el
pasado año y la tercera mayor registrada hasta hoy.”[6]
El discurso
sereno, paradójicamente se tornó en dramático dos meses después coincidiendo
con la edición del informe “Perspectivas Alimentarias”, en el que se informaba
de los cereales que “unos déficit imprevistos de producción debidos a fenómenos
meteorológicos influyeron negativamente en las perspectivas para el suministro
mundial de cereales…”.[7] Se cuantificaba la nueva cantidad de cereales en 2216
millones de toneladas, frente a los 2239 de septiembre.
Y es que de no
haber indicios de crisis y de un equilibrio del suministro y la demanda, en
unas pocas semanas se pasa al alarmismo por 23 millones de toneladas menos (el
1% de la producción mundial) pero ¿realmente puede este 1% provocar tal
desbarajuste?
Porque en una
resolución de febrero el Parlamente Europeo mantenía que “…en la actualidad el
suministro total mundial de alimentos no es insuficiente (…) son más bien la
inaccesibilidad de los mismos y sus elevados precios los factores que privan a
muchas personas de la seguridad alimentaria.”[8]Entonces, si la crisis no es de
escasez sino que se origina por el alza de los precios que impide la
accesibilidad a los alimentos, pero este ascenso no surge de un desequilibrio
real por una menor oferta y una mayor demanda, y si además se suma que durante
años la situación fue peor pero los precios se mantuvieron equilibrados,
entonces, indudablemente, hay un factor independiente al primer y tercer
eslabón que está distorsionando gravemente los precios, que se llama
especulación, que está incrustado en el segundo eslabón (mercado) y que según
la Eurocámara es el causante del 50% de los incrementos en los precios.
Para más
información decir que hay dos tipos de especuladores. Los fondos de inversión,
de pensiones, de cobertura, etc. que según el Observatori del Deute en la
Globalització “…compran y venden contratos de futuros esperando sacar
beneficios en cualquiera de las transacciones, independientemente de que estos
contratos se materialicen.”[9]Después están los intermediarios (destacando las
transnacionales agroexportadoras como Cargill, Monsanto, etc.) que manejan
grandes cantidades de productos como el cacao, cereales, etc. lo que les
confiere influencia en la oferta de alimentos, no dudando en almacenar grandes
cantidades para desabastecer el mercado y forzar una subida de precios. Estos
intermediarios también especulan con contratos de futuros.
Bajo la “lógica
humana” habría que actuar sobre estos elementos transgresores para evitar más
hambrientos, pero bajo la todopoderosa e imperante “lógica del mercado” debe
ser el mundo quién se amolde a sus reglas y concretamente los países del primer
eslabón que deben disponer más alimentos en el mercado en busca de su bendita
autorregulación, aunque esté infestado de especuladores, aunque caigan más
famélicos y aunque en realidad hay alimentos suficientes.
Mito 2: Los
chinos y los indios comen más y mejor
En este
supuesto son dos países del tercer eslabón quienes han desquilibrado la
balanza, aunque con cifras de la FAO de noviembre, el consumo humano de
cereales estimado para este año crecerá un 7,10% respecto a 2005 y el consumo
de cereales para piensos lo hará un 2,24%. En cuanto a la oferta, la producción
mundial de cereales prevista para 2011 será un 8,10% superior a la de 2005. Por
tanto, los incrementos en los consumos de cereales para humanos y piensos,
porcentualmente serán armónicos y proporcionales al crecimiento de la
producción, tomando como referencia datos de 2005 y 2011.
Para el ciclo
2010-2011, el volumen de cereales para consumo humano y para piensos rondará
los 1820 millones de toneladas (demanda) cuando se prevé una producción global
de 2216 millones de toneladas (oferta). Alimentando estómagos y animales de
granja sobrarían 396 millones de toneladas. El verdadero desequilibrio en la
demanda de cereales es producido por otros consumos alejados de los esófagos,
fundamentalmente agrocombustibles. Para 2011 se estima que se desviarán 433
millones de toneladas para estos usos, que respecto a 2005 supone un aumento
del 44%. Los 396 millones de toneladas sobrantes, no sólo desaparecen sino que
se genera un déficit de 37 millones.[10]
Señalar los
menús chinos e indios como posible causa de la crisis, aparte de ser
tendencioso porque difícilmente pueda justificar el tenue desequilibrio en la
demanda, tiene implícito dos mensajes subliminales hábilmente calibrados para
confundir a la ciudadanía. Primero, mientras se acuse a los estómagos chinos e
indios se librarán los especuladores y los coches europeos y norteamericanos.
Segundo, con esta premisa, el sistema económico global basado en el libre
mercado no sólo se deshace de cualquier responsabilidad por la crisis
alimentaria, sino que se apunta el tanto de haber generado riqueza y progreso
en países emergentes como China e India… que ahora comen mejor.
Mito 3: Los
países exportadores e importadores han actuado irracionalmente
Se dice esto
porque durante los primeros meses de la crisis, los primeros limitaron sus
exportaciones y los segundos compraron grandes partidas de alimentos, ambos con
el objetivo común y legítimo de poder garantizar el suministro de alimentos
para sus poblaciones. Pues bien, para algunos organismos y expertos este
comportamiento en el primer y tercer eslabón ha sido irracional, porque ha
estrangulado más la ecuación entre la oferta y la demanda.
Es curioso que
en la sociedad del supuesto comercio libre, los inversionistas -aprovechando
esa “libertad”- especulen en el mercado con total impunidad sin que nadie diga
o haga algo, mientras a ciertos estados se les critica y se les presiona cuando
libremente compran y venden en el mismo mercado. Por ejemplo la FAO, en enero
publicaba una nota de prensa en la que explicaba algunas de las actuaciones que
realizó para frenar la escalada de precios durante los meses iniciales de la
crisis en 2010. Se menciona en dicha nota que “La FAO entró en ese momento en
contacto con los diferentes países exportadores, con la intención de evitar un
fenómeno de contagio tras las restricciones a la exportación de trigo
anunciadas por Rusia. Y lo consiguió, excepto en el caso de Ucrania, país en el
que al menos logró retrasar la decisión durante varios meses.”[11]
A los países
importadores la FAO ha sugerido, a través del documento Guide for policy and
programmatic actions at country level to address high food prices, que apliquen
medidas económicas y comerciales regresivas para reducir el precio de los
alimentos en sus territorios, como por ejemplo subvenciones directas,
incentivos fiscales, reducción de impuestos como el IVA, reducción de los
aranceles, etc. La FAO, además, ha organizado seminarios para dar a conocer
estas sugerencias y considera esencial que los estados revisen sus opciones legislativas,
supuestamente para incorporar estas medidas que, van encaminadas a que las
opulentas ganancias de los inversores financieros sean costeadas por los
estados soberanos, que verán reducidos sus ingresos arriesgando la financiación
de sus programas sociales mientras incrementan su endeudamiento.[12]
No ha sido
posible localizar documento alguno en el que la FAO u otro organismo
internacional hayan cabildeado a instituciones financieras para que frenaran la
sangría especuladora.
Mito 4: Se
trata de una crisis alimentaria mundial
Llegado este
momento hay que indicar que la especulación en los mercados de futuros, por si
misma no es la causa de la crisis. Dicho de otra manera, los países que se
cultivan sus propios alimentos no tienen porque adquirirlos en el mercado. El
problema lo tienen los países que han instaurado el modelo agroexportador que
fomenta la siembra de cultivos para la exportación al supermercado global
(sobre todo los exóticos y las materias primas) en detrimento de la producción
nacional de unos alimentos que ahora obligadamente tienen que adquirir en el
segundo eslabón.
Olivier De
Schutter, relator de la ONU para el derecho a la alimentación, lo dejaba
entrever en una reciente entrevista: “Los países africanos se han beneficiado
de unas cosechas en 2010 relativamente buenas y no afrontan un riesgo inmediato
(…) Los países que importan la mayor parte de la comida que necesitan son más
vulnerables. Los menos desarrollados compran el 20% de sus alimentos, y su
factura se ha multiplicado por cinco o seis desde los años 90. Esta dependencia
de los mercados internacionales es muy peligrosa.”[13]
Ameritaría otro
artículo explicar los mecanismos que han propiciado el abandono de la soberanía
alimentaria, pero destacar que muchos organismos como el Banco Mundial
presionaron y espolearon a naciones pobres para que apostaran por la
agroexportación ahogando su propia agricultura campesina. También la
desaparición de los aranceles bajo la “lógica del mercado”, facilitó que
excedentes alimentarios subsidiados de Estados Unidos penetraran en países
pobres, aniquilando la producción local lo que derivó en una dependencia de las
importaciones. O casos como el de España, que en 2006 aprobó una reforma en la
que reducía considerablemente su producción de azúcar (500.000 toneladas de
cuota con un consumo de 1,3 millones de toneladas). El acatar la disminución en
lugar de legislar en favor de una agricultura sostenible que garantice dicho
suministro interno generando a la vez empleo y desarrollo rural, ha propiciado
que España dependa de las importaciones y de los precios internaciones.[14]
A nivel
general, la liberalización del mercado agrícola alejó a los estados de su
función tradicional de legislar según los intereses de sus poblaciones, lo que
ha provocado que la cadena alimentaria sea controlada por grandes empresas que
exprimen al agricultor hasta su desaparición. Sin éste no hay cultivos y crece
la dependencia hacia unas pocas transnacionales que manejan y especulan con el
comercio agrícola.
Por tanto la
crisis actual no se trata de un fenómeno coyuntural, sino que el escenario para
la tragedia actual, durante décadas se fue preparando en muchos países a través
de políticas liberales ortodoxas impuestas en algunos casos a través de
chantajes y conflictos armados (recuerden si no, el paquete de medidas
económicas que instauró el gobierno “amigo” de Irak tras la defenestración de
Sadam Hussein).
Mito 5: Los
agricultores salen ganando por el alza de los precios
Se cree que los
elevados precios de los alimentos repercuten positivamente en los agricultores
de países del primer eslabón, que se benefician de la situación y reciben
mejores precios por sus cosechas. Pero esto no suele ser así, porque el
principal problema que enfrenta la agricultura para la exportación es que las
diferentes fases de la cadena agroalimentaria (semillas, insumos,
intermediación, distribución, transformación, etc.) se concentran cada vez en
menos manos. Esta situación de oligopolio da fuerza a estas “manos” que
determinan las condiciones y en el caso de la intermediación y la distribución,
son éstas las que establecen los precios de compra sin que la política ponga
límite al abuso.
En España el
saqueo se visualiza en el Índice de Precios en Origen y Destino de los
Alimentos, que calculan la coordinadora agraria COAG y las organizaciones de
consumidores UCE y CEACCU. En el estudio último de abril de 2011, los cultivos,
de media, multiplicaban un 505% su valor desde el agricultor al consumidor y en
algún caso concreto se llegaba al 761%. Para COAG “Una vez más, los datos
evidencian que la distribución mueve los hilos de la cadena agroalimentaria a
su antojo, independientemente de la evolución de los precios en el campo, e
impone condiciones desde arriba para salvaguardar sus márgenes, manteniendo o
incluso elevando los precios en épocas de mayor consumo…”.[15] La situación es
tan decimonónica que los agricultores en muchos casos no negocian un precio de
venta, sino que entregan su producción y al final les abonan una pequeña migaja
que a veces no cubre ni los costos de producción.
La propia
Comisión Europea reconocía en un informe la detección de “…una serie de graves
problemas en la cadena de abastecimiento, como el abuso de poder de compra
dominante…”. Mientras el Parlamento Europeo dejaba claro en una Resolución de
febrero pasado “Que el alza de precios de los productos alimenticios no se
traduce automáticamente en un incremento de las rentas de los agricultores,
debido sobre todo a la velocidad con que aumentan los costes de los insumos agrícolas
(…) el porcentaje de la renta de los agricultores procedente de la cadena
alimentaria ha disminuido considerablemente, mientras que los beneficios de los
transformadores y los minoristas han experimentado un aumento constante…”.[16]
Mito 6: Hay que
liberalizar más los mercados agrícolas
En un artículo
publicado en enero y firmado por el ex director de la FAO, Jacques Diouf, decía
que “Las medidas sanitarias y fitosanitarias unilaterales, así como los
obstáculos técnicos al comercio, suponen un freno para las exportaciones y, en
particular, para los países en desarrollo.” y “Se debe llegar a un consenso en
las negociaciones ya demasiado largas de la Organización Mundial del Comercio
(OMC) para poner fin a la distorsión de los mercados y a las medidas comerciales
restrictivas para el comercio que agravan los desequilibrios entre la oferta y
la demanda.”[17]
Una vez más, se
parte de un desequilibrio que realmente no existe entre el primer y el tercer
eslabón, como aclara Olivier De Schutter: “Hay escasez localizada en regiones
donde las cosechas han sido bajas o que han sufrido desastres naturales o
conflictos o donde las rutas de comunicación son muy pobres. Pero producimos
suficiente para alimentar al mundo. Si los mercados funcionasen bien y la gente
tuviera la capacidad adquisitiva para comprar la comida disponible no habría
hambre. El hambre es un problema político.”[18]
Las
afirmaciones de Jacques Diouf son más graves por cuanto se apuesta, bajo la
aplastante “lógica del mercado”, por incidir en un modelo agrario basado en el
comercio libre y en la exportación (el de los tres eslabones), en detrimento de
uno que garantice la seguridad y la soberanía alimentaria de los pueblos. Con
él se fomenta entre las naciones, el abandono de su auto abastecimiento de
alimentos y la dependencia hacia el segundo eslabón (mercado) con su voracidad
y perversidad incluidas. Para los agricultores una mayor liberalización no es
provechosa, porque como se decía antes, la distribución y la intermediación
imponen los precios de compra y venta. Por tanto, por mucho que se desregule y
por muchas fronteras que se abran, al final es el intermediario quién acaba
repartiendo el pastel. De Schutter indicaba al respecto que “…ni los pequeños
agricultores se benefician siempre de los altos precios, porque están en el
eslabón de la cadena más débil, ni los consumidores de la bajada de precios
porque las empresas importadoras o los pequeños comercios no los trasladan al
mercado.”[19]
Mito 7: Hay que
aumentar la inversión y la producción
No hay una
escasez pero se busca acrecentar la producción (oferta) en el primer eslabón
para calmar el alza de precios que acaece en el segundo. Dicho gráficamente, el
lobo asaltó el gallinero y por las ventanas se echan más gallinas para saciar
su voracidad.
Pero, el
problema no es de cantidad sino de accesibilidad. No se requieren cirugías
financieras y técnicas con aparatosos postoperatorios, sino una ración de
justicia social y coherencia. Según el Parlamento Europeo “…al menos el 30 % de
todos los alimentos producidos en el mundo se despilfarra en varios puntos de
la cadena alimentaria.”[20] Se refiere a la cadena controlada por unos pocos,
en donde los alimentos recorren largas distancias para transformarse en
productos envasados que se exponen luego en un supermercado. Y es cierto que de
cara al futuro se tiene que plantear un aumento en la producción teniendo en
cuenta el incremento de la población, aunque más temprano que tarde habrá que
cuestionarse medidas controvertidas como el control de la natalidad, si no
quiere la raza humana convertirse en una plaga que arrase con el planeta.
La producción y
la inversión, per se, no son la panacea. Un incremento de ambas puede ser
positivo si el protagonista activo es el pequeño agricultor y campesino, que
genera alimentos dignamente para las comunidades locales de una forma
sostenible y accesible. Pero conforme está montado el cotarro agroexportador
bajo el libertinaje comercial, de nada sirve aumentar la inversión y la
producción si después: A- La tierra está en manos de terratenientes e
inversores que no siembran comida sino cultivos exóticos (café plátanos, etc.)
y materias primas para la exportación (algodón, soja para biodiesel, etc.). B-
No se legisla para eliminar, sino que se mantienen los engranajes que permiten
los atropellos ejercidos por los especuladores y las transnacionales que
controlan las semillas, insumos, comercialización, transformación, precios de
compra y venta, etc.
De hecho, en
una nueva vuelta de tuerca, en algunos países del sur, desde hace años ha
crecido vertiginosamente la cantidad de hectáreas acaparadas por extranjeros.
Algunos son estados soberanos que buscan su abastecimiento, pero otros son
inversores que una vez dominados los mercados, la venta de semillas e insumos,
la distribución, la comercialización, etc. ahora van a por la tierra que es lo
único que no tienen bajo sus zarpas. Y es que después del batacazo de las
“subprimes”, el negocio agrícola es una garantía como explicaba un financiero
al diario Público: “No hay prácticamente otro producto en el que invertir en
estos momentos cuya demanda real sea tan clara…”[21]Porque puede bajar la
demanda de coches o móviles, pero comer es preciso.
En esta
coyuntura los “agrinversores” no irán con pequeñeces. Sus tierras dispondrán de
regadíos modernos, tractores, transporte, buenas carreteras y no dudarán en
contaminar el medio ambiente (ajeno) con agroquímicos y cultivos transgénicos.
Abandonarán la tierra cuando acaben con su fertilidad y buscarán otras para
arrasar, como hizo con sus bananeras la United Fruit. Y nunca, absolutamente
nunca sembrarán para los pobres frijoles a diez pesos la libra, pudiendo vender
en dólares maíz para bioetanol. Sin duda más inversión y producción pero ¿quién
come?
Mito 8: Hace
falta una nueva revolución verde
A mediados del
siglo pasado la agricultura se mecanizó y se incorporaron semillas mejoradas y
productos químicos. Este proceso que facilitó un aumento de la producción se
denominó “revolución verde”, aunque no logró acabar con el hambre porque no solucionaba
el problema de la accesibilidad a los alimentos. Esta evidente contradicción no
es óbice para que algunas voces clamen ahora por una segunda “revolución verde”
que sería encabezada por las semillas transgénicas. La justificación la de
siempre: aumentar la producción para paliar el desequilibrio de la oferta y la
demanda entre el primer y tercer eslabón.
Sin embargo,
apostar por una segunda “revolución verde” sería incidir en un modelo
ecológicamente insostenible que ha contaminado al medio ambiente y las
personas. Los efectos negativos y los fracasos de los cultivos transgénicos han
sido documentados ampliamente. Actualmente sólo tienen cabida en una
agricultura industrial, mecanizada, con vocación exportadora y fuertemente
dependiente del agonizante y caro petróleo. Sin olvidar que los agroquímicos y
las semillas transgénicas forman parte del mismo “paquete tecnológico” que se
tiene que comprar, lo que amarra al agricultor a unas pocas transnacionales que
se lucran con este negocio.
En diciembre,
De Schutter publicó un informe en el que apostaba por la agroecología como un
modelo ambientalmente más sostenible y socialmente más justo. Se detallaban
experiencias de agricultores ecológicos que lograron mejores producciones que
los convencionales y se afirmaba que “…la propagación de las prácticas
agroecológicas puede aumentar al mismo tiempo la productividad agrícola y la
seguridad alimentaria, mejorar los ingresos y los medios de sustento de la
población rural y contener e invertir la tendencia a la pérdida de especies y
la erosión genética.”[22]
Son
precisamente estas bondades sociales y ambientales las que dificultarán su
propagación, ya que el modelo agroecológico cuestiona la “lógica del mercado” a
la vez que desmonta el chiringuito de los que se enriquecen con las penurias de
la mayoría. Por tanto, a seguir comiendo moscas y salvando bancos que Bin Laden
murió y estamos de fiesta.
- Vicent Boix.
es escritor, autor del libro El parque de las hamacas y responsable de Ecología
Social de Belianís. Artículo de la serie “Crisis Agroalimentaria”, ver más
aquí.
[1] http://www.europapress.es/epsocial/noticia-numero-personas-sufren-hambre-cronica-acerca-mil-millones-20110216141925.html
[2] FAO: “Dificultades en los mercados de cereales con una nueva subida de los precios” Roma, 3 de marzo de 2011.
[3] FAO: “El último Índice de precios de la FAO muestra su primer descenso en ocho meses” Roma, 7 de abril de 2011.
[4] http://www.fao.org/worldfoodsituation/wfs-home/csdb/es/
[5] http://www.elparquedelashamacas.org/html/verbo.html http://www.elparquedelashamacas.org/html/diosmercado.html
[6] FAO: “Los mercados de futuros necesitan algún tipo de regulación”Roma, 23 de junio de 2010.
[7] http://www.fao.org/docrep/013/al969s/al969s00.pdf
[8] http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2011-0006+0+DOC+XML+V0//ES&language=ES
[9] Observatori del Deute en la Globalització, Càtedra UNESCO de Sostenibilitat de la Universitat Politècnica de Catalunya y Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas: “Navegando por los meandros de la especulación alimentaria”, marzo de 2011. http://www.derechoshumanosdelcampesinado.org/es/descargas.html?func=fileinfo&id=102
[10] ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/010/ah864s/ah864s00.pdf http://www.fao.org/docrep/013/al969s/al969s00.pdf
[11] http://www.fao.org/news/story/ar/item/50269/icode/
[12] http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/ISFP/revisedISFP_guide_web.pdf y FAO: “La FAO organiza seminarios para altos funcionarios a fin de ayudar a los gobiernos a tomar decisiones normativas informadas” Roma, 8 de marzo de 2011.
[13]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[14]http://www.uniondeconsumidores.com/index.php?option=com_content&task=view&id=593&Itemid=197
[15] http://www.coag.org/?s=2&id=739cefa62ec8005d8b474e984a24df10
[16] http://www.europarl.europa.eu/RegData/seance_pleniere/textes_adoptes/provisoire/2011/02-17/0071/P7_TA-PROV%282011%290071_ES.pdf
[17] http://www.jornada.unam.mx/2011/01/30/index.php?section=opinion&article=028a1eco
[18]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[19]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[20] http://www.europarl.europa.eu/RegData/seance_pleniere/textes_adoptes/provisoire/2011/02-17/0071/P7_TA-PROV%282011%290071_ES.pdf
[21] http://www.publico.es/dinero/364865/el-hambre-de-ganancias-infla-el-precio-de-la-comida
[22] http://www.rap-al.org/index.php?seccion=&f=news_view.php&id=425
[2] FAO: “Dificultades en los mercados de cereales con una nueva subida de los precios” Roma, 3 de marzo de 2011.
[3] FAO: “El último Índice de precios de la FAO muestra su primer descenso en ocho meses” Roma, 7 de abril de 2011.
[4] http://www.fao.org/worldfoodsituation/wfs-home/csdb/es/
[5] http://www.elparquedelashamacas.org/html/verbo.html http://www.elparquedelashamacas.org/html/diosmercado.html
[6] FAO: “Los mercados de futuros necesitan algún tipo de regulación”Roma, 23 de junio de 2010.
[7] http://www.fao.org/docrep/013/al969s/al969s00.pdf
[8] http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2011-0006+0+DOC+XML+V0//ES&language=ES
[9] Observatori del Deute en la Globalització, Càtedra UNESCO de Sostenibilitat de la Universitat Politècnica de Catalunya y Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas: “Navegando por los meandros de la especulación alimentaria”, marzo de 2011. http://www.derechoshumanosdelcampesinado.org/es/descargas.html?func=fileinfo&id=102
[10] ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/010/ah864s/ah864s00.pdf http://www.fao.org/docrep/013/al969s/al969s00.pdf
[11] http://www.fao.org/news/story/ar/item/50269/icode/
[12] http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/ISFP/revisedISFP_guide_web.pdf y FAO: “La FAO organiza seminarios para altos funcionarios a fin de ayudar a los gobiernos a tomar decisiones normativas informadas” Roma, 8 de marzo de 2011.
[13]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[14]http://www.uniondeconsumidores.com/index.php?option=com_content&task=view&id=593&Itemid=197
[15] http://www.coag.org/?s=2&id=739cefa62ec8005d8b474e984a24df10
[16] http://www.europarl.europa.eu/RegData/seance_pleniere/textes_adoptes/provisoire/2011/02-17/0071/P7_TA-PROV%282011%290071_ES.pdf
[17] http://www.jornada.unam.mx/2011/01/30/index.php?section=opinion&article=028a1eco
[18]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[19]http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hambre/problema/politico/elpepuint/20110317elpepusoc_14/Tes
[20] http://www.europarl.europa.eu/RegData/seance_pleniere/textes_adoptes/provisoire/2011/02-17/0071/P7_TA-PROV%282011%290071_ES.pdf
[21] http://www.publico.es/dinero/364865/el-hambre-de-ganancias-infla-el-precio-de-la-comida
[22] http://www.rap-al.org/index.php?seccion=&f=news_view.php&id=425
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones