martes, 14 de agosto de 2018

Nicolás Maduro y su paquetazo antiobrero y antipopular. Un nuevo ataque a los salarios


Por Omar Vázquez Heredia 
Partido Socialismo y Libertad

A pesar de la ausencia parcial de información, ya es claro que las medidas económicas anunciadas por Nicolás Maduro para el 20 de agosto del 2018 son un ajuste macroeconómico antiobrero y antipopular en toda la línea, un “paquetazo”, que se resumirá en un “shock hiperinflacionario”:

1.- El establecimiento de un precio internacional para la gasolina, al tiempo que definen un subsidio directo a través del carnet de la patria. Pero la mayoría de los inscritos en el llamado sistema patria no tienen vehículos, son miembros de las clases populares. Es una medida fiscal para obtener más ingresos estatales mediante una especie de impuesto indirecto al deteriorado salario del pueblo trabajador, porque el gasto en gasolina en la distribución de mercancías, en la prestación de servicios y en la actividades cotidianas de empresarios y comerciantes lo van a trasladar a lo precios del mercado interno.


2.- El actual aumento del precio de los servicios públicos, que se va profundizar y encubrir con el uso de un nuevo cono monetario que tiene denominaciones con cantidades mayores a los precios actuales de los servicios públicos. Otra medida fiscal que busca incrementar los ingresos del Estado, con el aumento del gasto del pueblo trabajador en la reproducción de sus condiciones materiales de vida. Esto al cancelar con sus salarios montos mucho más grandes en energía eléctrica, agua, transporte, telefonía y aseo urbano. A su vez, el crecimiento de los precios de los servicios públicos va incrementar el costo de producción de las empresas y los comercios, y eso también será trasladado a los precios en el mercado interno.

3.- La derogación de la ley de ilícitos cambiarios y la creación de una cotización especial con una enorme devaluación para el dólar oficial relacionado con las remesas, reconocen la cotización del tipo de cambio paralelo como marcador del mercado interno. Eso oficializa al dólar paralelo como el indicador de la definición de los precios en el país, por lo tanto impide cualquier control estatal de los precios. Al contrario de lo supuesto por los jerarcas del chavismo, eso no va generar un ingreso o retorno de divisas al país, que provoque una ralentización de la depreciación y menos una apreciación del tipo de cambio real. Con la falta de confianza en el gobierno nacional y los precios tan bajos en dólares en el mercado interno, ningún empresario va invertir grandes cantidades de divisas en Venezuela. Menos en un país como el nuestro, donde las clases dominantes se han conformado y reproducido a partir de la apropiación de los dólares provenientes del ingreso petrolero. En medio del capitalismo venezolano, tarde o temprano, el Estado va tener que vender sus dólares en el mercado interno al tipo de cambio real. Es la única forma de suspender o ralentizar la depreciación del tipo de cambio real. Pero eso implica acabar con la autoasignación de dólares preferenciales de los jerarcas del chavismo, y ese es el nudo gordiano del capitalismo corporativista actual.

4.- El anclaje monetario del llamado bolívar soberano a la cantidad de petros, intenta reducir la emisión de dinero inorgánico, y con eso evitar la monetización del déficit fiscal (emisión de dinero por encima de las necesidades de circulación mercantil para subsanar la brecha entre ingresos y egresos estatales). Una medida abiertamente monetarista, que supone un bloqueo total o parcial de los aumentos salariales, la distribución de bonos y el crecimiento de la inversión social real. En caso de ejecutar esa medida económica, el gobierno de Nicolás Maduro no podría emitir dinero por encima de la cantidad de petros para aumentar los salarios, distribuir bonos asistenciales y abastecer a los hospitales y a los centros educativos de los insumos necesarios. Incluso desde la perspectiva capitalista del gobierno nacional, el problema es que ese anclaje monetario se realiza mediante el Petro, que no tiene ninguna confiabilidad ni una cantidad definida de modo previo, que restrinja absolutamente el tamaño de la masa monetaria (la cantidad de dinero disponible en la economía). Pero, además, el Petro es un activo que ya fracaso como criptobono, porque la extracción de petróleo tiene una tendencia totalmente decreciente. Nadie va invertir ni le va dar confiabilidad a un activo que no puede ser garantizado, en el presente caso por el saqueo de PDVSA.

5.- La exoneración del pago de aranceles a los importadores privados y de la cancelación del impuesto sobre la renta a las transnacionales petroleras. Esas medidas afectan los ingresos fiscales del Estado, en beneficio del gran capital. Supuestamente, para incrementar el abastecimiento del mercado interno venezolano y restablecer la extracción de petróleo en Venezuela. Es liberar de un gasto al gran capital para intentar que incremente su inversión en el país. Esto demuestra con claridad el carácter antiobrero y antipopular del ajuste macroeconómico de Nicolás Maduro: fracciones tradicionales de las clases dominantes dejan de coadyuvar en el sostenimiento fiscal del Estado, mientras a las clases populares con el aumento de la gasolina y de los servicios públicos se les impone más gastos en sus salarios para sostener en términos fiscales al Estado.

Estas nuevas políticas económicas de los jerarcas del chavismo van a provocar un deterioro gigantesco del ya depauperado salario del pueblo trabajador venezolano. Por eso, es cada día más importante la movilización unitaria de los trabajadores en defensa de su vida, no nos podemos dejar matar de hambre, debemos seguir luchando por salario igual a la canasta básica. Como dice el dirigente obrero petrolero José Bodas: “si los empresarios no pueden trabajar a perdida, porque los trabajadores debemos hacerlo, ganando un salario menor al costo de la vida”.

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