El pasado martes 19 de enero, se llevó a cabo una consulta convocada por la Apucv, en la misma, la mayoría de los profesores de la UCV votaron mayoritariamente por la reincorporación a clases. Para muchos docentes es evidente que se han debilitado las condiciones para mantener el paro, o la “no reincorporación a clases”, como eufemísticamente lo denominó la junta directiva de Fapuv. Y para muchos otros, las razones que motivaron la paralización de actividades docentes en nuestras universidades, siguen dramáticamente presentes.
Los salarios de todos los universitarios siguen por el suelo; el aumento logrado a través de la II Convención Colectiva es a todas luces insuficiente, muy alejado de las tablas salariales acordadas unitariamente por todas las federaciones de trabajadores universitarios, la galopante inflación ya se lo tragó. Y para colmo, la mayoría de los universitarios no recibieron a tiempo el pago de la segunda quincena de enero. Además se viene produciendo una alta deserción profesoral a nivel universitario en todo el país, producto de la destrucción salarial que ha logrado imponer el gobierno. Pero como si esto fuera poco, las condiciones materiales para el normal funcionamiento de las máximas casas de estudio del país, son sencillamente deplorables. El presupuesto es insuficiente para atender adecuadamente las providencias estudiantiles, no hay recursos para adquirir los insumos necesarios para las actividades de docencia, investigación y extensión, ni para resolver los problemas estructurales de aulas y laboratorios. Es evidente para todos los que hacemos vida en alguna de las universidades nacionales, que estas atraviesan por una de las más severas crisis que en cualquier otro momento hayan padecido.
Pero después de 4 meses de paralización de las universidades es necesario que todos los universitarios, hagamos un balance serio y desapasionado de dicha paralización, de los eventos que se produjeron durante ese periodo, y de sus resultados concretos.
Es importante que consideremos el rol jugado por las direcciones sindicales y gremiales, así como el de las organizaciones estudiantiles; y el papel asumido por las autoridades y el gobierno.
Digamos las cosas con claridad y sin complacencia: El rol nefasto de Eduardo Sánchez y Fapuv
El proyecto de contrato y la propuesta de aumento salarial fueron acordados por todas las federaciones de trabajadores universitarios.
Iniciado el proceso de discusión de la convención colectiva, los burócratas sindicales rojos rojitos, encabezados por Carlos López, Orlando Zambrano y Temístocles Figueroa, optaron por alinearse al lado del gobierno, rompiendo el acuerdo que se había logrado previamente alrededor de la propuesta contractual.
Pero el momento crítico se produjo cuando Eduardo Sánchez, proclive al chavismo, presidente de SinatraUCV y de Fetraesuv, organización que agrupa a buena parte de los empleados administrativos de las universidades, ante la segunda propuesta salarial del gobierno, rompió la unidad que se había mantenido hasta ese momento, aceptando el pírrico aumento planteado por el gobierno, que ni siquiera se aproximaba a las tablas salariales acordadas por todos, y que hasta ese momento se habían defendido unitariamente. Aquí comenzó la debacle del conflicto, ya que Sánchez fue seguido por otras federaciones. Fue así como la Fapuv quedó sola rechazando la propuesta gubernamental. No obstante, la federación que agrupa a la mayoría de los profesores universitarios, tuvo una actitud complaciente y le lavó la cara a Sánchez, justificando su posición argumentando una supuesta autonomía, en lugar de denunciarlo abiertamente como un esquirol, que se vendió por dos “lochas” al gobierno, traicionando la lucha y la unidad conseguida arduamente.
El gobierno aprovechó la inacción de Fapuv, y apostó al desgaste del conflicto
A partir de allí el conflicto entró en un marasmo. El paro de los profesores continuó pero muy aislado. Fapuv en ningún momento presentó a la base profesoral una propuesta de plan de lucha y movilización en todo el país, la única medida que podía darle al conflicto un nuevo aire. Buscando el apoyo de los estudiantes, llamándolos a incorporarse a la lucha con sus propias reivindicaciones, convocando asambleas y apoyándose en la movilización.
Fapuv no movió ni un dedo para profundizar el conflicto. Fue así como se llegó al 24 de noviembre, cuando en medio de la incertidumbre de los profesores, Fapuv y Averu se reunieron con el ministro Manuel Fernández, el cual hizo unos ofrecimientos menores y sin trascendencia en un “pre-acuerdo” que la mayoría de las juntas directivas de las asociaciones se dieron a la tarea de presentar como un “avance” orquestándose de esta manera, el levantamiento del paro de manera unilateral e inconsulta (ver http://web.laclase.info/content/ante-la-traicion-de-la-cupula-burocratica-de-la-apuc/) tan sólo una semana después que en una consulta nacional, el 90% de los profesores habían votado por mantener la medida de fuerza, y no reincorporarse, ya que no se habían alcanzado las condiciones mínimas necesarias para levantar el paro.
Fapuv desmontó el paro en conjunto con Averu, representantes locales del patrono, como parte de una estrategia política de la MUD, que en ese momento privilegiaba la participación en las elecciones parlamentarias del 6D.
Es justo reconocer que la Apucv fue una de las pocas asociaciones que se opuso a esta decisión de Fapuv. A diferencia de otras asociaciones como la de la Universidad de Carabobo, la cual, a lo largo del conflicto, jugó un rol traidor y de esquirolaje permanente.
Lo concreto es que después de 4 meses de conflicto, el paro de los profesores entró en un punto muerto. No se consiguió ni un Bolívar más o alguna otra reivindicación, salvo las contenidas en la II Convención Colectiva. Es decir, que después de todo este período de paralización de las universidades, no hubo ningún logro concreto. Nada nuevo se obtuvo, y en los profesores quedó nuevamente el sinsabor del estancamiento del conflicto, tal como en el 2013.
Los profesores están haciendo su experiencia con direcciones burocráticas
La traición puesta en práctica por Fapuv, ha causado un debate en el seno del profesorado universitario y en las directivas de las asociaciones. Hay un fuerte cuestionamiento a la dirección de la federación que abre la posibilidad de que muchos profesores comiencen a ver la necesidad de organizarse de manera autónoma, e inicien un proceso de cuestionamiento a sus direcciones gremiales. Esto estaría pasando claramente en la UC, donde surge una vanguardia, que se plantea la exigencia de renuncia de la directiva de la asociación de profesores y el llamado a elecciones.
Esto plantea un dilema de hierro. O seguimos con estas direcciones anquilosadas y burocráticas, o surgen nuevas vanguardias que luchen por sacarlos de las directivas, planteando un gremialismo combativo, democrático y autónomo. Hay sectores que han hecho la experiencia nefasta con estas direcciones, y comienzan a comprender la necesidad de sustituirlos.
Todos los universitarios debemos sacar las conclusiones pertinentes. Sin movilización, sin lucha y organización autónoma de todos los universitarios a nivel nacional, es imposible doblarle el brazo al gobierno y enfrentar a las burocracias que dirigen los gremios y sindicatos. Sin la unidad de todos los trabajadores universitarios no será posible defender nuestras reivindicaciones y un presupuesto justo para una educación de calidad.
El conflicto sigue abierto
Las razones que llevaron al conflicto universitario siguen presentes. Los salarios continúan su caída libre, presionados por la inflación. El presupuesto es insuficiente. No hay recursos para el funcionamiento mínimo de las universidades, muchos comedores siguen cerrados, no hay plata para las providencias estudiantiles. En abril-mayo, el salario de los profesores instructores y de muchos empleados y obreros quedará nuevamente por debajo del salario mínimo, planteándose la posibilidad de que se invoque la cláusula de contingencia del contrato, y se reabra el conflicto.
Todo esto nos plantea la necesidad de levantar, junto al programa reivindicativo nacional y específico de los universitarios, la lucha por el rescate de la democracia de base y la autonomía de las organizaciones sindicales y gremiales de los universitarios, respecto del gobierno y de las autoridades; impulsar las intergremiales y comités de conflicto, asambleas de base para elegir a los candidatos a las juntas directivas de las asociaciones, elección directa y nacional de la directiva de Fapuv.
También hay que plantear la necesidad de impulsar una reforma democrática de las universidades, lograr un régimen interno realmente democrático (actualmente todas las autoridades están en situación de ilegitimidad con varios años de vencimiento en sus cargos), y dar una discusión profunda sobre el rol de las universidades, su pérdida de influencia y su decadencia como espacio de debate político. Sin transformación universitaria, las universidades seguirán hundiéndose en la marginalidad, como una voz cada vez más irrelevante para la definición del destino nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones