jueves, 30 de abril de 2015

Retraso de obras y la insuficiente capacidad termoeléctrica obligan nuevo racionamiento



La primera unidad generadora de la central hidroeléctrica Tocoma,
 con capacidad de 2.160 MW, debió entrar en funcionamiento en 2012. 
La demora de la obra ha ocasionado un enorme daño patrimonial.

“Cuando Guri, que sigue sosteniendo el 65% de la demanda eléctrica, 
da menos, el parque termoeléctrico debe compensar y eso
no está ocurriendo porque no está en capacidad”


María Ramírez Cabello
Correo del Caroní 


En siete estados (entre ellos Bolívar), usuarios reportaron este miércoles cortes eléctricos. De la capacidad instalada de generación (33 mil megavatios) solo está operativa poco más de la mitad; las debilidades en la transmisión y distribución acumulan también años de desinversión y corrupción. Al exdirector de la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados, Miguel Lara, sólo le queda por afirmar que las medidas del gobierno para reducir el consumo energético ante el calor y la sequía son una excusa.


La capacidad instalada de generación eléctrica en el país, por fuentes hídricas y térmicas, es de 33 mil megavatios (MW), lo cual permitiría cubrir el salto de la demanda anunciada por el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, a 18 mil 300 MW en solo una semana y que obligó al anuncio de más restricciones eléctricas este martes.


Empero, el exdirector de la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados, Miguel Lara, sostuvo que el Sistema Eléctrico Nacional no cuenta con holgura para cubrir los picos de mayor consumo, pues solo está disponible poco más de la mitad del total de capacidad instalada, debido a la desinversión, déficit de repuestos y retrasos en los planes de mantenimiento preventivo y correctivo.

Para el experto en materia eléctrica, tapar la ineficiencia del sector eléctrico con la excusa de la subida de la temperatura para iniciar medidas de racionamiento no es aceptable, pues el despacho de Energía Eléctrica debía estar preparado para atender estos ciclos, en los cuales previsiblemente aumenta la demanda.

“Si las autoridades conocieran el comportamiento de la demanda deberían saber que desde esta semana y por los próximos dos meses habrá una demanda similar a la del año pasado y debería haber un parque térmico e hidroeléctrico preparado”.

El problema, resume, es la indisponibilidad de la generación termoeléctrica que debería compensar la baja potencia hidroeléctrica, en momentos de descenso del embalse de Guri, que alimenta a la Central Hidroeléctrica Simón Bolívaren el estado Bolívar. “Cuando Guri, que sigue sosteniendo el 65% de la demanda eléctrica, da menos, el parque termoeléctrico debe compensar y eso no está ocurriendo porque no está en capacidad”.

Este miércoles, la cota del embalse de Guri se encontraba en 251,73 metros sobre el nivel del mar, de acuerdo con el portal de la Corporación Eléctrica Nacional, es decir, 11,73 metros por encima de la cota de máxima seguridad que es de 240 m.s.n.m.

Aunque el nivel del embalse es superior al que registraba en 2010, luego del recorte eléctrico de 560 MW en las estatales Venalum, Alcasa y Sidor, Lara destacó que la situación es más complicada pues ese año el Ejecutivo recurrió a esas medidas drásticas de racionamiento, pero actualmente tiene pocas vías de actuación, pues las industrias de Guayana siguen operando con ese techo eléctrico y el sector industrial privado opera a 50% de su capacidad instalada.
Desinversión y corrupción

La debilidad se centra, entonces, en la generación termoeléctrica y las decenas de plantas que operan a menos de su potencia. La razón de la pérdida de capacidad servida del parque termoeléctrico, explicó, es el abandono de los planes de mantenimiento rigurosos que llevaron “a acumular millones de horas de mantenimiento atrasado; muchas veces por la falta de planificación se han ido quedando sin repuestos y los inventarios son prácticamente inexistentes”.

La corrupción también ha penetrado al sector eléctrico, ocasionando más daños. Uno de los casos, documentado por el periodista César Batiz, revela la red de corrupción tras contratos asignados a la empresa Derwick Associates, que en 14 meses de creada en Venezuela logró la adjudicación de 12 proyectos por un costo de más de $ 2.100 millones como parte de un plan para blindar a Caracas en materia eléctrica, evitando que padeciera racionamientos en caso de descender el embalse de Guri.

81% de las 42 turbinas facturadas por la empresa eran de segunda y tercera mano, pero fueron vendidas como nuevas. En la actualidad, solo tres de cada diez turbinas vendidas e instaladas por Derwick, están disponibles, de acuerdo con el trabajo publicado por Batiz en la plataforma Armando.info. La empresa facturó, además, los equipos para la planta termoeléctrica instalada en la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro, que hasta la fecha no ha logrado aportar al Sistema Eléctrico Nacional por falta de gas.

Lara añadió que de 1.500 plantas de generación distribuida que se compraron a través de Cuba, solo un 25% funcionan de forma limitada “por un poquito de horas” con alto consumo de gasoil. Otros proyectos de rehabilitación en el parque térmico se han demorado años, los más importantes en Planta Centro y Ramón Laguna. “La primera tiene 16 años en recuperación y cada vez genera menos, producía 1.000 megavatios y ahora en el mejor de los casos produce 400 MW”.
Años de retraso en Tocoma

En hidroelectricidad, la joya de la corona es Tocoma. La primera unidad generadora de 10 que tiene el cuarto aprovechamiento del Bajo Caroní, con una capacidad de 2.160 MW, debía entrar en operación comercial en septiembre de 2012 según el proyecto original, pero la falta de pago ha retrasado el ritmo de ejecución de la importante obra y despuntado los costos.

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