La escalada del dólar paralelo refleja el desequilibrio de la economía.
La inflación evaporó el efecto fiscal de la devaluación de febrero
Víctor Salmerón
EL UNIVERSAL
domingo 18 de agosto de 2013
domingo 18 de agosto de 2013
El desequilibrio que enfrenta la administración de Nicolás Maduro es de tal magnitud que la mayoría de las entidades financieras coincide en que el país, que ya sufrió un severo ajuste el 8 de febrero cuando el tipo de cambio oficial saltó desde 4,30 hasta 6,30 bolívares, marcha hacia otra devaluación que debería concretarse después de las elecciones de alcaldes previstas para este diciembre.
El primer síntoma de que la crisis no ha cedido en lo más mínimo es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más de 500% y la consecuencia es que la demanda sobre los dólares que asigna Cadivi, percibidos como excesivamente baratos, es prácticamente infinita e insostenible por largo tiempo.
Simultáneamente ocurre que la inflación se ha disparado. Después del avance de 25% en el primer semestre los precios aumentarán este año en torno a 40% y los bolívares compran menos, algo que golpea a los ciudadanos y también a las cuentas públicas.
Por lo tanto, al Gobierno se le hará insuficiente seguir canjeando en el Banco Central los dólares que recibe por la venta de petróleo al tipo de cambio de 6,30 bolívares y, llegado el momento de decidir entre recortar fuertemente el gasto o devaluar, la última opción siempre ha resultado ganadora.
El economista José Guerra añade el tema de las reservas internacionales, es decir, el monto de dólares que tiene el Banco Central para satisfacer la demanda de divisas en Cadivi al precio del tipo de cambio oficial.
"Con unas reservas que han estado cayendo durante todo el año y se ubican en 23 mil millones de dólares no puede mantenerse el tipo de cambio de 6,30 bolívares", sostiene.
Desde abajo
Trabajos académicos como el elaborado por los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff indican que en países en los que la inflación anualizada llega a 40% el malestar se manifiesta en el alza del tipo de cambio paralelo que constituye la señal de colapso.
El resultado es que la reducción entre la brecha que tiene el tipo de cambio oficial y el paralelo ocurre desde abajo hacia arriba, es decir, el tipo de cambio oficial tiene que aumentar.
En este sentido el directorio del Banco Central de Venezuela ya ha dado la señal de que no tiene más salida que vender dólares a un tipo de cambio superior al que tiene Cadivi al asignar las divisas a través del Sicad a un precio entre 10 y 12 bolívares por dólar.
La mayoría de los departamentos de análisis de las entidades financieras proyecta que el año que viene Nicolás Maduro tendrá que anunciar un ajuste que elevará el tipo de cambio de Cadivi a entre 9 y 11 bolívares.
La semilla
El epicentro del desequilibrio es un Gobierno que gasta mucho más de lo que le ingresa por petróleo y recaudación de impuestos y para cubrir el déficit recurre al endeudamiento y un Banco Central que imprime billetes para financiarlo.
Las estadísticas oficiales registran que en los últimos doce meses el BCV financió al Gobierno con 79 mil 129 millones de bolívares y desde que comenzó a hacerlo le ha inyectado 178 mil 612 millones de bolívares.
Una vez los billetes ingresan a la economía, forman parte del torrente que se dirige a la compra de dólares en el mercado negro o impulsan la inflación porque elevan la demanda en tiempo récord.
Además el Banco Central incentiva la demanda de dólares en el mercado paralelo porque para que el Gobierno se endeude a bajo costo con las entidades financieras privadas mantiene muy bajas las tasas de interés, con lo que el ahorro en bolívares no tiene atractivo.
Este año el déficit del Gobierno es de 15% del PIB y tiene previsto cubrirlo con endeudamiento por 8,6% del PIB e impresión de billetes en el Banco Central.
La devaluación de febrero ayudó en primera instancia a disminuir el déficit, pero el salto de la inflación en los primeros seis meses del año difuminó el efecto.
El Gobierno evalúa la posibilidad de crear un sistema cambiario más flexible que permita el regreso de las operaciones de permuta para disminuir la presión, pero no está claro cómo se alimentaría ese mercado.
El economista Orlando Ochoa advierte que "si el Gobierno tiene en mente crear un régimen más flexible debe saber que sin solucionar el desorden monetario (impresión de billetes en el BCV) y aumentar el suministro de divisas por parte de Pdvsa, no va a servir para nada".
El primer síntoma de que la crisis no ha cedido en lo más mínimo es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más de 500% y la consecuencia es que la demanda sobre los dólares que asigna Cadivi, percibidos como excesivamente baratos, es prácticamente infinita e insostenible por largo tiempo.
Simultáneamente ocurre que la inflación se ha disparado. Después del avance de 25% en el primer semestre los precios aumentarán este año en torno a 40% y los bolívares compran menos, algo que golpea a los ciudadanos y también a las cuentas públicas.
Por lo tanto, al Gobierno se le hará insuficiente seguir canjeando en el Banco Central los dólares que recibe por la venta de petróleo al tipo de cambio de 6,30 bolívares y, llegado el momento de decidir entre recortar fuertemente el gasto o devaluar, la última opción siempre ha resultado ganadora.
El economista José Guerra añade el tema de las reservas internacionales, es decir, el monto de dólares que tiene el Banco Central para satisfacer la demanda de divisas en Cadivi al precio del tipo de cambio oficial.
"Con unas reservas que han estado cayendo durante todo el año y se ubican en 23 mil millones de dólares no puede mantenerse el tipo de cambio de 6,30 bolívares", sostiene.
Desde abajo
Trabajos académicos como el elaborado por los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff indican que en países en los que la inflación anualizada llega a 40% el malestar se manifiesta en el alza del tipo de cambio paralelo que constituye la señal de colapso.
El resultado es que la reducción entre la brecha que tiene el tipo de cambio oficial y el paralelo ocurre desde abajo hacia arriba, es decir, el tipo de cambio oficial tiene que aumentar.
En este sentido el directorio del Banco Central de Venezuela ya ha dado la señal de que no tiene más salida que vender dólares a un tipo de cambio superior al que tiene Cadivi al asignar las divisas a través del Sicad a un precio entre 10 y 12 bolívares por dólar.
La mayoría de los departamentos de análisis de las entidades financieras proyecta que el año que viene Nicolás Maduro tendrá que anunciar un ajuste que elevará el tipo de cambio de Cadivi a entre 9 y 11 bolívares.
La semilla
El epicentro del desequilibrio es un Gobierno que gasta mucho más de lo que le ingresa por petróleo y recaudación de impuestos y para cubrir el déficit recurre al endeudamiento y un Banco Central que imprime billetes para financiarlo.
Las estadísticas oficiales registran que en los últimos doce meses el BCV financió al Gobierno con 79 mil 129 millones de bolívares y desde que comenzó a hacerlo le ha inyectado 178 mil 612 millones de bolívares.
Una vez los billetes ingresan a la economía, forman parte del torrente que se dirige a la compra de dólares en el mercado negro o impulsan la inflación porque elevan la demanda en tiempo récord.
Además el Banco Central incentiva la demanda de dólares en el mercado paralelo porque para que el Gobierno se endeude a bajo costo con las entidades financieras privadas mantiene muy bajas las tasas de interés, con lo que el ahorro en bolívares no tiene atractivo.
Este año el déficit del Gobierno es de 15% del PIB y tiene previsto cubrirlo con endeudamiento por 8,6% del PIB e impresión de billetes en el Banco Central.
La devaluación de febrero ayudó en primera instancia a disminuir el déficit, pero el salto de la inflación en los primeros seis meses del año difuminó el efecto.
El Gobierno evalúa la posibilidad de crear un sistema cambiario más flexible que permita el regreso de las operaciones de permuta para disminuir la presión, pero no está claro cómo se alimentaría ese mercado.
El economista Orlando Ochoa advierte que "si el Gobierno tiene en mente crear un régimen más flexible debe saber que sin solucionar el desorden monetario (impresión de billetes en el BCV) y aumentar el suministro de divisas por parte de Pdvsa, no va a servir para nada".
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