lunes, 15 de julio de 2013

El cinismo de la MUD y del Gobierno


Luis Fuenmayor Toro
La Razón, pp A-6, 
14-7-2013, Caracas


Muy curiosa la forma de argumentar de los políticos y de fijarse en unas cosas y no en otras más llamativas e importantes. Análisis totalmente prejuiciados, que descubren por aquí lo que esconden por allá. Críticas dirigidas por intereses personales, a veces por negocios o por una buena posición burocrática o política, generadas para manipular la opinión pública y obtener ventajas electorales. Interpretaciones que no tienen presente el interés del país, sino la utilización del mismo para la obtención de riquezas, prebendas, placeres y poder, individuales o del grupo, mafia o partido al que se pertenece. Y estas conductas envuelven personas inteligentes en principio, con cierto prestigio, reconocimiento social y supuestamente moderadas en sus posiciones.

Así, la oposición de la MUD rechaza los golpes de febrero y noviembre de 1992, pero justifica y defiende el del 11 de abril de 2002, negando su participación o afirmando que no hubo ningún golpe; parte de ella sigue conspirando en la búsqueda de salidas no democráticas. El gobierno, por su parte, eleva el golpe del 4 de febrero a la condición de gesta libertaria, de segunda independencia, lo conmemora como otro 19 de abril, aunque sus ejecutorias posteriores demuestren que sólo fue un vulgar golpe de estado dado por unos aventureros ignorantes vestidos de verde. Al mismo tiempo, acusan de golpista a todo aquél que los critique y piense con cabeza propia.
Al gobierno le preocupa la suerte de Snowden, espía estadounidense que abandona su país, y se apresura a brindarle asilo. No le importa, sin embargo, la suerte de Julián Conrado, luchador social colombiano, a quien mantiene preso en nuestro territorio por una componenda de Chávez con Santos, que Maduro conoce bien como lo dijo hace poco. A la oposición de la MUD no le interesan ni Conrado ni Snowden, enviarían a los dos a EEUU para que los torturen; lucha en cambio por el regreso al país de los golpistas de abril y hasta por el regreso de delincuentes financieros que se escaparon de la justicia penal ordinaria venezolana. La prisión del general Baduel tampoco les interesa ni lo consideran preso político. Maduro debería liberarlo.


A un periodista importante chavecista le preocupa que los profesores de las universidades no sepan “cómo se gasta esa bola de millones que reciben” estas instituciones; no le preocupa en cambio que nadie sepa qué ocurrió con los más de 100 mil millones de dólares manejados por FONDEN, cifra que hace ridícula la de 18 mil millones de bolívares (no dólares) de las universidades. Tampoco le preocupa conocer los causantes del robo de 20 mil millones de dólares del SITME efectuado por empresas de maletín. Mucho menos pregunta ni divulga sobre los 131 mil millones de dólares, que el Banco Central afirma se encuentran depositados en el exterior por distintos organismos oficiales y que serían suficientes para paliar con la falta actual de dólares.


La oposición de la MUD y ciertos profesores ucevistas de oposición que la siguen, no hablan en voz alta de la corrupción existente en las fundaciones universitarias, ni de la complicidad de los rectores en esta situación, ni tampoco del deterioro cierto de las máximas casas de estudios del país en materia académica y en otras muchas áreas, en parte causada por el déficit presupuestario crónico y el hostigamiento gubernamental, pero en parte también por una ausencia de políticas y ejecutorias académicas, una pésima administración de los recursos, ausencia del establecimiento de prioridades y que, como en el país, el mantenimiento del poder parece ser el único objetivo de los “gobiernos” universitarios.


Se acusa a las autoridades universitarias de dilapidar 18 mil millones de bolívares el año pasado, pero no se hace una denuncia formal ante la Fiscalía General de la República. Si las autoridades de las universidades son unos delincuentes, como se desprende de las acusaciones hechas además por profesores universitarios que son o han sido autoridades, pues deberían estar presas. Como siempre, es simple propaganda electoral. Por ello se recurre a la mentira. Les aclaro: No hay 10 mil docentes en la UCV, ni el aumento pírrico recibido es el más elevado de todos los tiempos. Además, el gobierno sabe en qué se gasta hasta el último centavo del presupuesto, pues en las instituciones funciona la Contraloría General de la República.


Más del 80 por ciento del presupuesto universitario se va en sueldos, salarios, jubilaciones, pensiones y gastos socioeconómicos; el resto es funcionamiento. No hay partidas de inversión como existen en ministerios, empresas estatales, fundaciones y corporaciones. Hay muy poco que robar en las universidades; si acaso habrá algunos rateros. Quienes cuestionan estos presupuestos no hacen lo mismo con los de las aldeas universitarias, la Misión Sucre, los programas nacionales de formación y las universidades en manos del sector oficial. De ellos nada se inventa, pero sus raterías también existen y son mayores. En la construcción de las aldeas universitarias se robaron gigantescas cantidades de dinero en forma impune, pues las denuncias cayeron en el vacío. 

Basta ver el presupuesto que se otorga a las universidades “bolivarianas” para concluir que no hay interés en que Venezuela tenga verdaderas universidades de calidad, donde se desarrolle la ciencia y tecnología nacional. Es por ello que la calidad es miserable en las universidades de reciente creación, en la Misión Sucre y en los programas nacionales de formación. No es como erróneamente dice un articulista del grupo de los chavecistas críticos, que el aumento del número de estudiantes tiene que reducir la calidad. Democratizar la enseñanza es precisamente incrementar el número de estudiantes sin reducir la calidad de la educación. Si no se hace así, que no se ha hecho, se trataría de un fraude académico inaudito al país, a los estudiantes y a sus familiares.
Pero volviendo al tema central, los partidarios del gobierno critican a la universidad autónoma y son implacables con sus autoridades, lo cual no sería malo si buscaran corregir entuertos, mientras son permisivos con las universidades gubernamentales. Exigen que todo el mundo vote en las elecciones de autoridades en las universidades autónomas, pero no permiten que nadie vote en las universidades gubernamentales. Esconden que en Cuba nadie vota en las universidades. Y esto les parece normal, lo que es una clara conducta esquizofrénica. Los opositores de la MUD hoy defienden hipócritamente a la universidad, su autonomía, sus normas de homologación, cuando en el pasado constantemente la agredieron y las violaron.


La vieja máxima popular de que “la salsa que es buena para el pavo lo es también para la pava” no sólo no se cumple sino que ha dado paso a una nueva máxima: “lo que es bueno para mí es bueno y lo que es malo para mí es malo”. Gobierno y oposición practican exactamente esta conseja, la cual no es susceptible de argumentación en su contra. El golpe de estado es bueno si lo damos nosotros y es malo si lo dan ellos. Como me lo dijo hace tiempo un gobernante cubano hablándome del lema “Patria o muerte”: “Patria para nosotros y muerte para ellos”. Esta conducta es universal: “Si quienes espiamos somos nosotros está bien hecho, si son los otros está muy mal”, dirán chinos y estadounidenses, como en efecto nos han demostrado recientemente.


En lo personal no le prestaría tanta atención a algo que parece ser conocido y practicado por los humanos en todas las latitudes si lograra percibir un asomo de bienestar real, estructural, durable, para la nación venezolana, pues aplicaría la vieja máxima de otra forma: “lo que es bueno para Venezuela es bueno, mientras lo que es malo para Venezuela es malo”. Una educación universitaria sin calidad, sin desarrollo de la investigación científica y tecnológica, sin formación de profesionales y técnicos altamente calificados, no es bueno para Venezuela. 

A ese deterioro llegó la institución el último cuarto de siglo de AD y Copei, situación que lejos de ser revertida por el gobierno “revolucionario” se ha agravado en los últimos 9 años.
Oposición restauradora (MUD) y gobierno han demostrado con creces que no están interesados en tener verdaderas universidades contemporáneas, como no lo están en desarrollar aguas abajo la industria petrolera ni en abandonar el modelo rentista.

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