Durante la noche del 03 de marzo de 2013 fue asesinado en la carretera de Chaktapa, en la Sierra del Perijá, el cacique yukpa Sabino Romero, conocido por su defensa de los derechos del pueblo yukpa. Desde el 13 de noviembre de 2003, fecha en que el presidente Hugo Chávez anunció en El Menito, Lagunillas, la triplicación de la explotación del carbón a 36 millones de toneladas métricas anuales en territorios habitados por diferentes etnias aborígenes, Sabino Romero fue parte de las comunidades indígenas que se movilizaron para rechazar las consecuencias en sus territorios de la expansión de la megaminería en la región. La lucha de Sabino se enfocó a lograr la demarcación y titularidad de los territorios indígenas, para lo cual realizó diferentes movilizaciones tanto en el estado Zulia como en Caracas, utilizando diferentes métodos de lucha, entre ellos la acción directa y la ocupación de tierras indígenas en manos de ganaderos.
Los niveles de autonomía de Sabino Romero en su lucha motivaron una estrategia compartida entre todos los factores de poder regionales y nacionales interesados en continuar la explotación de las tierras indígenas. En el año 2009 dos comunidades, una de ellas con Sabino Romero, ocuparon una finca en Chaktapa, Zulia, para rechazar el estancamiento del proceso de demarcación. El ejecutivo nacional inició una estrategia para dividir a los ocupantes, y en un hecho oscuro, 3 indígenas fueron asesinados. Aquello fue la excusa perfecta para retomar militarmente la finca y criminalizar a Sabino Romero, quien duró 18 meses en prisión acusado del homicidio en el hecho. Mientras los ganaderos lo acusaban de ser un “robaganado”, medios privados de la región arreciaban la guerra sucia contra la lucha indígena, con el apoyo de aliados en Caracas: el ministro de Interior y Justicia Tareck El Aissami y la ministra de pueblos indígenas Nicia Maldonado. Mientras el chavismo burocratizado distraía la lucha indígena con dilaciones, excusas y espectáculos mediáticos cada 12 de octubre, otros sectores del chavismo aislaban a Sabino Romero y los yukpas de la solidaridad de otros movimientos sociales y revolucionarios independientes del control de Miraflores. La estrategia, desde todos los frentes, era realizada por todos y cada uno de los beneficiarios de la economía primario exportadora de minerales y energía en el país.
El asesinato de un luchador yukpa intenta encubrirse con versiones oficiales que intentan distraer la atención de los verdaderos responsables. Estas versiones cuentan la amplificación del periódico oficialista Panorama, conocido por las generosas pautas publicitarias recibidas por las estatales PDVSA, Corpozulia y Carbozulia, y avalada por los organismos policiales y militares, los mismos que han venido atropellando a las comunidades indígenas de la Sierra del Perijá en complicidad con los ganaderos de la zona. Es muy significativo que el plan de asesinato que Sabino venía denunciando se perpetrara ahora que el estado Zulia está bajo el control político del bolivarianismo. Como en el caso de otros luchadores sociales asesinados los escándalos mediáticos oficiales serán un aval para la impunidad.
La lucha de Sabino Romero enfrentaba, de fondo, al modelo de desarrollo basado en la extracción y comercialización de recursos petroleros, gasíferos y minerales al mercado mundial, rol asigando a Venezuela por la globalización económica. La profundización del capitalismo petrolero estatal soslaya las consecuencias sobre el medio ambiente, así como a las comunidades campesinas e indígenas. La verdadera causa del estancamiento de la demarcación y entrega de tierras indígenas es que en ellas se asientan los recursos minerales a ser exportados. Por ello la resistencia de Sabino era una resistencia al modelo. Por ello había que quitarlo de en medio, de cualquier manera. Por ello se suman 13 yukpas muertos, todos impunes hasta el día de hoy. Y como se demostró en el juicio contra las organizaciones que apoyaban su lucha (Homoetnatura y Provea), había que restarle todos los apoyos posibles.
Desde El Libertario rechazaremos y denunciaremos en todos los espacios a nuestro alcance el asesinato de Sabino Romero, y continuaremos difundiendo tanto las luchas indígenas como el resto de luchas sociales en el país con niveles de autonomía. Sabino se une a la lista de luchadores asesinados durante el gobierno bolivariano por defender sus derechos, junto a Mijaíl Martínez, Luis Hernández, Richard Gallardo y Carlos Requena. La única polarización que los anarquistas reconocemos es entre gobernantes y gobernados, entre poderosos y débiles, patrones y trabajadores, en fin, víctimas y victimarios. Por ello no pediremos nada a sus victimarios y no esperamos nada de su pantomima de “justicia”, ni de las lágrimas de cocodrilo de los burócratas que condujeron a Sabino al cadalso. Como ayer, hoy y mañana seguiremos movilizados con todos aquellos quienes luchan en el país contra el poder, esperando el día que la sangre de los nuestros pueda ser reivindicada y vindicada.
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