jueves, 22 de marzo de 2012

Ecuador: ¿Vivimos un gobierno Bonapartista?


Quito, 1 febrero de 2012





Por: Remo Cornejo Luque
rcl0609@yahoo.es

 

Tomado blog: Movimiento Democrático Popular-Ecuador. 

En politología, “bonapartismo” es un régimen político de ejercicio absolutista y rostro democrático. Es un régimen creado en torno a un caudillo mesiánico y subordinado a él. 


Pero, ¿Cómo surge un régimen bonapartista? Primero, el caudillo llega al poder recogiendo las más sentidas necesidades de las masas, con amplio respaldo popular, y pronto rediseña el organigrama institucional de su gobierno al antojo de sus intereses. Desea promulgar una Constitución que lleve su rúbrica. Después “pone en vereda” a sus críticos y ajusta cuentas con todos sus opositores. Busca concentrar todos los poderes bajo su égida. Impulsa una política asistencialista hacia sectores de la población. Promueve el chantaje y la coerción, con el ejercicio del doble discurso. Entonces, cree que empieza a gobernar feliz y sin ataduras, haciendo lo que mejor le parezca. 

A decir de algunos analistas políticos, refiriéndose a un X gobierno de América del Sur, este régimen tiene ciertas características: 1) Busca más y más poder. Superará todo obstáculo que pretenda detenerlo. 2) No rinde cuentas a nadie. Ni siquiera a su Dios. 3) Cree que está cumpliendo un mandato divino o superior. 4) Miente y calumnia todo el tiempo y después la justifica. 5) Jamás se pone una fecha límite a su paso por el poder. Quiere gobernar hasta que su cuerpo resista. 6) Nunca asume responsabilidad por sus errores u omisiones. Culpará siempre a algo o alguien. 7) Pide sacrificios a la nación, a los pueblos, pero él nunca se sacrificará. 8) Cree que la gente lo ama, lo adora e idolatra. Estas características, analizadas hace algunos años, se van configurando y demostrando en gobiernos actuales como el nuestro.



Especificando, se puede calificar por bonapartismo al régimen en el cual la clase social dominante, aunque cuenta con los medios necesarios para gobernar con formas democráticas, se ve obligada a tolerar -para preservar sus intereses y propósitos- la dominación incontrolada del gobierno, con su propia institucionalidad legislativa y jurídica y un aparato militar y policial; con un “salvador predestinado”. Este tipo de situación se crea cuando las contradicciones de clase, es decir, las pugnas de intereses entre trabajadores y pueblos versus burguesía, se vuelven agudas y es allí donde el bonapartismo apunta a prevenir las explosiones sociales, inclusive reprimiendo y judicializando la lucha popular.


Algunos sociólogos acientíficos sostienen que no hay manera de salir de un régimen bonapartista, pero la propia historia del desarrollo de la lucha de clases de la humanidad demuestra lo contrario, nos aleccionan sobre el rol histórico de las masas, de los dirigentes y de los partidos revolucionarios en los procesos de cambios y transformaciones, y nos lega que los pueblos, esa mayoría social excluida, con importantes grados de unidad y conciencia política puede organizar levantamientos, derrocar gobiernos y marcar el rumbo hacia un nuevo estadio de desarrollo político – social. 

 Por: Remo Cornejo Luque

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