Mar
31/05/2011 - 10:39
Por: Partido Socialista Centroamericano
HONDURAS.-
El retorno de Mel Zelaya, los nuevos desafíos del FNRP y las tareas de la
Izquierda.
Porfirio Lobo y Mel Zelaya reunidos en Managua, en la cumbre CA-4
Tras haber
sido desterrado del país, después del golpe de Estado del pasado 28 de junio de
2009, el inminente retorno del ex presidente José Manuel Zelaya a Honduras es
visto como un triunfo político por la dirigencia del Frente Nacional de
Resistencia Popular (FNRP) y, por supuesto, por un importante sector de la
población hondureña.
Después del
golpe de Estado, Zelaya se convirtió en una víctima de los golpistas y en un
ídolo de un sector de las masas populares, sobre todo por su valentía de
destituir al general Romeo Vásquez y del fallido intento de convocar al pueblo
para cambiar las podridas instituciones políticas de Honduras.
Zelaya:
rehén de los golpistas
El destierro
del ex presidente Zelaya fue una parte importante del plan de los golpistas: el
objetivo siempre fue mantenerlo como rehén ante cualquier posible negociación.
Mientras más fuertes y masivas eran las movilizaciones de la Resistencia, más
dura e innegociable era la posición de los golpistas en torno al destierro.
En estos
casi dos años de luchas y movilizaciones contra el golpe de Estado y sus
herederos, de zozobra e inestabilidad política, plagados de represiones y
asesinatos selectivos, de brutales ataques a las conquistas laborales, si bien
es cierto no lograron doblegar la Resistencia de las masas populares, si han
logrado cansar a los trabajadores, preparando condiciones sicológicas para
aceptar cualquier salida.
El Acuerdo
de Cartagena
En este
contexto de decaimiento de las luchas populares se produjo el Acuerdo de
Cartagena, un proceso de negociación política secreta entre el gobierno de
Porfirio Lobo y el ex presidente Manuel Zelaya, el cual fue bendecido por Hugo
Chávez y José Manuel Santos, Presidentes de Venezuela y Colombia,
respectivamente.
Mediante el
Acuerdo de Cartagena se pactó, entre otras cosas, la anulación de los juicios
contra el ex Presidente Zelaya y su retorno a Honduras, a cambio que el Estado
de Honduras fuera readmitido en la Organización de Estados Americanos (OEA) y
logrando nuevamente el reconocimiento diplomático de una parte de los gobiernos
de América Latina.
¿Retorno a
cambio de qué?
Hay una
diferencia cualitativa entre los valientes intentos anteriores del ex
Presidente Zelaya por romper el destierro, y su actual retorno. Las grandes
movilizaciones del 5 de julio de 2009 y la concentración multitudinaria en las
inmediaciones de la Embajada de Brasil, tras la llegada sorpresiva en
septiembre de ese mismo año, fueron respaldadas por un amplio proceso de
movilizaciones y de lucha continua contra la dictadura de Roberto Michelletti.
Sin embargo,
el actual retorno del ex presidente Zelaya a Honduras no ha sido producto del
triunfo de la movilización popular, es decir, de la derrota del golpe de Estado
y del gobierno de Porfirio Lobo, sino que ha sido producto de oscuras
negociaciones a espalda del pueblo, lo que implican compromisos políticos que
pueden poner en peligro el objetivo último de la lucha por la democratización
de Honduras en beneficio de los más pobres.
El retorno
del ex presidente Zelaya aparenta ser un resultado benéfico del reaccionario
Acuerdo de Cartagena, pero en la medida en que la terminación del destierro no
ha sido producto del ascenso y triunfo de las movilizaciones populares, el
destino personal de Zelaya y de la propia dirigencia del FNRP siempre quedará
en manos de los golpistas, quienes manejan y controlan las instituciones represivas
del Estado.
No se
consultó a las bases del FNRP
No debemos
obviar que el retorno de Zelaya ha sido negociado con las mismas fuerzas que le
defenestraron. En la actualidad, el Acuerdo de Cartagena contribuye a dar
legitimidad al gobierno espurio y represor de Porfirio Lobo Sosa, maquillándole
el rostro como si fuese un gobierno democrático.
La
dirigencia del FNRP y el ex presidente Zelaya tienen todo el derecho de
establecer negociaciones. En algún momento de la lucha puede producirse algún
tipo de negociación, pero esta nunca puede ser secreta y nunca debe poner en
peligro el objetivo de la lucha. De lo contrario, la negociación se convierte
en traición.
Para evitar
traiciones, cualquier negociación debe ser pública, para que el pueblo conozca
las posiciones de cada bando, emita su sabia opinión y decida qué hacer. Este
proceso de consulta y decisión democrática no se realizó: las bases del FNRP
fueron informadas por los medios de comunicación del resultado del Acuerdo de
Cartagena, fueron informadas de los hechos consumados, y no tuvieron
oportunidad de decidir si era conveniente o no llegar a un acuerdo político con
el gobierno de Porfirio Lobo.
Este proceso
de discusión pública y de control democrático de las negociaciones no se
produjo, provocando el justo malestar de las heroicas bases del FNRP.
¿Inscripción
legal del FNRP a cambio de qué?
El Acuerdo
de Cartagena contempla la aceptación por parte del gobierno de Porfirio Lobo de
la participación del FNRP como fuerza política legalmente inscrita ante el
Tribunal Supremo Electoral (TSE). Este es un punto muy sensitivo porque en
diferentes asambleas del FNRP se acordó que este no debía convertirse en un
partido político, sino que debía continuar siendo un organismo amplio de lucha
de los trabajadores y del pueblo.
La casi
segura participación del FNRP en los próximos comicios electorales, sin que
antes se haya discutido las condiciones democráticas elementales para
garantizar el respeto a la participación y la voluntad popular, es una forma
clara y abierta de desviar la lucha por la refundación de Honduras sin
desigualdades, injusticia e inequidad social, al pantano del oportunismo
electorero.
Las grandes
tareas pendientes
Todo indica
que de continuar con este rumbo en la próxima coyuntura los intereses del FNRP
serán de carácter puramente electoral, dejando a un lado las grandes tareas que
están pendientes, a saber: la defensa la libertad sindical y de los estatutos
gremiales, frenar los planes de ajuste y de miseria del gobierno de Lobo Sosa,
entre otras cosas. Esta orientación puede llevar a la desnaturalización del
FNRP, y convertirlo en un partido político más del régimen
A pesar de
nuestras diferencias políticas, reiteramos que el ex presidente Zelaya tiene
todo el derecho a regresar a Honduras. Saludamos su retorno pero le recordamos
que el FNRP tiene nuevos desafíos y nuevas tareas pendientes:
1.- En
ningún punto del Acuerdo de Cartagena se menciona el castigo de los
responsables directos del quebrantamiento del orden constitucional. Somos
partidarios de que se deben de abrir procesos judiciales contra Romeo Vásquez
Velásquez, Roberto Michelletti Bain y todo su gabinete de gobierno, sin
exclusión alguna.
2.- En
cuanto al punto del respeto de los Derechos Humanos, el Acuerdo de Cartagena le
concede las investigaciones del caso al organismo constituido por las mismas
fuerzas golpistas, es decir, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. El
FNRP debe de desconocer su participación en esta instancia por ser un organismo
creado por los intereses del régimen y no para abogar y defender los derechos
humanos en Honduras, por cierto fuertemente violentados en esta coyuntura
política.
Por otro
lado, se deben imponer sanciones y castigos al Estado de Honduras y cárcel de
por vida a los violadores del fundamental derecho a la vida. En ningún punto
del Acuerdo de Cartagena se señala el encarcelamiento de los asesinos de
nuestros mártires: Isis Obed, Wendy Dávila, Roger Vallejo, Ilse Velásquez y
mucho menos de aquellos que fueron asesinados en otros espacios como nuestro
amado camarada José Manuel Flores Arguijo y los otros compañeros mártires que
han sido olvidados y relegados.
Pero no sólo
el derecho de la vida fue violentada en esta coyuntura, también la libertad de
prensa, pensamiento, locomoción y organización, derechos violentados por los
golpistas y sus herederos y por ello se deben imponer sanciones y castigos.
3.- Creemos
que dentro de esta coyuntura la preocupación del FNRP no debe de ser la
participación electoral, porque desconoce la voluntad de las bases que
decidieron casi en su totalidad que no debíamos participar de los próximos
comicios electorales.
4.- Lo
imperativo es crear un Plan de Lucha contra los planes de ajuste y de miseria
de Porfirio Lobo Sosa, que ha logrado imponerlos sin mayor oposición; la
defensa de los estatutos gremiales y la libertad sindical, así como el sistema
de pensiones y de jubilaciones, por cierto fuertemente atacado por la dictadura
de Micheletti y el gobierno de Lobo Sosa.
El derecho a
la tenencia de la tierra y una verdadera reforma agraria debe ser uno de los
puntos del programa. El reintegro de todos aquellos hondureños que han sido
sustituidos, despedidos o sancionados por el régimen deben ser reincorporados a
sus centros de trabajo, esa es una de las otras razones por las cuales el FNRP
no debe de inclinarse estrictamente por lo electoral.
5.- No
obstante, si la mayoría de las bases del FNRP decidieran en una Asamblea
Nacional, democrática e incluyente, participar en elecciones, desde el Partido
Socialista Centroamericano (PSOCA) exhortamos a las bases a estar alerta sobre
la imposición de candidaturas. Cualquier candidatura debe ser respaldada y
supeditada a la Asamblea, cualquier candidato debe ser electo por las mayoría
de las bases.
Cientos de
oportunistas querrán aprovecharse del prestigio político del FNRP e imponer sus
mezquinos intereses personales y programas oportunistas.
6.- Las
distintas organizaciones que componemos el FNRP debemos de abogar por la
democratización de la vida interna del mismo. No a las imposiciones y a las
negociaciones secretas!
7.- Por otro
lado, el punto 7 del Acuerdo de Cartagena se refiere a la posible instalación
de una Asamblea Nacional Constituyente, pero dentro del marco de la
institucionalidad creada por la reforma al artículo 5 de la Constitución de
Honduras, o sea, que cualquier consulta se realizaría por medio de un
referéndum convocado por el TSE.
No creemos
que las instituciones controladas por los golpistas respeten la voluntad
popular. De esta manera, la refundación del país ya no será acción directa del
pueblo a través de la movilización permanente, sino que a través de una
consulta se realizará un sondeo y luego se realizarán los cambios o reformas
pertinentes, pero serán los mismos partidos políticos y diputados que
defendieron el golpe de Estado, y que representan los intereses empresariales y
oligárquicos, los que realizaran los cambios.
Una vez más,
la acción directa del pueblo quedará sustituida por la consulta y las
imposiciones de la clase hegemónica, quien impondrá un modelo de Estado y de
gobierno a su imagen y semejanza. La lucha por la democratización de Honduras
quedo replegada y traicionada por este punto del Acuerdo de Cartagena, por lo
que llamamos a los trabajadores y organizaciones del FNRP a desconocer este
punto que elimina la enorme iniciativa de refundar el país a través de una
Asamblea Nacional Constituyente participativa, democrática y popular.
Para
finalizar, llamamos al ex Presidente Zelaya y demás exiliados a que se integren
y se coloquen a la cabeza de esta lucha por la transformación de Honduras.
Centroamérica,
26 de Mayo del 2011
Secretariado
Ejecutivo Centroamericano (SECA)
Partido
Socialista Centroamericano (PSOCA)
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