Por: Simón Rodríguez Porras
Partido Socialismo y Libertad
En sus primeros años Chávez definía a la “revolución bolivariana” como “pacífica pero no desarmada”. Procurándose una base en el sector, involucró a los militares en varios proyectos asistenciales y de construcción bajo el marco del “Plan Bolívar 2000”. Con la derrota del golpe de Estado de 2002, se consolida el control chavista sobre las fuerzas armadas, que siguieron cumpliendo su tradicional rol represivo. Durante los primeros seis años del gobierno chavista, los militares venezolanos continuaron recibiendo entrenamiento en la Escuela de las Américas yanqui. Allí se formaron decenas de altos funcionarios como el actual ministro de la Defensa, el general Vladimir Padrino López, quien recibió entrenamiento en operaciones psicológicas en Fort Benning.
En 2008 el gobierno pasó a denominar a las fuerzas armadas y sus componentes como “bolivarianas” y los militares empezaron a reivindicarse oficialmente como socialistas y chavistas. A medida que el chavismo fue perdiendo arraigo y apoyo de masas, se fortaleció el papel de los militares en la ecuación “cívico-militar” del gobierno.
Los militares son los únicos funcionarios que han obtenido aumentos salariales iguales o superiores a la inflación en los últimos años. Pero la lealtad de la jerarquía se cimenta sobre todo en grandes negocios. Uno de ellos ha sido las multimillonarias compras de armamento a países como Rusia, China, Brasil y el Estado Español. Entre 1999 y 2015 las importaciones de armamento convencional por parte del gobierno venezolano se calculan en 5.620 millones de dólares, la mayor cifra en América Latina. Los militares controlan las fronteras y los puertos, por donde se realiza un intenso contrabando de gasolina, vendida a precios irrisorios en Venezuela, así como de otros productos.
Hasta el año 2013, más de 1.600 militares habían ocupado altos cargos en los gobiernos de Chávez y Maduro y en los últimos cuatro años se crearon 14 compañías militares: Constructora y Automotores Ipsfa, Emcofanb (telecomunicaciones), TVfanb (televisora), Emiltra (transporte), Agrofanb (agrícola), Banfanb (banco), Construfanb (construcción), Cancorfanb (cantera), Fondo Negro Primero (financiera), Complejo Industria Tiuna I y II (agua, vestimenta), Camimpeg (petróleo y minería), Neumalba (neumáticos), Imprefanb (imprenta).
A ello se suma el control de la distribución estatal de alimentos y otros productos de consumo básico a través del Comando para el Abastecimiento Soberano creado en septiembre de 2016. Además de la coordinación de los nueve principales mercados mayoristas, dieciocho rubros fueron asignados cada uno a un general o alto oficial de la Armada:
Aceite: General de Brigada Jorge Pérez.
Arroz: General José González.
Avícola: Contralmirante Ángel Rueda.
Azúcar: General de Brigada Ludwing Palima.
Carne bovina: General de División Luis Jiménez.
Café: Contralmirante Juan Jiménez.
Caraotas: General de Brigada Reynzer Rojas.
Artículos de higiene personal: General de Brigada Fernando Prieto.
Farmacéutico: General de División Juan Rivas.
Harina de Maíz: Vicealmirante Freddy Lozada.
Lácteos: General de Brigada José Gregorio Pérez.
Maíz Amarillo: General de División Javier Antonio Rosales.
Margarina: Contralmirante Adolfo Contreras.
Papel higiénico, toallas sanitarias y pañales desechables: General de Brigada Manuel Vera.
Trigo: General de División Francisco Yánez.
Pescado: Vicealmirante Luisa María Lozada.
Carne porcina: General de Brigada Rubén Barreto.
Soja: General de Brigada José Jesús Hernández.
En sus primeros años Chávez definía a la “revolución bolivariana” como “pacífica pero no desarmada”. Procurándose una base en el sector, involucró a los militares en varios proyectos asistenciales y de construcción bajo el marco del “Plan Bolívar 2000”. Con la derrota del golpe de Estado de 2002, se consolida el control chavista sobre las fuerzas armadas, que siguieron cumpliendo su tradicional rol represivo. Durante los primeros seis años del gobierno chavista, los militares venezolanos continuaron recibiendo entrenamiento en la Escuela de las Américas yanqui. Allí se formaron decenas de altos funcionarios como el actual ministro de la Defensa, el general Vladimir Padrino López, quien recibió entrenamiento en operaciones psicológicas en Fort Benning.
En 2008 el gobierno pasó a denominar a las fuerzas armadas y sus componentes como “bolivarianas” y los militares empezaron a reivindicarse oficialmente como socialistas y chavistas. A medida que el chavismo fue perdiendo arraigo y apoyo de masas, se fortaleció el papel de los militares en la ecuación “cívico-militar” del gobierno.
Los militares son los únicos funcionarios que han obtenido aumentos salariales iguales o superiores a la inflación en los últimos años. Pero la lealtad de la jerarquía se cimenta sobre todo en grandes negocios. Uno de ellos ha sido las multimillonarias compras de armamento a países como Rusia, China, Brasil y el Estado Español. Entre 1999 y 2015 las importaciones de armamento convencional por parte del gobierno venezolano se calculan en 5.620 millones de dólares, la mayor cifra en América Latina. Los militares controlan las fronteras y los puertos, por donde se realiza un intenso contrabando de gasolina, vendida a precios irrisorios en Venezuela, así como de otros productos.
Hasta el año 2013, más de 1.600 militares habían ocupado altos cargos en los gobiernos de Chávez y Maduro y en los últimos cuatro años se crearon 14 compañías militares: Constructora y Automotores Ipsfa, Emcofanb (telecomunicaciones), TVfanb (televisora), Emiltra (transporte), Agrofanb (agrícola), Banfanb (banco), Construfanb (construcción), Cancorfanb (cantera), Fondo Negro Primero (financiera), Complejo Industria Tiuna I y II (agua, vestimenta), Camimpeg (petróleo y minería), Neumalba (neumáticos), Imprefanb (imprenta).
A ello se suma el control de la distribución estatal de alimentos y otros productos de consumo básico a través del Comando para el Abastecimiento Soberano creado en septiembre de 2016. Además de la coordinación de los nueve principales mercados mayoristas, dieciocho rubros fueron asignados cada uno a un general o alto oficial de la Armada:
Aceite: General de Brigada Jorge Pérez.
Arroz: General José González.
Avícola: Contralmirante Ángel Rueda.
Azúcar: General de Brigada Ludwing Palima.
Carne bovina: General de División Luis Jiménez.
Café: Contralmirante Juan Jiménez.
Caraotas: General de Brigada Reynzer Rojas.
Artículos de higiene personal: General de Brigada Fernando Prieto.
Farmacéutico: General de División Juan Rivas.
Harina de Maíz: Vicealmirante Freddy Lozada.
Lácteos: General de Brigada José Gregorio Pérez.
Maíz Amarillo: General de División Javier Antonio Rosales.
Margarina: Contralmirante Adolfo Contreras.
Papel higiénico, toallas sanitarias y pañales desechables: General de Brigada Manuel Vera.
Trigo: General de División Francisco Yánez.
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