domingo, 24 de septiembre de 2017

El pueblo catalán se moviliza por su independencia

Foto Ferran Nadeu
Por: Simón Rodríguez Porras 
Partido Socialismo y Libertad

Pese a los despliegues represivos del decadente régimen postfranquista para impedir la realización del referendo del 1° de octubre, el pueblo catalán ha dado contundentes muestras de estar dispuesto a luchar consecuentemente por su derecho a la autodeterminación.

A medida que se acerca la fecha del referendo independentista, el corrupto régimen monárquico recrudece sus presiones para intentar impedirlo, usando a la fiscalía, los tribunales, los cuerpos policiales y los militares, para chantajear a la población y al gobierno catalán. Rajoy amenaza con secuestrar el presupuesto del gobierno autonómico y más de 700 alcaldes y varios parlamentarios y funcionarios públicos son amenazados con inhabilitaciones políticas y procesos penales por impulsar el referendo.


No es únicamente la independencia catalana lo que está en juego, sobre todo se trata de la supervivencia del putrefacto régimen pactado hace cuarenta años entre los franquistas, las demás fuerzas políticas burguesas y el reformismo estalinista y socialdemócrata, que no solo dejó en la impunidad los crímenes de la dictadura sino que también aseguró la continuidad de un modelo de explotación y desigualdad al servicio de los grandes capitalistas, sin una efectiva separación entre Iglesia y Estado, sin reforma agraria ni derecho a la autodeterminación de los pueblos. Con la irrupción del movimiento de los Indignados en 2011, la exposición de la corrupción monárquica que obligó al rey Borbón a abdicar en 2014 y el debilitamiento del bipartidismo en 2015, todo ello en el marco de una persistente crisis económica, se abrieron fisuras en el decadente régimen. Los recortes al estatuto autonómico catalán en 2010, cuatro años después de su aprobación, aumentaron la presión popular por la independencia. La burguesía catalana y sus representantes políticos intentaron pactar una solución intermedia con el gobierno español, pero fracasaron ante la intransigencia española. Con divisiones internas y denuncias de corrupción en su contra, presionado por abajo, el gobierno catalán finalmente realizó en noviembre de 2014 un referendo en el que el 80% de los votantes respaldaron la conformación de un Estado independiente. En 2015 se conformó un nuevo gobierno de la coalición Juntos por el Sí, que nuevamente propuso un referendo independentista, esta vez “vinculante”, aunque intentando llegar a una salida pactada con Madrid. Pero la presión popular lo ha llevado a declarar que a las pocas horas del referendo, de triunfar el sí, se declararía la independencia.

“El referéndum no es solo el choque entre dos gobiernos que han aplicado recortes contra los trabajadores sino el choque entre el Estado y las masivas movilizaciones del pueblo de Catalunya. A nadie se le escapa que la situación agravada por la crisis económica y un proceso de recentralización del Estado, hace que un sector de la burguesía catalana que también apuntaló el régimen monárquico hace cuarenta años, hoy abandere la independencia de Catalunya. No tenemos ninguna confianza en ella, la República Catalana será el resultado de la lucha y movilización del pueblo catalán o no será”, explica Lucha Internacionalista (LI, UIT-CI) en su declaración del 30 de junio. Ante medidas del gobierno español como los allanamientos de las imprentas y la movilización de tropas, LI llama a “levantar una plataforma de partidos, sindicatos, movimientos en todo el Estado que defiendan el derecho de autodeterminación […] Hay que responder con movilizaciones en pueblos y ciudades a la represión para impedir el referéndum”.

“La unidad entre trabajadores y pueblos no puede ser el resultado de la imposición como lo es bajo la monarquía o en el franquismo. La unidad que la clase trabajadora necesita será el resultado de la libre determinación de los pueblos”, aclara LI en otra declaración, del 10 de septiembre, donde también responden a los argumentos “Ni-Ni” esgrimidos equivocadamente desde algunos sectores de la izquierda: “Para un trabajador -nacido o no en Catalunya- no es cierto que sea igual estar con el régimen o con un pueblo que ha salido masivamente pidiendo libertad. No es igual estar con el rey que impuso Franco, con todo su aparato represivo, que con el pueblo que se rebela”.

La cuestión nacional catalana

Los Borbones instauraron un Estado centralista a comienzos del siglo XIX, luego de una derrota militar que es conmemorada cada 11 de septiembre como fecha patria en Catalunya. Pero el pueblo catalán logró mantener una identidad cultural y su idioma. Con el fracaso del colonialismo español en Cuba, Puerto Rico y Filipinas a fines de siglo, crecen los sectores de la burguesía catalana que optan por el nacionalismo. En 1907, la coalición Solidaritat Catalana gana las elecciones con dos tercios de los votos. Entre 1914 y 1923 se establece la Mancomunitat, que ejerce un cierto nivel de autogobierno, pero la experiencia es frustrada por el golpe reaccionario de Primo de Rivera. En la década del 30, con la República, se aprobaría la creación de la Generalitat, un nuevo gobierno autónomo. La declaración del Estado de Catalunya en 1934 fue respondida con el encarcelamiento de todo el gobierno catalán. La cuestión nacional fue enterrada luego por el triunfo fascista en la guerra civil. Muerto el dictador Franco y en un clima de gran movilización social, a fines de 1977 se reinstaura la Generalitat. La centroderecha nacionalista catalana gobernaría desde la década de los 80 hasta 2003. El gobierno de centroizquierda que lo sucedió promovió un estatuto que ampliaba ligeramente las competencias de la autonomía y que fue bloqueado por el régimen español en 2010, dando pie a la escalada que ha culminado con la enorme fuerza de la actual lucha independentista.

Por una República de los Trabajadores

El 21 y 22 de septiembre se realizarán sendos actos por una República de los Trabajadores en Barcelona y en Girona, con la participación de dirigentes de LI, diputados y regidores de la CUP, dirigentes del Sindicato Andaluz de Trabajadores y de la corriente crítica de las Comisiones Obreras.

Pues para los sectores obreros y populares catalanes la lucha independentista tiene un contenido diametralmente opuesto a la connotación que le dan los sectores burgueses nacionalistas. Como plantean los compañeros de LI, una vez alcanzada la independencia “habrá que seguir luchando […] por una República obrera, al servicio de las necesidades de los de abajo y no de los intereses de la burguesía catalana y su patronal. Queremos […] expresar en las urnas lo que hemos gritado en las calles, construyendo una alternativa que deje de pagar la deuda para poner el dinero para evitar los desahucios o la pobreza energética, derogar las reformas laborales y acabar con la precariedad y la miseria” (10 de septiembre de 2017). Mientras que el franquismo residual del régimen defiende la unidad del Estado Español, para los socialistas revolucionarios es evidente que la “unidad que la clase trabajadora necesita será el resultado de la libre determinación de los pueblos” (LI, 7 de septiembre de 2017). Por ello la lucha de los trabajadores de la península ibérica por su emancipación debe conducir a la creación de una federación de repúblicas socialistas.





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