Así como en el resto del mundo, nuevos vientos soplan en la política de los Estados Unidos. Ante una crisis social que avanza implacable, con su secuela de desempleo, bajos salarios y sin perspectivas de mejora en el horizonte, el descrédito y el rechazo a los partidos tradicionales tiene una nueva expresión. El veterano socialista de 74 años Bernie Sanders acumula victorias en las elecciones primarias en el Partido Demócrata, disputando cabeza a cabeza con Hillary Clinton hacia la elección presidencial de noviembre de este año.
Por Silvia Santos
CST/PSOL de Brasil
Recogiendo las reivindicaciones del movimiento “Ocupa Wall Street”, Sanders promete impuestos a los ricos, elevar el salario a 15 dólares la hora, garantizar universidades y salud públicas gratuitas, entre otros aspectos democráticos, como la lucha contra el racismo, a favor de la comunidad LGBT y contra las intervenciones militares yanquis. En suma, se formó un movimiento esencialmente joven muy progresivo que dejó de temer a la palabra “socialismo”, que se está popularizando y está entrando en una franja, aunque aún minoritaria de trabajadores.
También su crecimiento expresa la desilusión con Obama (quien años atrás despertó las mismas o mayores expectativas que Sanders), ya que después de dos mandatos se profundizó la brecha social, el pozo que separa a los multimillonarios de una población trabajadora y de clase media cada vez más empobrecida.