lunes, 7 de noviembre de 2016

Las Matemáticas y las elecciones APUC 2016


Dr. Rolando Gaitán


Con origen en las Matemáticas, las cuales a lo largo de la historia para nosotros los Físicos se han convertido en algo más que un lenguaje, hoy existen las representaciones matriciales en muchos ámbitos de la ciencia. Desde un punto de vista reduccionista uno podría decir que las matrices son arreglos de elementos que pretenden caracterizar algún objeto definido en algún espacio. Con esta vaguedad también se podría jugar a hacer malabarismos conceptuales en el espacio político.

No es de gratis que exista el término “matriz de opinión”. Es decir, un conjunto de características verdaderas o falsas con origen en alguna individualidad o grupo de personas que son lanzadas para ver si tienen asidero o no. Existen eventos en el espacio político que en nuestra sociedad es bastante común por no decir natural encontrar matrices de opinión, ya sean para manipular un resultado o por simple ignorancia y superficialidad en el análisis. Obviamente, cómo Físico Teórico se que, al final del día de lo único que puedo tener certeza es que mi conocimiento del mundo se reduce a un modelo matemático restringido, o sea a una matriz de opinión. Que esta matriz sea acertada o no dependerá de lo que digan los colegas experimentalistas.


Se puede enterder que vivamos en un mar de matrices de opinión, pero parafraseando a J. P. Sartre, los intelectuales no podemos perder de vista que nuestra visión del mundo es solo nuestra y con una enorme carga subjetiva pero que, por suerte siempre seremos sacudidos por la realidad que nos enseñará si íbamos bien o no.

En el espacio político esas matrices de opinión abundan por doquier, alcanzando un máximo de intensidad cuando pasamos al espacio político-electoral. La razón es sencilla pues están en juego cuotas de poder, posibles fondos financieros y posibles trampolines a otros estadios de más poder. Existen muchas clases de origen para las matrices de opinión. Hay quienes viven de eso para su usufructo y se convierten en artífices de las mini matrices de opinión con frases pequeñas, precisas y contundentes para atraer a otros hacia una corriente que favorezca el resultado esperado. Una simple llamada telefónica “ayudame a derrotar al enemigo” podría ser suficiente.

Hay otros más toscos, pero no más deseperados que los anteriores que llegan hasta a violentar descaradamente la regla electoral más sencilla como la de no hacer propaganda proselitista durante las votaciones. Colocan toldos a metros de las mesas electorales, entregan instrucciones explícitas de cómo votar, colocan autoridades en las cercanías de la mesas de votación, inducen a los electores a realizar el voto abierto, asistencia en el voto, etc. Y no me refiero solamente a las elecciones donde participa el PSUV.

Un lector podría decir que esto es un simple ejercicio general sin mayor interés donde se dice lo harto conocido. Pero los profesores que participamos en las recientes elecciones de la Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo (APUC) sabemos exactamente de qué estamos hablando. Los dos grupos de poder Ucista que provienen de anteriores rupturas internas, tienen una rama común y así somos testigos de luchas intestinas por el fundamental interés de quien controle más votos será quien pueda catapultar una próxima candidatura a nivel de autoridades Rectorales, en caso de darse algún día tales elecciones. Para muchos compañeros serios y honestos que participaron en las fórmulas electorales, a sabiendas o no de esta realidad ahora tienen el reto de afrontar y superar las condiciones iniciales y de contorno sobre las cuales esas planchas fueron construidas para sobreponernos y entender que la crisis es una sola y nos continua persiguiendo.

Uno no puede casarse con una matriz de opinión y mucho menos con las que se originan desde la superficialidad. Aseverarse que por culpa de la existencia de una tercera plancha como la 96 indujo que la presidencia de la APUC quedase en manos de los patronos representados por la plancha 3, en lugar de ganar la plancha 1 es una matriz de opinión que aventureramente algunos están promoviendo. Definitivamente, este tipo de afirmaciones favorecen a la discriminación, señalamiento y persecusión de la disidencia, lo cual induce mi más profundo rechazo.

Pero más allá de lo moral, la matriz de opinión de que “por culpa de la 96 ganaron los malos y perdieron los buenos”, existen dos elementos políticos que la derrumban, que no son matrices de opinión, son hechos de la realidad. Sin contar con que hasta el momento en que esribo estas líneas no hay ningún pronunciamiento oficial de la Comisión Electoral de APUC como para comenzar a sacar cuentas.

Por un lado, políticamente nadie puede endosarse los votos de la 96, ni siquiera los que estamos en la Plataforma por la Autonomía Gremial UC96, porque esos votos, al igual que los votos en blanco les pertenecen a los profesores que hoy sienten descontento en la manera como se han manejado las cosas en la Universidad de Carabobo, unos con su voto rebelde contra los grupos de poder instalados en la academia, otros con su voto en blanco porque no confían en nadie. La pugna entre los que influencian políticamente a las planchas 1 y 3 existe desde muchísimo tiempo antes que la aparición de la 96. Esa guerra de maquinarias ya estaba avistada. De no existir la 96, muchos votos irían a engrosar a la lista de la abstención, incluido el mio.

El segundo aspecto político que, incluso explicaría lo anterior se refiere a la otra componente de la matriz de opinión que, palabras más, palabras menos establece “vote por la 1 para que no gane la 3 que representa a los patronos”. Debo ser responsable en decir que en ambos equipos hay colegas muy valiosos, serios y honestos incluyendo amigos y amigas mios. Como siempre es necesario perfilar la puntería hacia las cúpulas que manipulan y llevan sus agendas ocultas contenedoras de los intereses de sus grupos y no los del gremio. Más allá de las apreciaciones y conclusiones inducidas por pareceres hay evidencias experimentales que hablan sobre la similitud política de los dos grupos de poder que este pasado 3 de noviembre se confrontaron en las elecciones de APUC.

Es necesario recordar la historia reciente de nuestro gremio. Me refiero al referéndum del 12 de noviembre del 2015 en el cual participamos 1649 profesores y donde más del 80% ratificamos el no reinicio de clases. Acto seguido, el 20 de noviembre del 2015 las autoridades rectorales, ex-autoridades y la junta directiva montan una “asamblea” o, en el argot popular una encerrona en el auditorio de FACE con menos de 300 personas entre profesores, grupos estudiantiles y empleados para imponer la línea del levantamiento del paro a fuego y sangre.

La traición moral y política de la entonces Directiva de APUC no fue solamente la negación a un nuevo referéndum masivo y democrático para decidir el levantamiento o no del paro, si no que en su lugar se hizo el nefasto montaje de un show que ratificó las órdenes de la Rectora de la UC. La traición a la digna lucha universitaria también se manifestó cuando la Junta Directiva de APUC en la voz de su presidente intentó justificar el ambiguo y peligroso pre-acuerdo plasmado en el informe de FAPUV, emanado de una reunión entre los Rectores (Averu) y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Allí fue bochornoso ver como los candidatos a presidente de las recientes fórmulas electorales de debatieron entre los coléricos gritos en defensa del mandato rectoral y la sujeción ante mi posición en defensa de la democracia y la autonomía de las bases profesorales que habían decidido seguir en lucha.

Saquen sus propias conclusiones. Los no pocos que estamos de este lado y que gracias a las elecciones del pasado 3 de noviembre nos hemos reencontrado, seguiremos construyendo una alternativa para la lucha reivindicativa y académica, desde la base de la democracia y la verdadera autonomía del gremio.

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