lunes, 24 de octubre de 2016

La ruina avanza sobre Venezuela.


Emilio Bastidas.(*)

Los niños de la calle aumentan sin tregua, los indios de la patria se mudan a los semáforos para mendigar, almas desvalidas deambulan a ver que pillan en los botes de basura, la “dieta Maduro” rompe record en bajar de peso por falta de alimentación, hay hambre, crece la delincuencia, las enfermedades del pasado y las del futuro se propagan, el petróleo se entrega a los Chinos para pagar, PDVSA está hipotecada a los usureros internacionales. En fin, lo que progresa en Venezuela es la miseria.

Los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo ansían la salida del presidente Maduro por considerarlo responsable de la miseria y la ruina del país. La respuesta del gobierno ha sido el aumento sistemático de la represión, la persecución y el encarcelamiento de opositores políticos y de luchadores sociales de los campesinos, estudiantes y trabajadores públicos o privados. Gas del bueno con palo para los que protestan por alimentos y, lo más brutal, utilizar el hambre para arrancar incondicionalidad política por la entrega de las míseras bolsas de comida a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP).

Golpe de estado en progreso.

El desprestigio del gobierno aumenta por hambreador, corrupto y represor. La consecuente pérdida de apoyo popular ha hecho que el mismo, rediseñe un régimen totalitario donde el poder del estado reside en el presidente con apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la sumisión de los poderes judicial (TSJ) y electoral (CNE).

Para no perder el poder, avanzan en medidas que violan derechos democráticos adquiridos por el pueblo y cimentados en la Constitución de la República Bolivariana de 1999. Deslegitimar judicialmente el papel de la Asamblea Nacional; aprobar unilateralmente, con la venia del TSJ, el presupuesto de 2017; y, paralizar del Referendo Revocatorio (RR) por intermedio de los subterfugios del CNE hasta nueva orden judicial, son pruebas suficientes para señalar que este régimen al romper las normas de funcionamiento constitucional, está dando un golpe de estado. Se convierte de hecho en un régimen totalitario, profundamente reaccionario contra el espíritu con el cual nació la nueva Constitución impulsada por el Chavismo.

El presidente Maduro debe irse ya.

La movilización y lucha de los trabajadores y el pueblo, son la única garantía para que Maduro salga del poder, pero además, lograr frenar el hambre y la ruina que nos arrasa.

Para el miércoles 26 está programada lo que la MUD llama la “toma de Venezuela” este día debe ser el inicio nacional de la agenda de lucha y protestas, que con coraje y sin miedo debemos ejecutar. Millones debemos salir a la calle a luchar y a exigir el referendo revocatorio ya que es una conquista democrática sobre la cual el 80% de los venezolanos han cifrado sus esperanzas para revocar al presidente, pero además, debemos poner sobre en el tapete todas las necesidades que padecemos y por las cuales luchamos.

La MUD hasta ahora aparece como abanderada de la lucha, millones de los que queremos un cambio político no confiamos en esta dirección que esconde intereses particulares y partidistas de tomar el poder para ponerle las manos a la renta petrolera.

Hoy, la lucha que libran es circunstancial y se mueven contradictoriamente entre dos vertientes, una, el temor que sienten de movilizar porque van a ser desbordados por las masas, y la otra, que están frente a un régimen que amenaza con liquidarlos, ya que hasta ahora se niegan a la posibilidad de elecciones y, a la negociación.

De esta situación se desprende que no debe haber confianza en esta dirección, ya que hoy está obligada a movilizar, pero, privilegia una salida negociada.

Nuestra incondicionalidad es con la lucha y la movilización para materializar nuestras propuestas nacionales y regionales al lado de la salida de Maduro. Rescatemos las organizaciones populares que tenemos y formemos las que hacen falta: Sindicatos de Trabajadores y Trabajadoras, Consejos Comunales, Juntas Vecinales, Gremios, Asociaciones de sectores oprimidos, Centros de Estudiantes, Estructuras Campesinas, Colegios Profesionales, madres de los barrios que pasan hambre. En fin, la lucha es de todos y aprovechemos las próximas horas para quebrarle el espinazo a quien nos mata de hambre y para poner sobre el escenario, de manera autónoma e independiente, la agenda de nuestras necesidades.
La salida de Maduro, no basta. Hay que convocar la Asamblea Nacional Constituyente.

Necesitamos un marco político y programático que nos permita tomar medidas urgentes más allá de la salida de Maduro, hay que exigir La convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente.

Hay que liquidar el régimen totalitario para instaurar otro con democracia real, desde las bases, con vigencia plena de las libertades democráticas.

La llamada democracia participativa de la V República que nació como alternativa frente a la representativa, también ha fracasado. Sirvió sólo, para el provecho de las cúpulas burocráticas del gobierno y del PSUV, así como para aumentar la ganancia de las transnacionales petroleras en la Faja del Orinoco y a los capitalistas chinos y rusos esencialmente.

Por otro lado, frente a la ruina del país hay que declarar la Emergencia Económica Nacional. Para acabar con el hambre, y la falta de medicinas, hay que sancionar de inmediato que cada familia obtenga la canasta básica, igualando el salario mínimo al valor de dicha canasta. Se debe garantizar: seguridad social; educación y salud; seguridad ciudadana; combatir la corrupción; aumentar la producción agrícola con la entrega de la tierra a quien la trabaje, otorgando maquinaria y ayuda técnica; rescatar la soberanía total del petróleo sacando a las transnacionales; protección de los recursos naturales suprimiendo la catástrofe ambiental; un plan de construcción y mejoramiento de obras de carácter social como escuelas, universidades, hospitales y vías de comunicación.

El régimen totalitario de Maduro hace pagar la crisis a los trabajadores y al pueblo. Los planes de la oposición (MUD), también proyectan que los de abajo terminen pagándola. Es decir, ninguno de los dos es garantía, para lograr soluciones sin que el peso caiga sobre los hombros de los más pobres.

Por ello, cobra fuerza la exigencia de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, originaria, libre y soberana con plenos poderes por encima de los existentes para decidir sobre la economía, la soberanía agrícola, la educación y la organización política del país. Dentro de sus primeras medidas, debe estar, declarar moratoria en los pagos de la deuda externa para tener liquidez inmediata e invertirla en el plan de Emergencia Económica Nacional y revertir la crisis que ocasiona hambre en nuestras familias.

(*) Emilio Bastidas.
Secretario General Sintradinia.

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