sábado, 22 de octubre de 2016
Estados Español: El régimen sacrifica al PSOE
Lucha Internacional
España
Finalmente los barones hacen caer a Sánchez y se constituye una gestora, que previsiblemente facilitará el gobierno Rajoy. El aparato estalla y el partido se agrieta. Felipe González y Susana Díaz encabezan el sector ganador, con seis de los siete presidentes autonómicos y el visto bueno de los grandes poderes: su bandera, las necesidades del estado y un anti nacionalismo catalán acérrimo. Todo apunta a que la ofensiva de los críticos se acelera cuando González denuncia que Sánchez ultimaba un acuerdo de gobierno alternativo con los «leninistas 3.0» y «los que quieren romper España». Con el ex secretario general que se opone al harakiri del partido dejando gobernar al corrupto PP, se queda la presidenta balear, catalanes y vascos. En el aparato del partido Sánchez está en minoría, por eso el recurso de Sánchez a la base, con primarias y un congreso, porque parece mayoritario que los y las militantes no quieren que el PSOE dé la abstención a Rajoy. Los intereses de estado monárquico se imponen sobre los del partido, y el PSOE abre una profunda e incierta crisis.
La crisis del PSOE es más que un choque de personalidades o de una abstención al Gobierno del PP, hay que buscar los motivos más en el fondo, a las contradicciones que hoy hacen temblar al régimen del 78: por un lado la crisis económica que no afloja, del otro el desafío del pueblo catalán. Y los poderes fácticos exigen cerrar filas al precio que sea, aunque sea el sacrificio del PSOE, una pieza que fue determinante en la estabilización de la Monarquía. El PSOE se quiebra porque hoy es imposible servir a los intereses del estado y, a la vez, salvaguardar el espacio político del PSOE y su base social.
Es cierto que el fenómeno de la pérdida de la base social de la socialdemocracia es un problema europeo, debido a que la fuerte crisis capitalista no da las migas que necesita la socialdemocracia para repartir entre el pueblo y aparecer diferenciada de la derecha, pero la crisis del PSOE va por la vía griega del PASOK, en una caída imparable. Es cierto que la burguesía española tiene más recursos económicos que la griega, pero no es menos cierto que en el país helénico hubo una ruptura democrática con la dictadura de los coroneles, cosa que en el estado español quedó reducida a una reforma pactada del régimen franquista. Lo que nos habían vendido como transición ejemplar de un régimen dictatorial a la democracia, se demuestra a cada paso una gran estafa.
El problema catalán es la punta del iceberg de la falta de ruptura con el pasado. La voluntad de ruptura con el legado monárquico-franquista fue enterrada bajo siete llaves y sacar una bandera republicana era condenado como un ataque a la convivencia, el derecho de autodeterminación sellado con el visto bueno de la izquierda del PCE y del PSOE, y con el acuerdo de las burguesías vasca y catalana, la Reforma agraria reconvertida en PER de miseria y limosnas, gran parte del viejo aparato de estado quedó intacto y con él la impunidad se hizo norma, hoy esta se extiende en multitud de casos de corrupción que afectan todas las instituciones y partidos de la transición. Los candados de la transición están enmohecidos y empiezan a saltar por los aires y el régimen desnudado... repugna.
La caída de Sánchez puede ayudar a formar el gobierno del PP y de momento salir de la parálisis, pero al precio de dejar uno de los dos pilares centrales tan malogrado que difícilmente a medio plazo vuelva a ser alternativa de gobierno. Además ¿quién dice que el PP es un pilar sólido?: está atravesado por mil y un casos de corrupción, que hacen difícil que pueda legitimar una nueva ofensiva contra los y las trabajadoras como la que exige Bruselas y, a la vez, afrontar con mano de hierro un año decisivo para el proceso catalán.
Inevitablemente esta situación tensará la lucha de clases, y la clave para hacer bascular esta situación hacia la izquierda será la movilización. Mientras la crisis se cueza entre las bambalinas de la corte, tenemos las de perder. Movilización para parar nuevos ataques contra los trabajadores/as, y aquí los sindicatos tendrán mucha responsabilidad, y movilización para parar la maquinaria de guerra del estado contra cualquier decisión soberana del pueblo catalán. Y una última consecuencia del destrozo en el PSOE, es que se acelera la recomposición de la izquierda política.12/10/2016
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