Por Luis Fuenmayor Toro
Quienes acusaron a Caldera y a Petkoff de quitarnos la retroactividad de las prestaciones sociales, hoy, al bonificar el salario con los “tickets” de alimentación”, acabaron con las prestaciones sociales.
Los supuestos defensores del salario de todos estos años terminaron menoscabando su importancia y se disponen a hacerlo desaparecer.
La máxima de “a igual trabajo igual salario” ha sido convertida por los revolucionarios actuales en “igual salario para todos los trabajos”.
Uno de los cambios introducidos por el socialismo del siglo XXI es pagar la jornada laboral de los trabajadores venezolanos con comida, tal y como ocurre en los modelos capitalistas más atrasados.
Se conoce la existencia del socialismo utópico, el socialismo democrático y el socialismo científico, pero la dirigencia revolucionaria venezolana creó el socialismo salvaje.
En el socialismo del siglo XXI la mayor suma de felicidad posible se logra con escasez, inflación, salarios de hambre, devaluación, inseguridad, insalubridad, ignorancia y ausencia de servicios y de derechos.
Los precios justos son los mismos precios de las mercancías vendidas por los bachaqueros luego de recibir la bendición oficial.
El Gobierno dice rechazar el rentismo petrolero después de haber recibido, dilapidado y robado 1,3 billones de dólares.
A los chavecos no les gusta el rentismo petrolero pero recurren al rentismo minero sin dar explicación ninguna.
La culpa de la crisis la tiene “el rentismo” dicen el Gobierno y sus fanáticos, pero el rentismo ha sido la política asumida por Chávez y por Maduro.
“Abajo el rentismo”, “viva el plan de la patria”, dicen con vehemencia, pero el plan de la patria es totalmente rentista, pues su única propuesta económica es producir 6 millones de barriles de crudo para 2019.
“Hay que dejar el rentismo” dicen algunos desde la MUD, pero el programa de Leopoldo López trae como propuesta producir 6 millones de barriles de crudo para 2019.
Maduro pretende salvar al planeta del desastre ambiental instrumentando la explotación rentista del Arco Minero del Orinoco.
Una simple marcha, cuya magnitud se desconoce, va a convertir a Maduro en Erdogan, por lo que dejará 240 muertos y más de 2 mil heridos.
El antiimperialismo chaveco se instrumenta con asociaciones estratégicas entre empresas gubernamentales y empresas transnacionales imperiales.
Las expropiaciones “revolucionarias” sólo han servido para acabar con la producción, perder demandas y tener que pagar costosas indemnizaciones.
Los supuestos defensores del salario de todos estos años terminaron menoscabando su importancia y se disponen a hacerlo desaparecer.
La máxima de “a igual trabajo igual salario” ha sido convertida por los revolucionarios actuales en “igual salario para todos los trabajos”.
Uno de los cambios introducidos por el socialismo del siglo XXI es pagar la jornada laboral de los trabajadores venezolanos con comida, tal y como ocurre en los modelos capitalistas más atrasados.
Se conoce la existencia del socialismo utópico, el socialismo democrático y el socialismo científico, pero la dirigencia revolucionaria venezolana creó el socialismo salvaje.
En el socialismo del siglo XXI la mayor suma de felicidad posible se logra con escasez, inflación, salarios de hambre, devaluación, inseguridad, insalubridad, ignorancia y ausencia de servicios y de derechos.
Los precios justos son los mismos precios de las mercancías vendidas por los bachaqueros luego de recibir la bendición oficial.
El Gobierno dice rechazar el rentismo petrolero después de haber recibido, dilapidado y robado 1,3 billones de dólares.
A los chavecos no les gusta el rentismo petrolero pero recurren al rentismo minero sin dar explicación ninguna.
La culpa de la crisis la tiene “el rentismo” dicen el Gobierno y sus fanáticos, pero el rentismo ha sido la política asumida por Chávez y por Maduro.
“Abajo el rentismo”, “viva el plan de la patria”, dicen con vehemencia, pero el plan de la patria es totalmente rentista, pues su única propuesta económica es producir 6 millones de barriles de crudo para 2019.
“Hay que dejar el rentismo” dicen algunos desde la MUD, pero el programa de Leopoldo López trae como propuesta producir 6 millones de barriles de crudo para 2019.
Maduro pretende salvar al planeta del desastre ambiental instrumentando la explotación rentista del Arco Minero del Orinoco.
Una simple marcha, cuya magnitud se desconoce, va a convertir a Maduro en Erdogan, por lo que dejará 240 muertos y más de 2 mil heridos.
El antiimperialismo chaveco se instrumenta con asociaciones estratégicas entre empresas gubernamentales y empresas transnacionales imperiales.
Las expropiaciones “revolucionarias” sólo han servido para acabar con la producción, perder demandas y tener que pagar costosas indemnizaciones.
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