21.12.2015
Nuestra crítica fundamental está dirigida hacia el Gobierno, aunque siempre añadimos críticas similares a la oposición conservadora de la MUD, entre otras cosas porque nuestra tesis es que para el país han sido Guatemala y Guatepeor. Algunos fanáticos opositores se molestan cuando se les dice esto, pero sobre todo cuando se les demuestra por las acciones similares tomadas por ambos en el pasado y en el presente. Hasta en las reacciones a las críticas son similares; las contestan con insultos, groserías, vulgaridades, descalificaciones, calumnias y amenazas. Uno compara uno de estos textos de un fanático descerebrado de la MUD y con otro de su par gubernamental, y se dará cuenta de que son idénticos. En lo personal, he recibido las mismas ordinarieces y falsedades de ambos, no siendo evidente ninguna diferencia cultural entre estos exaltados, ni siquiera diferencias entre hombres y mujeres. Los intransigentes son iguales y su conducta tiene que ser idéntica.
La razón para afincar las críticas en el sector gubernamental obedece al hecho de ser precisamente “gobierno”. Ellos son quienes tienen la iniciativa, quienes en definitiva deciden, quienes tienen la sartén agarrada por el mango, a pesar que muchas veces juegan a que son los débiles, las víctimas de la guerra económica, de las conjuras internacionales y de la “poderosísima” oligarquía nacional, que es claramente inexistente. No todo lo que dicen en este sentido es falso. Nadie vive diciendo únicamente falsedades. De hecho, la sintonía en las críticas contra el gobierno de Maduro y sus coincidencias temporales por parte de Kerry, Rajoy, Uribe, Santos, Felipillo, la comunidad europea, CNN, son más que evidentes, excepto claro para los fanáticos que dicen estar en la acera del frente. El problema es que los dirigentes gubernamentales, en su discurso, excluyen toda posibilidad de haber cometido errores, son perfectos, excepto en que los demás, según ellos, los tienen contra la pared.
Tendríamos que concluir que si son otros quienes tienen a Venezuela en el pantano en que se encuentra, porque han impulsado una guerra de todo tipo contra el Gobierno y el PSUV, éstos deberían darse por derrotados en forma fulminante e irse a los camerinos. Una dirección perdedora no le hace ningún bien a la nación venezolana. El panorama actual no es nada acogedor, a pesar del “airecito” que le entró al país con la aplastante derrota sufrida por el Gobierno y su alianza de partidos. Es igual que cuando Rómulo Gallegos fue derrocado por el golpe militar, que el país respiró. La soberbia, los desmanes, las agresiones, el hostigamiento de los opositores, el sectarismo y la incapacidad, de los “revolucionarios venezolanos de octubre” eran iguales al de los “revolucionarios bolivarianos del siglo XXI”. Antes de que me insulten los ignorantes defensores de aquellas conductas, estudien un poquito de historia.
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