sábado, 6 de junio de 2015

Condolencias por la muerte del ex ministro del Trabajo Roberto Hernández W.

Por: Orlando Chirino.

Junio 5 de 2015.- Desde mi estancia en Ginebra (Suiza) en donde me encuentro participando de la Asamblea Anual de la Organización Internacional del Trabajo, exponiendo y defendiendo los intereses de la clase trabajadora venezolana, me ha sorprendido la infausta noticia del fallecimiento de Roberto Hernández Wohnsiedler, ex ministro de la cartera del Trabajo y Seguridad Social de Venezuela entre los años 2006 y 2008.

Antes que nada quiero expresarle a sus familiares, amigos y compañeros de luchas, mis más sinceras condolencias por tan irremediable pérdida.
Con Roberto Hernández nos unía una sincera amistad y un profundo respeto labrados durante 40 años, a pesar de que toda nuestra vida como luchadores sindicales, sociales y políticos estuvimos enfrentados en aceras distintas. Mientras el militaba y defendía las tesis políticas del estalinismo desde las filas Partido Comunista de Venezuela y de la CUTV y posteriormente desde el Psuv; yo defendía el Programa de Transición elaborado y defendido por León Trotsky y las corrientes socialistas internacionalistas.


Sin embargo, tan profundas e infranqueables diferencias nunca fueron obstáculo para que entre nosotros floreciera el respeto y la solidaridad humana a cada paso, en los difíciles momentos de la lucha frontal que desarrollábamos desde ópticas distintas en contra del régimen antidemocrático, excluyente y represivo del Puntofijismo, así como durante los años que se desempeñó como diputado del Psuv en la Asamblea Nacional y ministro del gobierno del Presidente Chávez.

Desde finales de la década del 70 guardo un sincero reconocimiento a la labor de Roberto Hernández en pro de los derechos de los trabajadores y en particular a una línea de actuación que siempre lo caracterizó: la lucha por la unidad de las filas del movimiento obrero, tarea tan desvalorizada en estos tiempos de burocracia sindical roja-rojita que ha degradado los fundamentos y principios más importantes del movimiento sindical venezolano e internacional.

Hoy que conozco la triste noticia del fallecimiento de Roberto Hernández vienen a mi recuerdo tres hechos importantes que quiero compartir. El primero de ellos, es que mi participación en el acto de su juramentación como ministro el Trabajo y Seguridad Social, fue el último acto público al que asistí con la presencia del Presidente Chávez. El respeto que le tenía a Roberto y el reconocimiento a su labor en las filas de los trabajadores era mucho más fuerte que las insalvables diferencias que tenía con el Presidente Chávez y su gobierno, que por esa ápoca cocinaba un regresivo proyecto de Reforma Constitucional al servicio de las multinacionales y en detrimento de las libertades políticas y democráticas del pueblo venezolano, a la vez que empezaba a perfilar un brutal ataque a uno de los pilares básicos del sindicalismo nacional y mundial, al propagar la falsa e irresponsable idea que la autonomía sindical era un veneno heredado de la IV República.

El segundo hecho, es que como ministro del Trabajo y Seguridad Social -al margen de la evaluación de su gestión-, tuvo la honestidad intelectual y la ética como hombre de izquierda, de firmar la providencia que ordenaba mi reintegro a Pdvsa, de la cual fui despedido arbitrariamente por la burocracia de la estatal petrolera comandada por Rafael Ramírez el 28 de diciembre del año 2007. Con esta sentencia firmada el 18 de noviembre de 2008, el entonces ministro Roberto Hernández confirmaba la legitimidad de mi justo reclamo de que se me reconociera como trabajador petrolero, protegido además por la figura de fuero sindical por ser directivo nacional de Sinutrapetrol y Coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).

Como lo dije en su momento, la providencia rubricada con la firma de Roberto Hernández más que un logro personal representaba un triunfo de todo el movimiento sindical venezolano y de los casi 5.000 adherentes que a nivel internacional firmaron un petitorio exigiendo al gobierno del Presidente Chávez y al Ministerio de Trabajo la restitución a mi puesto de trabajo.

Dolorosamente -7 años después-, Roberto Hernández ha fallecido y el gobierno sigue sin honrar ni respetar su valiente decisión de aquel entonces. Así como tampoco lo ha hecho con el pago de los pasivos laborales a los despedidos de la industria petrolera. Sigo confiando en que será la clase obrera, unida, movilizada y combatiendo en las calles la que hará justicia y cumplirá la honorable sentencia del ministro Hernández.

Y el tercero de los recuerdos, es aquella frase lapidaria que pronunciara alguna vez, y que al decir de muchos fue la que le costó su cargo como ministro, al afirmar que “es lamentable ver que las instituciones del Estado son las primeras en violar la Ley del Trabajo”. Aseveración que se corrobora con creces hoy en día, cuando observamos que precisamente es el Gobierno como operador de las instituciones estatales quien más viola los derechos de la masa laboral despidiendo, desconociendo el derecho a la negociación colectiva, vulnera la libertad de organización sindical, criminalizando la lucha sindical y aplicando un brutal plan de ajuste que ataca los derechos socio-económicos de la clase trabajadora venezolana.

Los cuarenta años de lucha coincidente y estos tres hechos narrados, son más que suficientes para expresar mi reconocimiento a la trayectoria de Roberto Hernández y honrar su honestidad y ética militante. Paz en su tumba.



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