Por Leda Victoria POS-MAS (sección mexicana de la UIT-CI)
San Quintín es un poblado eminentemente jornalero, donde hay unos 80 mil hombres, mujeres, e incluso niños y niñas, que trabajan en condiciones de semi-esclavitud en los campos de grandes empresas agrícolas. Ante ello, los jornaleros se levantaron con una fuerza inusitada el pasado 17 de marzo, con un paro que puso en jaque al gobierno estatal y federal, logrando recabar una gran solidaridad binacional, es decir, no sólo en el país, sino también de organizaciones de jornaleros y migrantes en Estados Unidos. La lucha de San Quintín ha demostrado al pueblo de México que es posible enfrentar las políticas criminales del gobierno y de los patrones a través de la unidad, la organización y la movilización.
La comunidad de jornaleros, está conformada en su mayoría por indígenas mixtecos y triquis de estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, pero también provienen de Durango y Zacatecas. Desde hace tiempo, los jornaleros han denunciado los abusos cometidos por los patrones, la superexplotación ya había alcanzado niveles insoportables, donde las jornadas son mínimo de 10 horas, sin días de descanso, sin pago de las horas extras y con salarios pírricos, sin atención médica, teniendo que laborar sin el equipo necesario que les proteja del sol, de los pesticidas y de los fertilizantes. A causa de eso las enfermedades que padecen los jornaleros son principalmente por insolación (65.5%) y por contacto con productos tóxicos (25.7%), siendo recurrentes las enfermedades respiratorias (45.3%), de la piel (41.3%), y gastrointestinales (29.7%), entre otras. Viven en condiciones marginales, sin drenaje, luz y agua potable.
El sector más vulnerable son los niños y las mujeres, la explotación infantil es un fenómeno endémico, pues se calcula que en el país, el 20% de los jornaleros agrícolas son menores de 20 años. Las jornaleras en San Quintín conforman el 45%, y sufren de manera cotidiana el acoso sexual por parte de los mayordomos, además de que reciben menos salario y no tienen incapacidad en caso de embarazo, lo que provoca nacimientos prematuros y mortandad materna.
El gobierno y los patrones no han tenido disposición a escuchar las demandas de los jornaleros, pues los patrones tienen fuertes influencias en el gobierno estatal, siendo algunos de ellos altos funcionarios. Algunos han fungido como secretarios de Desarrollo Agropecuario, siendo los primeros que no respetan los derechos humanos, ni los laborales.
Desde el año pasado, los jornaleros acudieron a mesas de negociación para que sus demandas fueran atendidas, pero ni el gobierno, ni los patrones, ni los charros sindicales de la CTM, CROC y CROC acudieron, despreciándolos completamente.
La rebelión de los más humildes, por demandas elementales
El pliego petitorio de los jornaleros implica el respeto de sus derechos humanos y laborales más elementales, lo que refleja que su lucha es contra un capitalismo voraz e inhumano. Entre sus demandas se encuentra que se respete el derecho de antigüedad, que todos los trabajadores estén afiliados al IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), que se les paguen todas las prestaciones de ley, que se les paguen horas extras, que el salario mínimo sea de 300 pesos, que a las jornaleras se les respete su incapacidad por maternidad como lo marca la ley, etc. Y a pesar, de que los jornaleros piden que se respeten las leyes laborales, los patrones se niegan hacerlo, aun cuando las ganancias que obtienen de este trabajo son estratosféricas.
Después de varios días de paro en el que participaron el 90% de los jornaleros, el movimiento ha logrado sus primeros triunfos, en primer lugar que fueran escuchados por los tres niveles de gobierno, visibilizando su lucha a nivel nacional; han logrado liberar a casi todos los jornaleros que fueron fuertemente reprimidos el pasado 18 de marzo; podrán conformar su sindicato independiente, deslindándose de los charros de la CTM, CROC y CROM (tres de las principales confederaciones de la burocracia sindicales, vinculadas al Partido Revolucionario Institucional PRI); y obtendrán la afiliación masiva al Seguro Social.
La lucha sigue, toda la solidaridad
Será indispensable la solidaridad hacia los jornaleros para que se cumplan sus demandas, pero para resolver el problema de fondo de la superexplotación que viven los jornaleros y campesinos de todo el país, es necesario exigir al gobierno una reforma agraria en donde las organizaciones de jornaleros participen, como la que pedían los revolucionarios en 1910, donde la tierra sea de quien la trabaja, donde se expropien a los empresas agrícolas y se castigue a los patrones que violan los derechos laborales y humanos, y que el gobierno se responsabilice de otorgar los apoyos necesarios para el desarrollo del campo en beneficio del país.
(Artículo publicado en El Socialista N°388)
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