jueves, 17 de julio de 2014

Desaciertos “socialistas” retrasan aprobación del contrato colectivo de Sidor



Pancarta colocada en el portón III de Sidor en el que trabajadores hacían cuenta regresiva. Hoy el convenio tiene, por primera vez en su historia, cuatro años vencido Foto William Urdaneta / Archivo

Correo del Caroni
Clavel A. Rangel Jiménez
17.07.2014


La discusión del contrato colectivo en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) transcurre de manera dispar. En comparación con la negociación de los últimos convenios en las empresas básicas, el de la siderúrgica luce atípico.

Mientras en la industria del aluminio la convención se discutió en cuatro meses, en Sidor alcanza casi los dos años y contrasta con el último acuerdo suscrito entre Ferrominera y el Sindicato de Trabajadores de Ferrominera Orinoco (Sintraferrominera), con cuya directiva acordaron al cabo de unos meses el ajuste salarial en completa discreción.

¿Qué distingue a Sidor en este proceso? Para el comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) un sector del Gobierno busca debilitar los cimientos de la institución.


Los principales dirigentes han encontrado en esa tesis la respuesta a la dilatada negociación del contrato colectivo y la resistencia a responder, en los mismos términos como en el sector aluminio, la cobertura de los beneficios con un subsidio de la renta petrolera.

El argumento de la productividad -que ahora esgrime Sidor - es rebatido por Sutiss con base a los desaciertos gerenciales y los ensayos del Ejecutivo desde la nacionalización de la acería en 2008.

El sindicato sostiene, incluso, que la congelación de los precios del acero tiene un doble rasero. No sólo persigue subsidiar las políticas sociales del Gobierno y su eventual capitalización electoral, sino estrangular financieramente a la empresa para justificar la nivelación de salarios y la implementación de otras políticas económicas como, por ejemplo, una nueva privatización.

Sobre esas últimas tesis, sin embargo, no hay suficientes elementos que fortalezcan esos escenarios. El modo de administrar a la principal siderúrgica del país se corresponde más con la política de improvisación que ha caracterizado a la era chavista.

Sustentable
Pero ha sido -quizá- el ensayo populista del Ejecutivo lo que ahora juega en contra en la mesa de negociación. Hace un año, en el ejercicio del “Gobierno de calle” en el estado Bolívar, el reciente electo presidente Nicolás Maduro se comprometió a subsidiar por dos años los costos de las convenciones colectivas mientras las empresas se recuperaban.

Aquel mensaje en los patios de la improductiva CVG Alcasa, es ahora el principal argumento -no sólo de la dirigencia sindical de Sidor- sino la de todas las empresas cuyos beneficios no se discuten desde hace dos y hasta cuatro años.

La directiva de Sidor, que ahora intenta poner orden, se enfrenta a la cosecha de un proceso de desinstitucionalización abonado por el Gobierno que se evidencia en la alta rotación gerencial desde 2008.

Desde la estatización, el Ejecutivo desarrolló una política de división con la que pretendía debilitar a Sutiss, de cara a la necesidad de implementar el proyecto político de partidización de las áreas de trabajo y control obrero.

En ese escenario, en el que el presidente Hugo Chávez bautizó a Guayana como la “cuna del socialismo”, convertir a Sutiss en referencia del nuevo esquema de relaciones obrero-patronales era determinante para su extensión al resto de las empresas.

Pese a la permeabilidad de la dirigencia al discurso de Chávez, en pleno proceso de post nacionalización, el Gobierno se encontró con la clara identificación de los trabajadores con una organización tradicional e histórica, de mayor arraigo entre los sidoristas.

Fue así como se profundizó el paralelismo sindical. Comenzó con el control obrero y, antes, con la promoción de grupos -algunos provenientes del movimiento de tercerizados- con la intención de confrontar y debilitar a la organización.

Los resultados de esa política, a la que varios de los miembros del comité ejecutivo de Sutiss estuvieron ganados en sus inicios, se convirtió -precisamente- en cuchillo para la garganta del clima laboral en Sidor.

La desfragmentación de Sutiss y la incursión de la violencia le han costado a la estatal decenas de paros. Sus desavenencias han dilatado, además, la rápida resolución de conflictos y la posibilidad de una pronta recuperación de la empresa bajo objetivos conjuntos.

Los números bajo un escenario de mayor recesión e improductividad, pues se estima que Sidor no superará las 1.5 millones de toneladas de acero líquido en 2014, también colocan en juego la posibilidad de cumplir la promesa de Maduro. La acería tiene una nómina de 14 mil trabajadores, el doble de la plantilla laboral de 2008 y el equivalente al universo de trabajadores en la industria del aluminio.

Las cláusulas que faltan

•1 Definiciones legales.

•3 Tabulador.

•4 Aumento de salario

•8 Participación de utilidades.

•12 Tiempo de viaje.

•14 Pago adicional por antigüedad en el trabajo.

•17 Vacaciones y bonos vacacionales.

•18 Plan vacacional.

•31 Plan de jubilación.

•89 Horario de trabajo.

•90 Turnos de trabajo.

•91 Jornada semanal.

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