Trabajadores marcharon este lunes exigiendo respeto y señalando a quienes, según ellos, son los verdaderos “mafiosos ”Foto William Urdaneta |
Clavel A. Rangel Jiménez
30.07.2014
Correo del Caroni
La realidad productiva de Sidor, la indiferencia del Ejecutivo y la evasión de responsabilidad del Gobierno ante las condiciones operativas de la principal siderúrgica del país, han obligado al Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) a asumir la defensa de la acería en plena discusión del contrato colectivo.
La consigna productiva no ocupó espacio al inicio de la negociación de la convención en 2012, pues la mayoría de la dirigencia compró la promesa de Hugo Chávez que, en ese entonces, aprobó 314 millones de dólares y los presentó como la solución a la contingencia industrial.
El capital aprobado no era suficiente para las fallas técnicas de la acería, pero la buena pro a la discusión contractual desplazó el reclamo por las condiciones operativa de la planta.
El escenario ahora es distinto. Los señalamientos del presidente de la Asamblea Nacional y cabeza del PSUV, Diosdado Cabello, y del presidente Nicolás Maduro la semana pasada, le han dado contorno al discurso de Sutiss y otro cariz al terreno político.
“Mafiosos sindicales”, tildó Cabello a la dirigencia sindical y “Sidor está a las puertas de ser quebrada por un grupo de sindicaleros”, comentó el domingo en la noche el Presidente de la República.
Las acusaciones no sólo han cohesionado a los trabajadores con Sutiss en defensa del contrato, sino que han dado la oportunidad a la dirigencia -en su mayoría chavista- de responder al Gobierno y recordar las omisiones en torno a la operatividad de Sidor.
“Si usted quería medir fuerza, aquí está la fuerza Diosdado Cabello”, dijo un extercerizado, Richard Rodríguez, al término de la marcha del lunes que recorrió 10 kilómetros desde el portón III hasta la plaza El Hierro, en Alta Vista. “Los trabajadores no quebramos empresa, la empresa la quiebran los burócratas que han ido montando en nuestras empresas”, agregó el trabajador, con menos de cuatro años en la acería.
El discurso en defensa de la empresa es asumido hoy por quienes fueron beneficiados recientemente por el Gobierno, al que ahora cuestionan la administración de la acería.
“Fue una locha frontal en aquel entonces (con la transnacional) porque no querían reconocer justamente lo que estamos discutiendo ahora. La situación está bastante parecida. ¡Tienen a los chinos allí como herramienta de no querer discutir el contrato!”, siguió el secretario de organización de Sutiss, José Meléndez.
“Nos están pasando factura bajo la figura de que estamos pidiendo algo exorbitante. Le estamos diciendo aquí: no queremos que el Estado nos esté subsidiando, porque no somos ningunos flojos, sabemos trabajar y construir patria. Le estamos diciendo al Gobierno, que debería estar claro, que lo único que pedimos es que haya inversión, insumos, repuestos, que no los pongan allí y tengan la plena seguridad de que Sidor no producirá 4.3 sino 5 y 6 millones de toneladas de acero”, aseveró Meléndez.
Entre dos aguas
La coyuntura coloca a Sutiss en una posición compleja al tener que incorporar un discurso que, en teoría, debería ocupar al patrón Estado.
El Ejecutivo, hasta ahora, sólo ha utilizado la consigna de productividad para pedir sensatez a los trabajadores, pero no ha actuado en consonancia para elevar la capacidad instalada de la siderúrgica.
Salvo la conminación a reducir los permisos sindicales otorgados por la gerencia sin ningún tipo de sanción administrativa, el Gobierno no ha informado cómo espera recuperar la capacidad instalada de Sidor, qué implicaciones tiene la inversión de empresas chinas y en cuánto tiempo esperan recuperar la capacidad productiva.
Las últimas gerencias han intentado colocar orden en la acería, pero la pérdida de institucionalidad dentro de la fábrica y el desorden promocionado por el Gobierno precipitaron el fracaso de estos planes.
Correo del Caroni
La realidad productiva de Sidor, la indiferencia del Ejecutivo y la evasión de responsabilidad del Gobierno ante las condiciones operativas de la principal siderúrgica del país, han obligado al Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) a asumir la defensa de la acería en plena discusión del contrato colectivo.
La consigna productiva no ocupó espacio al inicio de la negociación de la convención en 2012, pues la mayoría de la dirigencia compró la promesa de Hugo Chávez que, en ese entonces, aprobó 314 millones de dólares y los presentó como la solución a la contingencia industrial.
El capital aprobado no era suficiente para las fallas técnicas de la acería, pero la buena pro a la discusión contractual desplazó el reclamo por las condiciones operativa de la planta.
El escenario ahora es distinto. Los señalamientos del presidente de la Asamblea Nacional y cabeza del PSUV, Diosdado Cabello, y del presidente Nicolás Maduro la semana pasada, le han dado contorno al discurso de Sutiss y otro cariz al terreno político.
“Mafiosos sindicales”, tildó Cabello a la dirigencia sindical y “Sidor está a las puertas de ser quebrada por un grupo de sindicaleros”, comentó el domingo en la noche el Presidente de la República.
Las acusaciones no sólo han cohesionado a los trabajadores con Sutiss en defensa del contrato, sino que han dado la oportunidad a la dirigencia -en su mayoría chavista- de responder al Gobierno y recordar las omisiones en torno a la operatividad de Sidor.
“Si usted quería medir fuerza, aquí está la fuerza Diosdado Cabello”, dijo un extercerizado, Richard Rodríguez, al término de la marcha del lunes que recorrió 10 kilómetros desde el portón III hasta la plaza El Hierro, en Alta Vista. “Los trabajadores no quebramos empresa, la empresa la quiebran los burócratas que han ido montando en nuestras empresas”, agregó el trabajador, con menos de cuatro años en la acería.
El discurso en defensa de la empresa es asumido hoy por quienes fueron beneficiados recientemente por el Gobierno, al que ahora cuestionan la administración de la acería.
“Fue una locha frontal en aquel entonces (con la transnacional) porque no querían reconocer justamente lo que estamos discutiendo ahora. La situación está bastante parecida. ¡Tienen a los chinos allí como herramienta de no querer discutir el contrato!”, siguió el secretario de organización de Sutiss, José Meléndez.
“Nos están pasando factura bajo la figura de que estamos pidiendo algo exorbitante. Le estamos diciendo aquí: no queremos que el Estado nos esté subsidiando, porque no somos ningunos flojos, sabemos trabajar y construir patria. Le estamos diciendo al Gobierno, que debería estar claro, que lo único que pedimos es que haya inversión, insumos, repuestos, que no los pongan allí y tengan la plena seguridad de que Sidor no producirá 4.3 sino 5 y 6 millones de toneladas de acero”, aseveró Meléndez.
Entre dos aguas
La coyuntura coloca a Sutiss en una posición compleja al tener que incorporar un discurso que, en teoría, debería ocupar al patrón Estado.
El Ejecutivo, hasta ahora, sólo ha utilizado la consigna de productividad para pedir sensatez a los trabajadores, pero no ha actuado en consonancia para elevar la capacidad instalada de la siderúrgica.
Salvo la conminación a reducir los permisos sindicales otorgados por la gerencia sin ningún tipo de sanción administrativa, el Gobierno no ha informado cómo espera recuperar la capacidad instalada de Sidor, qué implicaciones tiene la inversión de empresas chinas y en cuánto tiempo esperan recuperar la capacidad productiva.
Las últimas gerencias han intentado colocar orden en la acería, pero la pérdida de institucionalidad dentro de la fábrica y el desorden promocionado por el Gobierno precipitaron el fracaso de estos planes.
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