domingo, 11 de mayo de 2014

Otra consulta educativa más


Luis Fuenmayor Toro


Desde 1999 ha habido por lo menos cuatro consultas educativas, sin contar la que supuestamente se dio sobre la Ley Orgánica de Educación en el proceso de su aprobación. Recuerdo la famosa “Constituyente Educativa”, nombre pomposo como todos los de este período, en los inicios de los gobiernos chavecistas. Luego hubo las consultas referidas al currículo bolivariano, sin que quedara claro ni su propósito ni su contenido, ni se supieran sus resultados, hasta llegar a la actual sobre la calidad educativa, que se parece a la primera en lo atinente a la participación que se dice se quiere lograr, la profusión de materiales, el tiempo que se le dedica y la propaganda y movilización alrededor de la misma. Le han servido al gobierno para dar la impresión de ser democrático y participativo, aunque los resultados de las consultas no han significado cambios en las ideas y acciones gubernamentales sobre las materias discutidas.

El gobierno de Chávez y ahora el de Maduro realizan consultas no para incorporar las recomendaciones que se deriven de las mismas, sino como forma de legitimar los cambios previamente decididos por quienes dentro del gobierno deciden este tipo de cosas; algo que no está claro tampoco pues muchas veces las decisiones no corresponden al ministerio rector en la materia. De la primera consulta que se hizo nunca se conocieron los documentos producidos por las escuelas, ni tampoco las propuestas surgidas de las comunidades educativas, de los padres y representantes ni de los maestros y profesores. El gobierno presentó como fruto de la “constituyente” el planteamiento de la escuela como centro del quehacer comunitario, algo que ya había decidido antes de la consulta. Desplaza a la comunidad escolar y se suprime la acción de las alcaldías, pasando el control de la escuela a los consejos comunales.

Una prueba irrebatible de que las consultas no son reales consultas, pues las decisiones ya han sido tomadas a sabiendas de no ser compartidas por las comunidades escolares, es la referida a la primera consulta sobre el diseño curricular bolivariano, la cual fue hecha apresuradamente y sin dar facilidades participativas a docentes y directores. No obstante, éstos se pudieron expresar e hicieron llegar sus opiniones contrarias a las instancias oficiales correspondientes. Estos materiales nunca fueron ordenados ni publicados, pero el ruido generado por padres, representantes y maestros, así como por expertos en el área fue tan grande, que el propio Chávez detuvo la reforma curricular. A pesar de esta decisión, el ministerio, en los años transcurridos desde 2008 continuó divulgando el contenido de la reforma como si nada hubiera pasado. No le importó el rechazo generalizado de la propuesta ni tampoco la decisión presidencial negativa al respecto.


Con Chávez al mando y a partir de 2004, no es posible pensar que los ministros del sector tendrían alguna oportunidad de efectuar una proposición propia, ni mucho menos de echar adelante ningún plan o programa distintos de los que el cerebro del jefe supremo pudiera concebir. De allí que muchas veces expresé, a quienes se hacían ilusiones con la designación de algún ministro, que no importaba quién fuera ministro pues simplemente cumpliría disciplinadamente las órdenes del comandante eterno. Cualquier consulta en materia educativa como cualquier acción del gobierno son parte de un plan que tiene en las elecciones más cercanas su real motivación y su razón de ser. Son simples campañas electorales. Nada saldrá de las mismas. De hecho, de la consulta de 2013 sobre el currículo bolivariano, que nuevamente se tocó, y la reforma de la educación media no se conoce ningún resultado concreto.

Conozco personalmente a Héctor Rodríguez y puedo decir que es una persona bienintencionada. Pero la experiencia con las consultas educativas anteriores, la de 2013 incluso con Maduro como Presidente, no son nada alentadoras en relación a que realmente vaya a existir una consulta y que sus resultados vayan a servir para mejorar la calidad de la educación venezolana. El gobierno chavecista ha demostrado claramente que no le interesa la calidad de la educación y que está interesado nada más en la cantidad de cursantes, pues mide los votos que obtendrá en los distintos procesos comiciales. Nada ha hecho para arrancar un programa urgente de formación de docentes en Física, química, matemática y español, cuyo déficit se cuenta por millares. Eliminó los concursos para docentes y directivos, paga salarios de hambre a los educadores y no se somete a evaluaciones independientes.


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