La situación de violencia y de represión que venimos padeciendo desde el 4 de febrero se torna cada vez más preocupante. Mientras el tiempo transcurre aumenta la lista de muertos, heridos de bala, detenidos y personas maltratadas. Una situación donde estamos perdiendo todas y todos.
Lo que empezó como una lucha de un grupo de estudiantes contra la inseguridad adquirió unas dimensiones que nunca se imaginaron. La forma desproporcionada como fueron reprimidos y enviar seis estudiantes a la cárcel fue la chispa que encendió la difícil situación que hoy tenemos. Los estudiantes en Venezuela nunca han tolerado que se encarcele a compañeros. Y era previsible la respuesta del movimiento estudiantil exigiendo la libertad de los presos. A esas movilizaciones se respondió con más represión.
Tras ocho días de protesta algunos dirigentes políticos llaman a una movilización nacional con claro contenido político planteando “La Salida” creando la ilusión, a algunos sectores de la población, que se podría obligar a renunciar al presidente Nicolás Maduro. Las protestas hoy continúan, algunas con el equivocado formato de la violencia, la represión se acentúa y el presidente sigue ahí. ¿Cuál es la propuesta que tienen?
De lo que no hay duda es que la violencia y la represión deben detenerse. Esta espiral cada vez más sangrienta no podemos permitir siga avanzando. Todas y todos debemos y podemos ayudar a superar la difícil y lamentable situación que padecemos, pero no tenemos iguales responsabilidades.
La responsabilidad mayor la tiene el presidente de la República. La responsabilidad de encausar el país por senderos de paz y convivencia. Pero ello no se logra, como afirma el Presidente convocando una conferencia de paz. Es un paso, pero insuficiente. Requiere real voluntad y coherencia. De poco sirve esa Conferencia si se continúa descalificando a quien piensa distinto, si se llama a dialogar a los estudiantes y se les niega realicen manifestaciones pacíficas y se les reprime intensamente. Poca efectividad tiene una conferencia de paz si se tolera, se avala y estimula la actuación de grupos paramilitares promotores de violencia.
Como máximo dirigente político de la coalición gobernante Usted Presidente debe incidir para que la dirigencia política use un lenguaje que contribuya a bajar tensiones no a incrementarlas.
Usted como comandante en jefe de los componentes de la Fuerza Armada y que le gira instrucciones para restituir el orden público es el responsable mayor para que la Guardia Nacional Bolivariana actúe respetando los derechos humanos y no como viene operando.
Responsabilidad también tienen, en menor medida, pero importante, la dirigencia política de la oposición. En particular consideramos debe ser más firme en condenar los hechos de violencia y ser contundente en rechazar cualquier mecanismo no constitucional.
Desde la sociedad civil reafirmamos nuestro esfuerzo por contribuir también a que avancemos a superar la violencia y abrir espacios para la convivencia democrática.
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