domingo, 9 de febrero de 2014

Raspacupos vs. Raspaollas


Luis Fuenmayor Toro

Parecería que se trata de un partido de futbol o, mejor aún por más cercano, uno de beisbol de la Serie del Caribe. La victoria será del equipo que más dólares haya gastado, entendiendo que los raspacupos utilizan sus bolívares para adquirir dólares en forma legal, con los cuales compran mercancías más baratas por Internet, viajan o venden los dólares adquiridos, los cuales se han convertido, por obra y gracia de los raspaollas del Gobierno, en la mercancía más apetecida. Los raspaollas, en cambio, usan los dólares del Gobierno, o sea del resto de los venezolanos, para obtener parte de esas divisas mediante comisiones en las compras en el exterior o por sobreprecios y compras de mercancías inexistentes, o las obtienen a través de bonos de la deuda en dólares negociados con sus banqueros o del robo descarado de los distintos fondos creados por el gobierno “revolucionario”.

Cada raspacupo dispone de su tarjeta de crédito para efectuar su negocio, la cual tienen un límite de dólares bajo, que ha venido reduciéndose anualmente, por lo que sus posibilidades de enriquecimiento son pocas y el impacto sobre el monto total de las divisas que ingresan muy bajo. Pueden, además, pedirles las tarjetas a sus familiares, amigos y conocidos y rasparles también sus cupos, pero en este caso tienen que compartir las ganancias con los poseedores de las tarjetas. En definitiva, es un negocio miserable en lo que a cantidad de dólares respecta. No conozco ningún raspacupos que se haya enriquecido con esta actividad; conozco sí a algunos intermediarios que han podido medio bandearse para completar el presupuesto familiar, que han pagado préstamos hasta ese momento difíciles de honrar o que se han dado una escapadita a Margarita por una semana.

Los otros en cambio, los raspaollas, a quienes el gobierno no menciona en sus alocuciones ni responsabiliza de los fraudes cometidos, sí disponen de suficientes dinero para convertirse en banqueros, en burgueses importadores, en propietarios de grandes medios de comunicación escrita, de compañías de radio y canales de televisión, de aseguradoras, de aras de caballos pura sangre, de empresas de transporte, de casinos, de bienes inmuebles, de servicios y de grandes extensiones de tierra. Ellos han aprovechado los 130 mil millones de dólares de FONDEN, manejado por una o dos personas, de los que nadie dice nada en voz alta, ni siquiera el monje rojo, tan dado a pontificar sobre los valores éticos socialistas. Se repartieron más de 20 mil millones de dólares entregados a empresas inexistentes, pese a la advertencia de hace años de la Contraloría, y tienen 131 mil millones de dólares en el exterior de los que no rinden cuentas.

Han raspado la olla del Fondo chino, de BANDES, del BIV (quebrado 4 veces), de las misiones, ministerios, fundaciones del Estado, corporaciones, institutos autónomos, protectorados, fondos de pensiones (PDVSA), el SENIAT, las empresas gubernamentales, las expropiadas y pare usted de contar. Éstos sí se han enriquecido y transformado en una nueva burguesía con este proceso de acumulación. El billón de dólares de la actividad petrolera de estos casi 15 años pasó por sus manos y una buena parte se quedó en sus bolsillos. Éstos son los estafadores de la nación, los traidores a la patria, los que deberían ser señalados por Giordani y Maduro, por Ramírez y Cabello, e investigados y sancionados por el Poder Judicial.

Para viajeros, compras electrónicas, estudiantes y remesas sólo va el 8 por ciento de las divisas utilizadas y al sector privado nacional importador va mucho menos de la mitad de lo utilizado en importaciones. No es allí donde están las causas del déficit de dólares, que ha obligado al Gobierno a devaluar y a reducir los montos destinados a la venta a los particulares. Sin duda ninguna, el equipo raspaollas gana ampliamente el partido a los pobres raspacupos y con ello irá a la serie del Caribe, donde seguramente ganará el título de campeón de los estafadores del Caribe, lo que le permitiría optar a la serie mundial con grandes posibilidades de éxito.

Nota: El gobierno, a través de la escasez de papel que la restricción de dólares genera, pretende acabar con medios de información y opinión plurales como La Razón, para poder actuar libremente en función de su permanencia en el poder y el enriquecimiento de sus funcionarios.

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