Por: Rafael Uzcátegui
El Libertario
19/02/2014
A raíz de los recientes acontecimientos, el presidente Nicolás Maduro ha asegurado que se encontraría en marcha un “golpe de Estado” que estaría repitiendo “el guión de abril de 2002. Si bien en un país de realismo mágico-voluntarista como Venezuela nada es imposible, si creemos que las condiciones de este 2014 son tan diferentes que harían casi imposible la realización de una interrupción del hilo constitucional, por lo menos en los términos que fuimos testigos 12 años atrás.
En primer lugar el liderazgo frágil de Maduro contrasta con la ascendencia que tenía Hugo Chávez en sus seguidores. Ante la ausencia de la figura sobre la que giraba el quehacer en el 2002, hoy tanto el gobierno como la oposición experimentan crisis de representatividad y disputas entre las tendencias enfrentadas por el predominio político a lo interno de cada uno de los bandos.
En segundo lugar, si algo ha sido efectivo el gobierno después de aquel episodio es en la depuración de los cuadros medios y altos de las Fuerzas Armadas, con lo que ha logrado cohesionar y fortalecer el apoyo castrense al proyecto bolivariano. Comparativamente, es abrumadoramente menor la incidencia que los partidos opositores puedan tener sobre los uniformados.
En tercer lugar, la correlación entre medios de línea editorial pro-gobierno y opositores, que en aquel episodio era parejo con inclinación a la disidencia, hoy es distinto. El Estado ha logrado eficacia en su proyecto de hegemonía comunicacional, controlando el espacio televisivo, neutralizando a sectores de radio y arrinconando a los medios impresos, único espacio donde no es preponderante, vía control del acceso a divisas para la importación de insumos.
Cuarto término, cuando en el 2002 hubo uso de armas de fuego desde ambos bandos, hoy los disparos son adjudicables a un sector, el estatal, que además del uso de los cuerpos represivos hoy ha incorporado la actuación de grupos parapoliciales para la dispersión y contención de los manifestantes. Si bien hubo un nivel de participación de estos actores en los hechos que derivaron en el “Carmonazo”, su actuación hoy es mucho más estructurada y evidente, con diferentes niveles de participación y menos capacidad de control por parte de la autoridad central del Ejecutivo. La victimización del gobierno tras abril de 2002 le ha sido efectiva como estrategia comunicacional a lo interno y externo del país para criminalizar la disidencia. ¿Continuará siendo efectivo?
@fanzinero
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con todos tus comentarios y opiones