Teresa Sosa
Dic. 2013
Un anuncio que circula en estos días en La Habana está convocando a jóvenes blancas y mestizas entre 19 y 24 años a formar un grupo folclórico, esto puede no despertar cuestionamientos en la mayoría de las audiencias. Sin embargo, este mensaje segrega a las mujeres negras cubanas. El grupo Afrocubanas, que une feminismo y antirracismo, trabaja por más equidad social.
Para develar la discriminación adicional que para la población de mujeres puede implicar el color de la piel, el grupo Afrocubanas recientemente se reunió en La Habana en el espacio Tertulia de Reyita, dedicado esta vez a analizar la violencia de género, en especial hacia las afrodescendientes.
La Tertulia de Reyita, que toma su nombre de la historia de una mujer negra que sufrió las durezas del racismo en la pareja, la familia y la sociedad de su tiempo, estuvo dedicada a la luchadora afrofeminista cubana Inés María Martiatu. Lalita, como todos le decían a Martiatu, quien fue una activista afrodescendiente convencida, que falleció en julio pasado.
“La discriminación racial es también una forma de violencia de género, junto a otra muy sutil que sufre la mujer negra: la invisibilización de su rol en la sociedad”, dijo Daisy Rubiera, una de las autoras del volumen “Afrocubanas: historia, pensamiento y prácticas culturales” (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2011), cuya publicación condujo a la fundación del grupo que comenzó siendo un blog.
La historiadora Rubiera destacó que, si bien la violencia ocurre contra todas las mujeres, no puede perderse de vista la discriminación por color de la piel. Por ello, Afrocubanas persigue mostrarles a las personas cómo detectar las diferentes y a veces sutiles formas de marginación. Un ejemplo de esas situaciones es cuando le dicen a una mujer negra que no pueden emplearla porque “la recepcionista es la cara de la empresa”.Doble segregación
De acuerdo con Irene Esther Ruiz, de Afrocubanas, “hemos estado discriminadas como mujeres, pero la mujer negra se encuentra en una posición invisibilizada, lo que representa una doble segregación”. Ahí radica la importancia del grupo, enfatizó.
“La discriminación ha sido tanto para negras, mestizas como para blancas, pero en el caso de las mujeres negras no ha habido un reconocimiento de toda la historia de lucha y resistencia que han tenido el devenir histórico del país. El discurso patriarcal y hegemónico cuenta solo lo blanco”, enfatizó Rubiera.
Sonia Moro, historiadora y experta en género, destacó que mientras existe una línea de ayuda para el virus de inmunodeficiencia humana causante del sida, un fenómeno relativamente reciente, ni siquiera contamos con un servicio anónimo y confidencial para los casos de violencia de género.
“Tenemos una falla en nuestro Código Penal”, dijo sobre la ley vigente, que no reconoce explícitamente el maltrato de género. “Nuestras instituciones y estructura social, es decir, todas nosotras, debemos seguir trabajando y visibilizando este fenómeno que no tiene rostro, edad, nivel educacional ni raza”, destacó.
Otro de los objetivos del grupo es dejar para las nuevas generaciones un material historiográfico, documental y artístico –a través de libros, artículos, folletos-, que sirva de paradigma y puedan continuar el camino iniciado por Afrocubanas, pioneras en revelar los aportes y problemas de las cubanas negras.
FUENTE:
http://www.ipscuba.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=8442&Itemid=5
Descargar edición impresa Diario los Andes 15 diciembre 2013
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