Por: Asier Guridi
27/10/2013
[Carta escrita desde los calabozos de la policía política venezolana, dirigida a Freddy Gutiérrez Trejo, abogado y político venezolano que se ha interesado por la situación de A.G.]
Primero que nada, agradecerte profundamente por lo que haces por mí, es bueno saber, que un hombre político, abogado venezolano, esté tan empapado sobre nuestra causa (Mariale me ha contado de tus escritos), además del apoyo que brindas a mí y a mi familia en momentos como éste.
Han sido días duros y difíciles, creo que aún más que hace unos cuantos años atrás, cuando en mi Euskal Herria amada fui víctima de torturas y privación de libertad por mi tendencia política, por que ahora, no sólo estoy lejos de mi familia y amigos, si no que la única familia que tengo aquí, que está totalmente ajena a las travesías de un perseguido político le ha caído todo esto de un solo sablazo, pensando yo, que por estar en tierras de un gobierno amigo, iba a ser menos estruendoso para ellos. Mi pequeño hijo venezolano Iban, no podrá borrar de su memoria, pero por mucho tiempo, el día en que aitatxo lo llevaba a la escuela y unos hombres venezolanos, no españoles, sino venezolanos como él, le apuntaban con un arma.
Después de muchos años en una vida paralela, hace 31 días en el momento que dejaba a mi Iban en su tercer día de escuela, hubo una detención por parte de tres individuos un tanto aparatosa pues montaron un show con las pistolas apuntándome mientras Iban veía todo lo que ocurría.
Dicha detención fue ejecutada por el CICPC-INTERPOL y en dos horas me trasladaban de Maracay a Caracas. Para cuando llegué allí, había orden de que me entregaran al SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) y los agentes actuantes se mostraron muy decepcionados por tener que dejar su “captura” a otro cuerpo de seguridad.
Esto sucedió a las 7 de la mañana de ese viernes [20/09/13] y para el medio día ya estaban entregándome al SEBIN, aunque la entrega oficial no se materializó hasta pasada las 7 de la tarde (en Venezuela noche). Desde ese día me encuentro en un “calabozo” de “detención preventiva” o “de ingresos” sin haber recibido ninguna notificación oficial o haber sido presentado ante un Juez.
Esta celda está ubicada dentro de un habitáculo cerrado que se encuentra dividida en dos espacios, por una parte una sala en la que el médico examina a presos y detenidos al entrar o salir del centro y por la otra parte la celda de 7x4 en la que estoy. Dicha celda tiene 6 colchones para dormir, tirados como se puede, en el suelo, he de decir que en ocasiones hemos habido más de 6 aquí.
El trato a nivel físico está siendo aceptable, no hay maltrato a ese nivel, pero resulta ser que la policía venezolana usa un método un tanto mas jodido que la española... Maltrato psicológico.
Las condiciones de vida en este recinto son duras y hasta denigrantes, un irrespeto a la dignidad que todos como personas merecemos.
Desde el día de la detención estoy en la celda con dos chicos colombianos a quienes acusan de magnicidio, y cualquier cantidad de personas que han pasado en todo este tiempo por la pequeña celda.
Nos sacan a las 7 de la mañana de la celda hasta el baño y siempre nos apremian para que en 5 minutos, nos duchemos, lavemos los dientes, afeitemos, y defequemos... en las noches, algunos días, con suerte, y depende de la buena voluntad de algunos funcionarios, nos sacan los mismos 5 minutos al baño y siempre con las mismas prisas.
Durante los primeros 14 días estuve sin evacuar porque imposible hacerlo con esa presión encima y pues ni que decir, de que hay que orinar en botellas de agua mineral durante el día, que se sacan sólo en esos 5 minutos que nos llevan al baño en la mañana cada día.
En la celda hay una cámara de video vigilancia y se supone que estamos 24 horas monitoreados por este medio, en ningún momento del día apagan las luces de la celda y pues dormir ,no es que sea lo mejor que pueda hacer en esas condiciones.
Esto es por mucho más de lo que me imaginaba que sería una detención de un perseguido político de izquierda en un gobierno revolucionario, así pues, uno ha tenido que asistir a espectáculos indeseables de ver como “presionaban” a un recién detenido para cuadrar una cuantía por la puesta en libertad, ves a presos con la cabeza tapada por una toalla y atada con cinta de embalaje, ahora mismo hay un chico norteamericano atado por el exterior a la puerta de la celda donde me encuentro, lleva 14 días así, amarrado de pies, manos y cintura, a los barrotes de la celda.
Aparte de todo eso, para mí lo que me hace más mella, es la constante “tomadura de pelo” por decir de una manera decente, que me hacen a mí y a mi familia o con los derechos a comunicación que me corresponden. El domingo luego de la detención Mariale, logró ubicarme en este centro, luego de haber viajado de Maracay a Caracas, sin ninguna información certera de mi estado o de si aún me encontraba en manos de las autoridades venezolanas.
Al llegar y luego del “mareo” correspondiente, de que si yo no estaba allí y cosas por el estilo, le negaron el derecho a verme, así que no le quedó de otra que intentar ir por un boli y papel a alguna tienda para dejarme un escrito junto con algunas cosas de uso personal y comida, agua, pero pude contactar con el director del centro y éste autorizó la entrada (digamos a manera de favor personal) a María, Iban y mi cuñado Pablo.
Sólo nos dejaron estar 1 hora juntos y con alguien vigilándonos. Mariale había traído libros para mi e Iban me traía una revista de pirritx eta porrotx (son unos payasos vascos que ve desde peke) para que según él estuviese contento...La revista por estar en euskera nunca llegó a mis manos, y un libro muy conocido de la literatura vasca “kutxidazu bidea isabel” que me trajo Mariale, también lo confiscaron y me lo entregaron 20 días después (les ha tomado su tiempo traducirlo).
Mariale viene dos o tres veces a la semana con Iban de Maracay a Caracas, y siempre pero siempre le ponen pegas para dejarle verme.
El siguiente fin de semana, vino con dos de mis cuñados a los que no dejaron entrar, también le han tocado las pelotas a Xabier Arruti, amigo personal y miembro de la comunidad vasca en Venezuela, quien a pesar de estar convaleciente por una grave enfermedad, se tomó la molestia de hacer mas de 5 horas de viaje para verme y al llegar aquí, le han dicho primero que no estaba, y luego que habían cambiado el día de visita, tuvo éste que empezar a hacer algunas llamadas a conocidos, y a regañadientes le han dejado verme, al igual que con Mariale, con gente vigilándonos durante toda la visita.
En otras ocasiones María no ha conseguido verme, pero le han dicho que puede dejar cosas con ellos y que me las harán llegar, algunas frutas, agua, zumos, periódicos, frutos secos, chuches junto con algún escrito o marrazkiz (dibujos) de Iban y la sorpresa fue que cuando Mariale al fin pudo entrar, me preguntó si había recibido eso, y yo me quedé en blanco, al no saber de que me hablaba...Nunca tuve en mis manos nada de eso...ese fin de semana dije: basta ya de abusos, pedí a María que se fuera con todo lo que me traía y avisé a los guardias que me declaraba en huelga de hambre...María marchó y yo a mi celda, no pasaron 10 minutos, cuando me llevaron a una sala para hablar al respecto. El comisario que estaba a cargo ese día, vino a decirme, que no tomara esa actitud, que “hablando” se solucionan las cosas, yo expuse que mi propósito no era manchar el nombre del gobierno, pero que el irrespeto y las indignas acciones de las que era objeto me había llevado al límite... Llamaron a Mariale a su móvil y le pidieron que regresara, y esta vez se notó un pequeño cambio en las cosas, por que en la visita inicial, había 5 personas vigilándonos y esta vez solo 1... ¡Ah y ese día apareció el Libro en Euskera!
Esa huelga de hambre que no hice, fue sólo un pequeño puñetazo en la mesa para reclamar un mínimo de respeto. Para mi está claro, que estemos donde estemos, los luchadores revolucionarios; difícilmente vamos a ganar nada en otro ámbito si nos dejamos irrespetar, humillar y pisar en una detención, aunque estemos detenidos por un gobierno “amigo”.
Con lo de la comunicación por llamadas telefónicas, es otro martirio más, me han dicho que me dejarían hacer tres llamadas semanales, pero pasan de mí como les da la gana, me ignoran y hasta se ríen en mi cara cuando pido hacer llamadas, como he dicho antes, todo depende de la voluntad del guardia de turno, y créeme, buena voluntad como se dice, tampoco es que abunda aquí
En 31 días he podido hablar una vez con mi madre, dos veces con Mariale y una vez con mi amigo Mikel de Oñati, todas llamadas vigiladas y con la presión de que sólo son 3 minutos.
Se dice que el exiliado termina un poco perdiendo su identidad, sabes que eres de un lugar, pero hay que amoldarse a la realidad de donde estás, de principio, no me hacía a la idea de pasar todos estos años aquí y de sentirme un venezolano euskaldun más, me ha tocado vivir la muerte de mi hermano pequeño Iban ( por eso mi hijo se llama así) aquí, enterándome por una eskela del diario de mi pueblo que por casualidad vi por internet, cabe destacar que justo era ese hermano la única persona que sabía que estaba aquí, quien me apoyaba moral y económicamente y al que me unía un lazo aún más grande que los de sangre...me ha tocado desde aquí ver como mi madre sucumbía ante una gran depresión por la pérdida de dos de sus tres hijos, la irreparable pérdida de mi hermano y mi exilio en tierras lejanas, al punto de que tuvo que ser ingresada algún tiempo en un hospital psiquiátrico, he soportado todo eso, por que decidí ser parte de aquí y me he ido haciendo como he podido, sobre todo por que he echado raíces aquí y aunque Iban es tan Euskaldun como yo, es venezolano y he intentado criarle con lo mejor de las dos culturas.
Cada año desde casa por internet miraba las fiestas de mi pueblo que justo empezaban el fin de semana de mi detención y pues éste ha sido el único año desde que estoy fuera que no he podido ver fotos de caras conocidas y amigas... ¡han sabido joderme los que me detuvieron!
Pero bueno, el camino es largo y nadie dijo que fácil, es la vida que escogí vivir, sólo lamento que las personas que amo, se vean afectadas por esto, hoy estoy detenido en Venezuela, la tierra que libertó un Vasco, la tierra de mi Hijo, de mi compañera Mariale, y aún y todo sigo pensando que es la tierra de libertad que pensé que era cuando llegue aquí.
Me dijo Mariale mi esposa una vez, que había leído en un libro de Eduardo Galeano, que en alguna tribu que ahora no recuerdo de donde era, a los caídos sólo se les reconoce como caídos luego de que, después de muertos se les cosía la boca, ¡justo en ese momento que se les cose, empiezan a ser caídos! ¡Así que aunque esté donde esté y en la situación que esté, mientras pueda seguir pensando y diciendo lo que pienso y como pienso, jamás me sentiré un caído!
¡¡Gora Venezuela, Viva Euskalherria Askatuta!!
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