sábado, 19 de octubre de 2013

¿Por qué nos oponemos al Miss Venezuela?



Por: Oriana Bastidas*

Desde 1952 en nuestro país se realiza el famoso concurso de belleza “Miss Venezuela”, el cual ha sido vendido como bandera de orgullo nacional por la gran industria capitalista de la estética y empresarios de los medios de comunicación como Gustavo Cisneros, hasta convertirse en la punta de lanza del negocio cosmético y de las cirugías estéticas, por medio de la promoción de una imagen falsificada de la mujer venezolana. Se trata de un evento de contenido discriminatorio en términos de género y de clase, ligado estrechamente a la industria de la “belleza”, uno de los negocios que mayores ganancias genera en nuestro país, pero con un alto costo humano.



Hoy son muchas las mujeres afectadas por esta alienante industria. Y es que como no todas las mujeres pueden acceder a cirugías estéticas millonarias, pero todas son objeto de la presión social de adaptarse a los cánones estéticos de los reinados de belleza, han proliferado procedimientos como los implantes de biopolímeros, con la complacencia durante mucho tiempo del gobierno. La propia Agencia Venezolana de Noticias (AVN, estatal) admitió en un reportaje difundido por VTV este mes, que una de tres mujeres en nuestro país ha recurrido a las cirugías estéticas con biopolímeros y sufrirán enfermedades o la muerte a causa de ello, una auténtica y macabra epidemia de enormes dimensiones. Recientemente el gobierno prohibió estos implantes, pero solo después de que el problema había alcanzado dimensiones gigantescas, y producto de la presión social y las denuncias de las mujeres afectadas.

Es así como un falso ideal de belleza impulsado y promovido por los sectores más atrasados y machistas de la burguesía venezolana, ha calado en la población y en presencia de una manipulación inescrupulosa de la de industria de la estética se ha convertido en un problema de salud pública. La Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica asegura que “anualmente unas 45 mil personas, de las cuales 80% son mujeres, acuden al quirófano para aumentar el busto, esculpir el cuerpo, perfeccionar la nariz o definir los glúteos”. La cifra real es mucho mayor, dado que muchas de estas operaciones se realizan en condiciones no seguras y en establecimientos no registrados.

El Miss Venezuela promociona un ideal de perfección falso y discriminatorio que genera entre las mujeres un estado de inconformidad con sus cuerpos y sus vidas enajenándolas de sus potencialidades creativas, hace ver como normal el hecho de que la mujer se acople a las exigencias de un jurado conformado principalmente por hombres, que se someta a su arbitrio, e incluso que transforme su cuerpo como una mercancía que es producida de acuerdo con los requerimientos del consumidor. De manera implícita se estimulan formas de vida donde la competitividad y la falta de solidaridad son indispensables para escalar; este famoso concurso es solo la punta del iceberg de una gran red de certámenes, donde niñas de apenas 5 años empiezan una carrera como modelos donde se les someten al escrutinio aberrante de hombres y mujeres que se prestan para juzgar las medidas de estas concursantes, su “simpatía”, en una dinámica que encarna los valores de una sociedad patriarcal y machista que está al servicio del capital, donde una falsa moral acompaña la creación de falsas necesidades y donde todo, hasta el cuerpo humano, se mercantiliza.

Una protesta justa

El sábado 12 de octubre del presente año salieron a la calle activistas de distintos colectivos feministas realizando una protesta pacífica en contra del Miss Venezuela, bajo la consigna “Boikot al Miss Venezuela”. Las activistas junto a un grupo ciclistas se concentraron en el estación de metro de El Valle en Caracas, unos salieron con sus bicicletas (vía El Valle-La Rinconada ) y otros se transportaron por el sistema Metro de Caracas. Al llegar a la estación de La Rinconada un cerco de la Policía Nacional nos esperaba para prohibir la salida de la estación e impedir el paso de los ciclistas que transitaban por la calle. Pese a que esta acción policial era ilegal, algunos funcionarios alegaron que actuaban por órdenes del ministro de Interior y Justicia. Luego de un tiempo considerable una parte de los manifestantes logró salir de la estación y concentrarse en la entrada del Poliedro para gritar su descontento con el concurso de la “noche más linda”. A pesar de las medidas coercitivas policiales, pudimos manifestar aproximadamente dos horas frente al Poliedro, luego los manifestantes tomaron trancaron la vía de acceso a El Poliedro. Curiosamente algunas activistas de colectivos de la Araña Feminista vinculadas al Psuv intentaron impedir esta acción de protesta, alegando que esos no eran los métodos “cívicos” y que al trancar las calles se violaban “derechos civiles” (?). No obstante, el espíritu de protesta se impuso y la gente se quedó en la calle dejando un solo canal para el paso de vehículos, esta toma estuvo presente hasta las diez de la noche aproximadamente, gritando consignas como: “Sin feminismo no hay socialismo”. Además de la actuación de la Policía Nacional, resguardando los intereses capitalistas, luego de la protesta se han presentado casos de acoso y hostigamiento contra mujeres que participaron en la protesta. Estas expresiones de machismo y persecución contra el feminismo merecen una amplia condena.

Es importante destacar que el funcionamiento del Poliedro de Caracas, espacio donde Cisneros, y la televisora Venevisión realizaron su Show, funciona bajo la administración de una fundación cuya directiva está conformada por 7 miembros, tres por los Ministerios de Educación Superior, Cultura, y Despacho de la Presidencia, un representante del sector estudiantil y tres de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Esto demuestra una vez más las costuras del actual gobierno cuyos discursos “feministas” y terminología de género no son más que mofas distractoras y desmovilizadoras. Dejando a la vista que en el fondo y en la práctica sus políticas siguen siendo dirigidas a garantizar las ganancias de los grandes empresarios como Cisneros, sin importar que esto pase por sostener la hegemonía de la ideología patriarcal y machista. No podemos olvidar como el propio presidente Chávez recibió a la miss Ivian Sarcos y no solo le dio dinero a su fundación, sino que dijo que ese era el ejemplo a seguir para las mujeres venezolanas, una verdadera afrenta a la historia de lucha social y revolucionaria que ha librado la mujer venezolana.

Todas las organizaciones que nos reclamamos feministas, más allá de nuestra posición política o adscripción partidista, debemos profundizar la lucha para defender el derecho de la mujer a una vida de dignidad e igualdad, el derecho a la salud, a ser respetadas sin importar nuestra apariencia, a no ser presionadas para modificar nuestros cuerpos, a no ser chantajeadas desde la niñez para que nos acoplemos a las exigencias de monstruos estéticos y éticos como Osmel Sousa. Sigamos luchando para que el gobierno deje de subsidiar y apoyar el Miss Venezuela, luchemos por la eliminación de los concursos de belleza infantiles, demostremos cuánta muerte y cuánto dolor causa en nuestro país la perversa ideología encarnada en ese concurso.

* Oriana Bastidas es candidata al concejo municipal de Libertador de Mérida, por el Partido Socialismo y Libertad (PSL).

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