Por: La Protesta
17/10/2013
Bolivia
A 10 años de la rebelión del gas la Agenda de Octubre está pendiente
La agenda está pendiente. Evo es igual a Goni. Por la verdadera nacionalización. Y el gobierno del pueblo pobre, trabajadores y campesinos pobres.
La insurrección alteña de octubre del 2003 fue un hecho de enorme repercusión en Latinoamérica y el mundo. No solo fue derribado un presidente neoliberal y genocida como Sánchez de Lozada, sino que el poder estuvo en esos días en la calle, en los centenares de miles de hombres y mujeres del pueblo, trabajadores, estudiantes, campesinos, mineros que ocuparon La Paz.
La COB, pese a la enorme influencia que volvió a adquirir en ese momento histórico, no se propuso la conquista del poder para las organizaciones sindicales, campesinas y populares, desmovilizando cuando escapó Goni, lo que dejó al Parlamento reunirse y elegir a Carlos Mesa, el vicepresidente de Goni. Tampoco lo hizo el MAS, ni la CSUTCB encabezada entonces por Felipe Quispe. Aceptaron o incluso propusieron, como lo hizo el MAS, la COR de El Alto y el presidente de la FEJUVE alteña Mauricio Cori, la “sucesión constitucional” entronizando en la presidencia a Carlos Mesa, el vicepresidente del Goni.
Faltó una organización revolucionaria para luchar por el poder
Faltó una organización revolucionaria con suficiente autoridad entre las masas movilizadas para llamar a la conquista del poder por la COB, la FEJUVE, la CSUTCB y demás organizaciones obreras, campesinas y populares, aunque sí hubo dirigentes que lo propusieron, oponiéndose a entregarle el poder al Parlamento y a Carlos Mesa mediante la “sucesión constitucional”. Entre ellos los que estaban en la Comisión Política de la FEJUVE, como el vicepresidente de la FEJUVE Carlos Barrera, Julio Quilali, Froilán Calcina, dirigentes como Carlos Rojas y otros compañeros y compañeras. Muchos de estos compañeros hoy forman parte de la conducción de Alternativa Revolucionaria del Pueblo- La Protesta. También pequeñas organizaciones de izquierda como el Movimiento Socialista de los Trabajadores tuvo esta misma propuesta revolucionaria y CODEPANAL (Comité de Defensa del Patrimonio Nacional) encabezado por Enrique Mariaca proponía un gobierno provisional revolucionario.
Pero estos dirigentes, siendo importantes, no alcanzaban, porque las máximas conducciones populares estaban en contra. La toma del poder se podría haber logrado si las conducciones de la COB, la CSUTCB y la FEJUVE se hubieran unido para lograrlo. Tenían en ese momento el enorme poder de la movilización. Se repitió de alguna forma lo que ocurrió en 1952, cuando la insurrección entregó el gobierno a Victor Paz Estenssoro. Sólo que en el 2003 aún no había sido derrotado el ejército burgués. Pero su derrota era cuestión de días si la movilización seguía su curso y ocupaba la casa de gobierno llamando a la base de las fuerzas armadas a unirse a la insurrección.
¿Era imposible?
Alguien podrá pensar que tomar el poder en octubre del 2003 era “imposible”, como nos lo manifestó el compañero Jaime Solares, entonces secretario ejecutivo de la COB, o que se hubiera perdido rápidamente.
Nunca está resuelto de antemano el resultado de una lucha. Pero todos los datos históricos indican que la enorme potencia social alcanzada por la insurrección podría haber logrado el apoyo de sectores de base de las Fuerzas Armadas, ya había logrado el apoyo de muchos policías de base (que vivían en El Alto) y podría haber ocupado el Palacio Quemado, disolver el Parlamento y decretar el cumplimiento de la Agenda de Octubre, la expropiación y expulsión de las transnacionales, la recuperación real de recursos naturales y el inicio de su industrialización, la eliminación de los latifundios.
Un gobierno provisional encabezado por la COB, la CSUTCB y la FEJUVE alteña que tomara esas medidas de gobierno hubiera logrado en inmenso apoyo popular en todo el país. Esta enorme fuerza social se mostró nuevamente en junio del 2005 cuando derribó a Carlos Mesa y obligó al Parlamento a huir a Sucre.
Otro argumento que se ha dado contra esa perspectiva de la conquista del poder por la COB y organizaciones populares y campesinas, es que Bolivia podría haber sido atacado e invadido por Estados Unidos o los países vecinos, Chile, Brasil, Argentina. Nada se puede descartar. Pero quien dice eso subestima la fuerza social que desencadena una revolución también internacionalmente y olvida lo que ya estaba ocurriendo en Latinoamérica.
Latinoamérica en rebelión
La rebelión del pueblo boliviano fue vista con inmensa simpatía por millones de oprimidos latinoamericanos. A ninguno de los gobiernos vecinos le hubiera sido fácil lanzar sus tropas contra el pueblo boliviano. Tampoco a los propios Estados Unidos de Bush que venían de una reciente derrota del golpe proimperialista en Venezuela (junio 2002 y enero 2003), sin animarse a lanzar un operativo militar contra ese país. El pueblo venezolano también estaba en rebelión antiimperialista, después de lograr derrotar al golpe. En Argentina estaban aun calientes las brasas del “argentinazo” que derribó al presidente neo liberal De la Rua en diciembre del 2001. Ecuador también vivía un proceso revolucionario y el pueblo había derribado a dos presidentes neoliberales. En Perú había caído Fujimori en el 2000. En Brasil, aunque no había una situación de grandes movilizaciones como en el resto de Latinoamérica, acababa de ganar Lula del PT la presidencia. Si bien Lula pactó rápidamente con los empresarios y bancos, a nivel popular había una gran simpatía por lo que pasaba en Bolivia.
Por todo este contexto era muy difícil que ocurriera en el 2003 una invasión de países vecinos o del imperialismo.
Una de las lecciones de octubre del 2003 es que es necesaria una organización socialista revolucionaria internacionalista dispuesta a encabezar el combate por el poder obrero y popular, encarnado por las organizaciones que se den las masas en lucha.
¿Evo Igual a Goni?
A 10 años de la rebelión de octubre del 2003, la derecha política, los Manfred, los Costa, o los Doria Medina, no tienen nada que ofrecer a las clases populares bolivianas. Ellos representan con toda claridad la política neoliberal proimperialista que llevó al desastre el país. Del Granado y el MSM, vienen de la derecha, gobernaron y traicionaron con el MAS y ahora pretenden presentarse como “cambio”, pero son otros derechistas igual, que defienden la propiedad de las transnacionales.
Y el gobierno masista fue revelando ante grandes sectores populares que mantiene los fundamentos de la economía neoliberal. El gasolinazo fue la gran lección masiva en que el pueblo comprobó que no hubo tal nacionalización. La lucha del Tipnis mostró que era un gobierno antiindígena. La huelga de mayo de este año mostró el carácter abiertamente antiobrero de este gobierno. En ambos casos aplicó represión brutal y criminalización de la protesta. El discurso antiimperialista ya es totalmente vacío. En estos días, después del show de la llamada “cumbre antiimperialista”, Evo además de pactar con la Repsol, Total y otras transnacionales, fue a hacerle reverencias al rey de España y al imperialismo europeo. ¡A 10 años de la guerra del gas las transnacionales siguen mandando y saqueando en Bolivia! Aunque, evidentemente, el origen personal y del gobierno de Evo Morales sea muy distinto al de Goni, cada día se parecen más.
Con capitalismo semicolonial no hay progreso para Bolivia
Creemos que el capitalismo hoy en Bolivia y Latinoamérica solo puede ser semicolonial, sometido al imperialismo, y que nos conduce no solo a no cumplir las aspiraciones populares, a no resolver la desocupación y carencias del pueblo, sino a más desastres sociales. Una real independencia y unidad de nuestros países con una economía realmente socialista en beneficio de los pueblos, se puede lograr, pero comienza con expropiar y expulsar a las transnacionales. Como propuso el pueblo alteño en el 2003. Hay que retomar esta lucha.
La agenda de Octubre está pendiente
Por eso este décimo aniversario de la guerra del gas no puede ser sólo un “recuerdo histórico” como algunos pretenden, sino que tiene que ser una oportunidad para discutir como reanudar esa lucha. Expropiar y expulsar a las transnacionales sigue siendo una necesidad vital para Bolivia, y para lograrlo el poder del pueblo pobre, los trabajadores, los campesinos pobres. Sin ese cambio radical, Bolivia seguirá hundida en la pobreza, seguiremos entregando minerales y gas barato y dejando miseria en Bolivia. Por eso Alternativa Revolucionaria del Pueblo- La Protesta se propone la continuidad de la lucha de octubre. Apoyamos hoy al Partido de los Trabajadores, como una oportunidad de una alternativa política que una a los explotados de Bolivia, porque tiene ese mismo programa.
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