Panorama
Sábado 07 de septiembre de 2013
Otto Rojas / Maracaibo
La comunidad yucpa, en lo alto de la sierra de Perijá, está de luto. Lamenta otro hecho de sangre que, esta vez, acabó con la vida de Antonio González, de 34 años, quien fue atacado con una flecha.
González agonizó durante 30 días en la emergencia del Hospital General del Sur. Su pareja al informar sobre su deceso recordó, llorando, que su esposo fue agredido con una flecha fabricada con pedazos de cuchillos viejos, en la costilla (lado derecho) que le atravesó varios órganos y salió por el pecho.
La terrible situación ocurrió cuando intentó defender a una de sus hijas, de 11 años, y a su esposa del agresor, el pasado 5 de agosto. El hecho se registró en el sector El Tokuko, en la sierra de Perijá, municipio Machiques de Perijá.
"A mí me querían llevar retenida para matarme porque me estaban involucrando con el asesinato de un joven. Mi hija, de 11 años, se metió para que no me llevaran, entonces la querían matar a ella”, contó Mari Fernández, esposa de la víctima.
El día del ataque iban en una moto Fernández y un vecino y en otra González, y su hija de 11 años, cuando unas 40 personas, entre hombres y mujeres, armados con escopetas y arcos con flechas, los interceptaron en la carretera Cuesta El Padre. Los minutos de desesperación que vivió la desconsolada mujer en ese momento, ahora los cuenta con el dolor de una muerte: “Mi hija gritaba: ‘¡No maten a mi mamá, no se la lleven!’. Y yo sólo imploraba que no le hicieran daño a mi familia”, narró.
Fernández relató —a las afueras de la morgue de LUZ— que cuando iban a lanzarle una flecha a su hija con un arco, su esposo se metió en el forcejeo y partió la flecha en dos.
El victimario, “identificado como Rafael Chourio”, sacó de un bolso que llevaba otra flecha —utilizada para cazar a los animales— que medía alrededor de 70 centímetros y se la clavó con fuerza a González en la costilla.
El hombre quedó malherido en el piso, mientras a su esposa y las dos hijas mayores (tenía en total 8 hijos) se las llevaban en una moto retenidas. González fue traslado por la comunidad al hospital de Machiques de Perijá, donde luego fue remitido al Hospital General del Sur. Mientras tanto su esposa sufría clemencias y maltrato por parte del agresor.
“Estuve retenida durante siete horas en la escuela La Sagrada Familia, en el sector El Tokuko, allí me golpearon y a mis hijas las tocaron (actos lascivos)”, manifestó la mujer.
Fernández contó que recibió maltratos desde que se la llevaron a la fuerza a las 12:00 de la tarde, hasta que la soltaron a las 7:00 de la noche.“No entiendo por qué no me ayudaron. En la escuela había varios maestros e, incluso, estaba el cacique Alfonso Isnopa, que tampoco hizo algo para que me liberaran”. Entre lágrimas, Fernández lamentó todo lo sucedido.
Mientras tanto González se debatía entre la vida y la muerte en una cama del hospital.
“La flecha le perforó un riñón, el intestino delgado y el páncreas, lo operaron más de tres veces pero perdía mucho líquido. En este hospital no había medicamentos ”, denunció la mujer.
Luego de 30 días, González falleció a las 10:00 de la noche del pasado pasado jueves. El hombre se dedicaba a la agricultura y dejó ocho hijos en la orfandad. Residía en el Centro Piloto Río Yaza, en la sierra de Perijá. Fernández pidió justicia a las autoridades. “Que no quede impune la muerte de mi esposo”, manifestó. Efectivos del Cicpc investigan el caso. El cadáver fue trasladado hasta la medicatura forense de LUZ, en Maracaibo, para la necropsia de ley.
Otto Rojas / Maracaibo
La comunidad yucpa, en lo alto de la sierra de Perijá, está de luto. Lamenta otro hecho de sangre que, esta vez, acabó con la vida de Antonio González, de 34 años, quien fue atacado con una flecha.
González agonizó durante 30 días en la emergencia del Hospital General del Sur. Su pareja al informar sobre su deceso recordó, llorando, que su esposo fue agredido con una flecha fabricada con pedazos de cuchillos viejos, en la costilla (lado derecho) que le atravesó varios órganos y salió por el pecho.
La terrible situación ocurrió cuando intentó defender a una de sus hijas, de 11 años, y a su esposa del agresor, el pasado 5 de agosto. El hecho se registró en el sector El Tokuko, en la sierra de Perijá, municipio Machiques de Perijá.
"A mí me querían llevar retenida para matarme porque me estaban involucrando con el asesinato de un joven. Mi hija, de 11 años, se metió para que no me llevaran, entonces la querían matar a ella”, contó Mari Fernández, esposa de la víctima.
El día del ataque iban en una moto Fernández y un vecino y en otra González, y su hija de 11 años, cuando unas 40 personas, entre hombres y mujeres, armados con escopetas y arcos con flechas, los interceptaron en la carretera Cuesta El Padre. Los minutos de desesperación que vivió la desconsolada mujer en ese momento, ahora los cuenta con el dolor de una muerte: “Mi hija gritaba: ‘¡No maten a mi mamá, no se la lleven!’. Y yo sólo imploraba que no le hicieran daño a mi familia”, narró.
Fernández relató —a las afueras de la morgue de LUZ— que cuando iban a lanzarle una flecha a su hija con un arco, su esposo se metió en el forcejeo y partió la flecha en dos.
El victimario, “identificado como Rafael Chourio”, sacó de un bolso que llevaba otra flecha —utilizada para cazar a los animales— que medía alrededor de 70 centímetros y se la clavó con fuerza a González en la costilla.
El hombre quedó malherido en el piso, mientras a su esposa y las dos hijas mayores (tenía en total 8 hijos) se las llevaban en una moto retenidas. González fue traslado por la comunidad al hospital de Machiques de Perijá, donde luego fue remitido al Hospital General del Sur. Mientras tanto su esposa sufría clemencias y maltrato por parte del agresor.
“Estuve retenida durante siete horas en la escuela La Sagrada Familia, en el sector El Tokuko, allí me golpearon y a mis hijas las tocaron (actos lascivos)”, manifestó la mujer.
Fernández contó que recibió maltratos desde que se la llevaron a la fuerza a las 12:00 de la tarde, hasta que la soltaron a las 7:00 de la noche.“No entiendo por qué no me ayudaron. En la escuela había varios maestros e, incluso, estaba el cacique Alfonso Isnopa, que tampoco hizo algo para que me liberaran”. Entre lágrimas, Fernández lamentó todo lo sucedido.
Mientras tanto González se debatía entre la vida y la muerte en una cama del hospital.
“La flecha le perforó un riñón, el intestino delgado y el páncreas, lo operaron más de tres veces pero perdía mucho líquido. En este hospital no había medicamentos ”, denunció la mujer.
Luego de 30 días, González falleció a las 10:00 de la noche del pasado pasado jueves. El hombre se dedicaba a la agricultura y dejó ocho hijos en la orfandad. Residía en el Centro Piloto Río Yaza, en la sierra de Perijá. Fernández pidió justicia a las autoridades. “Que no quede impune la muerte de mi esposo”, manifestó. Efectivos del Cicpc investigan el caso. El cadáver fue trasladado hasta la medicatura forense de LUZ, en Maracaibo, para la necropsia de ley.
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