Por: La Jornada (México)
Analistas opinan que el régimen de Kim Jong-un intenta cimentar su poder. Descartan que en realidad busque una confrontación militar. Corea del Norte declaró que entró en “estado de guerra” con Corea del Sur, luego de que el viernes el dirigente norcoreano Kim Jong-un ordenó empezar los preparativos para atacar con misiles el territorio de Estados Unidos y sus bases en el Pacífico.
“Desde este momento, las relaciones entre norte y sur entrarán en estado de guerra y todos los temas que se planteen entre ambos se manejarán en consecuencia”, señaló un comunicado divulgado por la agencia de noticias oficial norcoreana KCNA.
La agencia indicó que el texto fue emitido de manera conjunta por el gobierno de Pyongyang, el partido gobernante y otras organizaciones.
Corea del Norte ha estado amenazando con atacar a su vecino del sur y las bases militares de Estados Unidos casi diariamente desde comienzos de marzo, cuando los ejércitos sudcoreano y estadunidense realizaron ejercicios de rutina, y ordenó a sus fuerzas armadas permanecer en máxima alerta.
Durante las primeras horas del viernes, el dirigente norcoreano Kim Jong-un ordenó empezar los preparativos para atacar con misiles el territorio de Estados Unidos y sus bases en el Pacífico y Corea del Sur, informó KCNA.
La orden fue emitida durante una reunión de emergencia nocturna con los altos mandos del ejército y es en respuesta a las maniobras conjuntas del jueves entre Estados Unidos y Corea del Sur con bombarderos furtivos estadunidenses B-2, capaces de transportar armas nucleares, sostuvo KCNA.
En caso de provocación “temeraria” de Estados Unidos, las fuerzas norcoreanas “deberán atacar sin piedad el (territorio) continental estadunidense, las bases militares del Pacífico, incluyendo a Hawai y Guam, y las que se encuentran en Corea del Sur”, declaró Kim, citado por la agencia oficial.
Según la agencia oficial, Kim Jong-un afirmó que el vuelo de los bombarderos furtivos equivale a un “ultimátum y demuestra que quieren lanzar a cualquier precio una guerra nuclear”.
De acuerdo con un reporte de la agencia surcoreana de noticias Yonhap, se ha registrado un aumento de actividad en las bases de misiles norcoreanas.
Según la fuente, en ese territorio se ha detectado movimiento activo de vehículos y de tropas en las bases, donde hay instalados misiles de medio y largo alcances. “Hay probabilidad de que realicen un verdadero ataque”, sostuvo. Sin embargo, el dato no pudo comprobarse por otros medios.
Según expertos de Seúl, Corea del Norte ha puesto en alerta alrededor de mil misiles balísticos; 700 de ellos son cohetes Scud de la era soviética y unos 300 son Rodong, que pueden alcanzar incluso la mayor parte de Japón.
Muestra de apoyo
Este viernes decenas de miles de militares y civiles desfilaron en el centro de Pyongyang en una demostración de apoyo a un eventual ataque militar contra Estados Unidos.
La manifestación se llevó a cabo en la plaza Kim Il-sung y reunió a soldados, ex combatientes, trabajadores y estudiantes. El dirigente del país no estuvo presente.
La televisión nacional informó que la manifestación fue en apoyo a la decisión del ejército norcoreano tomada el martes, y ratificada por el dirigente del país el viernes, de ordenar preparativos en vistas de ataques con misiles hacia el continente americano y las bases estadunidenses del Pacífico.
Bajo los retratos gigantes del padre de Kim Jong-un, Kim Jong-il, y de su abuelo, Kim Il-sung, los civiles y los soldados alineados juraron obediencia al actual dirigente.
“¡Saquemos las armas y las bombas por nuestro respetado líder Kim Jong-un!”, gritaron con el puño en alto.
Las tensiones en la península coreana crecieron sensiblemente desde la tercera prueba nuclear realizada por Pyongyang en febrero pasado, seguido de nuevas sanciones por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y ejercicios militares conjuntos entre Seúl y Washington, a lo que Pyongyang respondió con la suspensión del armisticio que puso fin a la guerra entre las Coreas en 1953 y con numerosas amenazas de ataques.
El martes pasado, la cúpula mayor del ejército norcoreano ordenó a todas las unidades de artillería y de misiles estratégicos a prepararse en el “máximo nivel de alerta”.
Ese mismo día, anunció el corte del teléfono rojo de contactos militares de urgencia con Corea del Sur, el último medio de comunicación entre los dos países, y habló de la posibilidad del inicio de una guerra “en cualquier momento”.
Pese a lo anterior, cientos de surcoreanos fueron el jueves y el viernes a trabajar en el parque industrial común situado en la ciudad fronteriza de Kaesong, en Corea del Norte.
El jueves la Casa Blanca insistió en que las maniobras en Corea del Sur son ejercicios de defensa. Estados Unidos está “codo con codo con su aliado Corea del Sur”.
El secretario de Estado estadunidense, John Kerry, viajará la próxima semana a Seúl, Tokio y Pekín para conversar sobre la situación en la península coreana.
China pidió a las partes interesadas “que hagan esfuerzos colectivos para distender la situación. La paz y la estabilidad en la península coreana es algo beneficioso para todos”, declaró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hong Lei.
China es el único aliado de Corea del Norte y su principal socio comercial, que le suministra recursos energéticos indispensables para su economía.
Rusia fijó postura por conducto del ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, quien declaró en conferencia de prensa: “podemos perder el control de la situación. Se está entrando un círculo vicioso. Estamos preocupados por que se toman acciones unilaterales, que consisten en intensificar las actividades militares, con relación a Corea del Norte y en paralelo a la reacción apropiada del Consejo de Seguridad de la ONU y a la reacción colectiva de la comunidad internacional”.
Rusia llama a todos los países a “abstenerse de mostrar su fuerza militar y pide no utilizar la situación actual para alcanzar objetivos geopolíticos en la región por medios militares”, añadió Lavrov.
Algunos expertos siguen sin creer que Corea del Norte quiera entrar en una guerra con Estados Unidos. Una segunda guerra coreana, desatada por un ataque de misiles contra el territorio del sur o una base militar estadunidense podría significar el hundimiento del régimen de Pyongyang.
A esto, según los analistas, se añade que China y Rusia han reaccionado también con tono conciliador a la actitud de su vecino norcoreano.
Al aumentar sus amenazas, Corea del Norte quiere dejar en evidencia que no se plegará a la presión en la disputa por su programa de armas nucleares. Debe probar en el interior de su país que es el estratega militar y cimentar su poder, indicaron los expertos.
Por otro lado, Pyongyang quiere obligar a Washington a sentarse en la mesa de negociaciones. “Corea del Norte quiere ser reconocido como auténtica potencia nuclear”, señalaron.
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