Rafael Uzcátegui
El sábado 8 de diciembre, a las 9 y media
de la noche, el presidente venezolano Hugo Chávez realizaba otra de sus
acostumbradas cadenas presidenciales (alocuciones televisadas de obligatoria
difusión por todos los medios de comunicación públicos y privados), después de
pasar algunos días en Cuba en tratamiento médico por su enfermedad. Durante su
intervención, su discurso tomó un giro que cayó como una bomba en las redes
sociales del país: “es absolutamente necesario, es absolutamente imprescindible
someterme a una nueva intervención quirúrgica. Y eso debe ocurrir en los
próximos días (…) si se presentara alguna circunstancia sobrevenida, así dice
la Constitución, que a mí me inhabilite, óigaseme bien, para continuar al
frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea
para terminar, en los pocos días que quedan (…) Y sobre todo para asumir el
nuevo período para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de
ustedes, si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera,
Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la
Constitución, el período; sino que mi opinión firme (…) es que en ese escenario que obligaría a convocar
como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales ustedes elijan
a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela”.