PROVEA / Coordinadora de Exigibilidad
Martes, 20 de noviembre de 2012
Sobre el ingreso de Venezuela al Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU), se han escrito algunas líneas
durante la semana pasada y se escribirán muchas otras en los próximos días,
meses y años. En general, se demanda con justa razón que el Estado
venezolano cumpla sus obligaciones pendientes en materia de derechos humanos y
en consecuencia, que retire la denuncia de la Convención Interamericana de
DDHH.
Se pide que el gobierno admita la acción vigilante de los
órganos de Sistema Universal e Interamericano de DDHH.
Se le ha exigido además la ejecución de pasos que demuestren
signos evidentes de sujeción a estas instancias, como por ejemplo, la
ratificación y puesta en plena vigencia dentro del territorio nacional del
Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Protocolo Facultativo.
Algunas lecturas a esta entrada de Venezuela al CDHNU, pudiera conllevar a
concluir que se impulsará la labor de las organizaciones de derechos humanos.
Otras ópticas critican a las Naciones Unidas…
En materia de derechos humanos, el optimismo frente al
Estado nacional y su gobierno debe tener cautela y moderación.
PROVEA ha intentado históricamente a través de diversas
vías y mecanismos de incidencia institucional y acciones judiciales, que el
gobierno venezolano realice acciones concretas en materia de derechos
económicos, sociales y culturales, especialmente en lo atinente a la salud, dotación
de viviendas dignas y respeto y desarrollo de los derechos laborales. Desde
la entrada en vigencia de la Constitución Nacional, sancionada en 1999, hemos
visto pasar por los diferentes organismos públicos competentes en estas áreas,
diversos funcionarios y distintos planes, programas, misiones y declaraciones,
sin que ello haya significado necesariamente, satisfacción a las demandas de la
población. Incluso, a pesar de las enormes sumas invertidas en propaganda, a
pesar de las críticas y de las múltiples investigaciones anunciadas o
ejecutadas, sobre las acciones gubernamentales realizadas o pendientes, desde
PROVEA hemos persistido en la materialización concreta de los derechos humanos
en Venezuela.
En el aspecto de vivienda, por ejemplo, han pasado
casi tantos ministros por el ente competente, como años tiene la Carta Magna…
Apenas desde el 2011 se observa cierto énfasis en la construcción de viviendas
por parte del Estado.
En el caso de los derechos laborales, las protestas,
paralizaciones, huelgas y reclamos, tanto individuales como colectivos, colman
importantes espacios en los medios de comunicación nacional y regional al punto
que, aún con la entrada en vigencia de la reforma a la legislación laboral en
mayo de este año, la clase trabajadora sigue descontenta producto del
incumplimiento a la contratación colectiva y a la ausencia de mejora real en
sus condiciones de trabajo, particularmente en lo relativo a la seguridad y
medio ambiente de trabajo.
Quienes encabezan estas luchas, se encuentran organizados en
combativos sindicatos de las empresas básicas de Guayana y del sector petrolero
en Falcón, Morón, Zulia y Anzoátegui. También las demandas provienen de
trabajadores de la salud y de empresas “expropiadas” por el gobierno nacional,
que no ven satisfechas sus legítimas aspiraciones y por el contrario, denuncian
el retroceso en sus conquistas laborales, así como la presencia de enfermedades
y accidentes laborales de magnitudes graves.
La salud como derecho humano merece un capítulo especial
y muchas líneas de tratamiento… (Quien suscribe constató en octubre de
2012, las terribles condiciones en las que el sistema público atiende a las
personas que requieren del servicio que provee el Estado). Lo cierto, más
allá de las experiencias puntuales, considerando el análisis de los
investigadores en la materia, las inversiones del presupuesto nacional, las
denuncias del colectivo de usuarios y usuarias, las demandas de la clase
trabajadora del sector y los índices que contribuyen a determinar los márgenes de
cobertura y eficacia de las políticas públicas en su aspecto preventivo y
curativo, los resultados de los programas “Barrio Adentro”, es que hoy
lamentablemente, el derecho a la salud sigue en situación de precariedad en
Venezuela. A ello ha contribuido también el elevado índice de inseguridad, que
incrementa ostensiblemente la demanda de atención en las emergencias de los
centros hospitalarios.
Frente a esa insatisfacción colectiva, se instala
necesariamente una esperanza y una actitud de expectativa ante la incorporación
de Venezuela al CDHNU: aspiramos un Estado cuyas ejecutorias sean menos
evasivas y más comprometidas; pero además exigimos que el Estado venezolano y
su gobierno, ahora recientemente ratificado con una importante votación, tenga
un desempeño eficaz, cuantificable, demostrable y de avanzada, que trascienda
los límites que impone el protocolo diplomático.
Si Venezuela fuese un Estado y contase con un gobierno
revolucionario, ocupar esta silla que aleatoriamente hoy podemos designar con
el número 47 en el CDHNU, implicaría aprovechar la circunstancia histórica de
haber sido designada durante un período dentro las primeras décadas del siglo
XXI y dar lecciones a otras naciones, fundamentadas en el ejemplo propio.
Si es cierto que las autoridades venezolanas desean irrumpir de manera
revolucionaria en el concierto de las naciones del planeta, hoy estarían
preocupadas por cumplir puertas adentro lo que a otros se les reclama, para
levantar una poderosa voz fundada en la moral, que haga posible –por fin- que
nuestra especie avance hacia el respeto y el desarrollo de los derechos
humanos.
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