Por: Socialist Core (UIT-CI) / Clarin (Bs.As)
Estados
Unidos
A la 1 de la
madrugada desalojaron el campamento. La campaña de descredito de parte de la
prensa burguesa sirvió como excusa para el brutal ataque policial que resulto
el 70 arrestos, varios heridos (hasta un político demócrata/populista de origen
latino resulto herido), la confiscación de materiales personales y aparatos de
calefacción eléctricos, etc. Además, la policía destruyo la Biblioteca popular
la cual tenía 5000 libros. Hubo protestas de inmediato.
Un juez permitió que
regresaran al parque pero esta prohibido escampar/dormir de noche. Esto es
parte de la lucha en contra de la represión a la protesta social en todo el país.
Este es un ataque feroz y bien coordinado. Ya se ha dado el mismo caso en
varios estados como en California y en el Sur y hasta en Canadá. Poco a poco,
surgen voces críticas a las tácticas salvajes de la policía dentro de sectores
burgueses.
El desalojo del campamento es un golpe duro pero no es una derrota política. El
campamento no era un instrumento de lucha política; más bien un símbolo de la
rebelión. A la misma vez, se avecinan mas protestas, especialmente en las
universidades. La lucha en contra de los recortes a la educación continúa. La
indignación se generaliza por todo el territorio nacional.
Por ejemplo, la
victoria en Ohio, un estado conservador, se derrotó la ley anti-sindical en las
urnas.
El desalojo policial era algo que se venía venir ya que es muy difícil sostener
este tipo de protesta simbólica en el invierno. El campamento como táctica
política está siendo criticado por muchos activistas que reconocen la necesidad
de formar organizaciones y tener una dirección. No estamos a nivel de España o
Grecia. Al contrario: las cosas se están desarrollando lentamente pero es una
experiencia que abrirá los ojos a los activistas más jóvenes.
Socialist Core (UIT-CI)
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La policía de Nueva York arrasó el campamento de "indignados"
La policía de Nueva York arrasó el campamento de "indignados"
A bastonazos
y de madrugada, desalojó a los activistas anti Wall Street, que desde hacía dos
meses ocupaban el Zuccotti Park, en Manhattan. Hubo 200 detenidos. Un juez
ratificó anoche la prohibición para que vuelvan a acampar.
Marcelo
Raimon, desde Washington
Clarín, Buenos Aires, 16-10-2011
http://www.clarin.com/
Clarín, Buenos Aires, 16-10-2011
http://www.clarin.com/
Al final,
después de casi dos meses de ver a los "indignados" de Nueva York
plantar bandera en el Zuccotti Park del corazón del bajo Manhattan, el alcalde
Michael Bloomberg mostró su otra cara, opuesta a la paciencia y el respeto a la
libertad de protestar que había mostrado hasta ahora, y ordenó el desalojo del
campamento de los manifestantes de Occupy Wall Street (Ocupen Wall Street).
Cientos de
policías se escurrieron en la madrugada en la plaza y arrasaron con las carpas
mientras la mayoría de los "indignados" todavía dormía , y ya a las
4.30 de la mañana las carpas y bolsas de dormir se encontraban en la basura y
empleados municipales terminaban de esconder los rastros de la protesta bajo la
fuerza de las mangueras a presión.
Anoche un
juez de Nueva York ratificó la prohibición de acampar en el parque Zuccotti.
Con todo,
algunos de los manifestantes se reagruparon en Canal Street, listos para volver
a Zuccotti Park, adonde esperaban poder organizar una "asamblea
popular", caminando por la cornisa del derecho a instalarse en la calle y
el de congregarse para protestar. "Nos pueden echar, pero no pueden
impedir que nos reunamos en asamblea", desafiaron portavoces de Occupy
Wall Street .
La furia
contra Wall Street se instaló en efecto desde el principio en el centro de la
atención de los medios de comunicación y del debate político norteamericano,
marcado por la crisis financiera que dejó a más de 14 millones de
estadounidenses sin trabajo .
Pero el
movimiento del "99 %" que se ubicó en la vereda de enfrente del 1% de
estadounidenses más ricos no logró -si es que ésa era su intención- convertirse
en una catarata de manifestaciones en todo el país. Hasta hoy siguen siendo
vistos como básicamente jóvenes idealistas que reflejan en alguna medida la
difusa indignación que la mayoría de los ciudadanos siente cuando se les habla
de Wall Street y las consecuencias de sus maniobras financieras en la debacle
económica.
Los
problemas del proceso de crecimiento de Occupy Wall Street se están
profundizando por los violentos episodios como los de la madrugada de ayer en
Nueva York, donde policías con equipos antimotines volvieron a adueñarse del
Zuccotti Park, arrestando a por lo menos 200 personas . Sugestivamente, las
autoridades policiales prohibieron a los periodistas estar presentes en la
plaza mientras se llevó a cabo el desalojo, y los reporteros que se atrevieron
a desafiar esa orden terminaron arrestados .
El desalojo
fue "no solamente un ataque contra el movimiento Occupy Wall Street sino
una agresión contra la libertad de prensa", se quejó el columnista John
Nichols desde las páginas del sitio de la revista progresista The Nation .
Y, si bien
algunos manifestantes en el Zuccotti Park ligaron bastonazos de los agentes y
quedaron machucados, peor les fue a sus compañeros de Oakland, en California,
adonde el 25 de octubre la policía cargó con todavía más fuerza contra los
"indignados" que habían montado sus carpas en la Frank Ogawa Plaza,
dejando varios heridos.
De todas
maneras, los policías de Oakland aprendieron la lección y vaciaron la plaza en
la mañana del lunes, con un operativo que dejó más de treinta arrestados pero
menos cabezas rotas. El desalojo en la ciudad californiana presagió la
iniciativa de Bloomberg y ambos operativos se acomodaron en la tendencia: los
alcaldes, desde Oakland a Nueva York, pasando por Portland y Salt Lake City,
parecen decididos a borrar del escenario urbano las siluetas de los campamentos
indignados.
Ahora que
parece llegar el fin de las carpas y las noches a la intemperie, los indignados
podrían cambiar de tácticas. "Ocupar espacios públicos capturó la atención
del país de una manera en la que pocas protestas lo hicieron", dijo la
activista Sally Kohn en la CNN. "Los movimientos están siempre en
transformación -dijo-, y si bien es imposible predecir hacia dónde se
dirigirán, debemos esperar varios cambios importantes" en la estrategia de
los indignados.
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