Periódico La Jornada-México
Roma, 16
de octubre. Precios de alimentos: de la crisis a la estabilidad, reza el lema
del Día Mundial de la Alimentación 2011. Sin embargo, lo único que permanece
estable es el hambre, que afecta a 925 millones de personas y se ve agudizada
por la crisis financiera.
En los
últimos meses las imágenes de niños desnutridos en Somalia golpearon la
conciencia de medio mundo. Pero el hambre sigue siendo un problema sin
solución, que afecta no sólo al cuerno de África. Según los últimos informes,
la situación es muy grave al menos en 26 países.
Cerca de
925 millones de personas pasan hambre, según datos de 2011 de la Organización
de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Así, cada
vez queda más lejos el Objetivo del Milenio de reducir a la mitad el problema
hacia 2015. En lunes arranca en Roma la Semana de la Alimentación, en la que la
Comisión Alimentaria de la ONU discutirá sobre las formas de salir de la crisis
alimenticia. Pero aunque se trata de una cita ya consolidada, cada vez se
cierne más la duda sobre las posibilidades de alcanzar sus objetivos.
La crisis
económica global pone bajo presión a los potenciales donantes, obligados a
ahorrar en sus presupuestos. Los paquetes cada vez mayores para salvar a los
bancos hacen que aumente el endeudamiento y la presión para ahorrar en otras
partes del presupuesto, explicó la experta de Oxfam, Marita Wiggerthale.
En lugar
de ahorrar en ayuda al desarrollo, los gobiernos deberían regular el mercado
financiero y abrir nuevas fuentes de ingresos a través de un impuesto a las
transacciones financieras, apunta Wiggerthale. La población de los países
pobres no debería pagar la crisis provocada por los especuladores, agrega.
En
efecto, los países desarrollados no están cumpliendo sus promesas. La mayoría
no cumple todavía el Objetivo del Milenio de destinar hasta 2015 al menos 0.7
por ciento del producto interno bruto a la ayuda al desarrollo. De media, la
ayuda asciende por ahora a 0.3 por ciento del PIB, según los datos más
recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Por otro
lado, la volatilidad de precios trae en consecuencia que en muchos países en vías
de desarrollo la población deba destinar 70 por ciento de sus ingresos a la
compra de alimentos. En un país como Alemania, donde las familias sólo destinan
12 por ciento de su presupuesto a la alimentación, una situación similar sería
equivalente a que un pan costara 30 euros (41.6 dólares).
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