En que atentan contra la vida de las mujeres
El derecho a decidir de las mujeres
está en grave peligro. Los grupos de derecha buscan a toda costa hacer pasar
leyes que buscan proteger la vida desde el momento de la concepción a manera de
impedir que en un futuro se despenalice el aborto en todo el país. Hoy, se ha
presentado una propuesta en la Suprema Corte de Justicia para declarar como
inconstitucional esta ley aprobada para las constituciones de los estados de
Baja California y San Luis Potosí.
¿Por qué nos oponemos a estas leyes? Porque son leyes que criminalizan a las
mujeres que pertenecen a grupos más vulnerables y son absolutamente
discriminatorias. En primer lugar, las mujeres que recurren a métodos
inseguros, poniendo en peligro su salud y su vida, son las mujeres y
adolescentes de la clase trabajadora. Las mujeres que han sido
encarceladas por ejercer su derecho a decidir son de extracción pobre, que acudieron
a servicios de salud pública al presentar complicaciones post aborto, en donde
fueron denunciadas por el mismo personal que supuestamente debía comprometerse
a protegerlas. La cacería de brujas ha llegado al extremo de castigar a
aquellas que llegaron a la sala de emergencias por un aborto espontáneo,
condenándolas hasta con 35 años de prisión. Las leyes patriarcales castigan a
las mujeres por no cumplir con el mandato social que dicta que todas las
mujeres nacimos para ser madres y que además no somos dueñas de nuestro cuerpo,
que debemos sacrificarnos y continuar con un embarazo, aún cuando no lo
deseemos.
El aborto no es una cuestión de moral, es una cuestión de salud y de injusticia social. Miles de mujeres, en su mayoría pobres, mueren al año a causa de abortos inseguros. En cambio, en el Distrito Federal, en donde el aborto se legalizó hasta las 12 semanas de gestación, en tres años, sólo ha fallecido una mujer.
La despenalización en la Ciudad de México fue resultado de una lucha que duró años, en la que se involucraron miles de mujeres para exigir el reconocimiento de nuestro derecho a decidir. La despenalización no se dio porque tal o cual partido hayan decidido magnánimamente reconocer nuestros derechos. Al contrario, en varios estados en los que se impusieron leyes que penalizan el aborto han contado con la aprobación del PRI, el PAN, y en algunos de ellos del PRD.
La penalización del aborto es apenas la punta del iceberg, de todo un sistema que nos ha arrebatado nuestro cuerpo, que dice que el cuerpo femenino es un objeto y un bien colectivo destinado a la reproducción o al placer, principio que permite la violencia en todos los niveles hacia las mujeres y que limita nuestro desarrollo. Es parte de la opresión que vivimos las mujeres, es una forma de control para que no decidamos sobre nuestras vidas, no participemos en la lucha por nuestros derechos, ni por sacudirnos el sometimiento al que nos condena el sistema capitalista, que se basa en la súper explotación de la mayoría de la población.
Las mujeres hemos dado pasos importantes, pero tenemos un largo camino que recorrer para poder acceder a servicios gratuitos y de calidad para interrumpir embarazos que no deseamos. No basta con la despenalización en el Distrito Federal, tenemos que luchar porque esta legislación se extienda a todo el país y que además sea un servicio que se ofrezca de materia gratuita y al que las menores de edad puedan acceder sin necesidad de que acudan con madre, padre o tutor legal, como lo establece actualmente la reglamentación en el D.F. A esto hay que sumar la exigencia de educación sexual obligatoria, científica y laica desde los primeros niveles de educación. Es importante pugnar por acceso a servicios de salud sexual que proporcionen orientación y métodos anticonceptivos gratuitos a las mujeres de todas las edades.
La legalización del aborto es parte de la lucha por la emancipación de las mujeres, de ser libres para decidir sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestras vidas. Sólo las mujeres trabajadoras y desposeídas, organizadas y movilizadas lograremos defender nuestros derechos.
El aborto no es una cuestión de moral, es una cuestión de salud y de injusticia social. Miles de mujeres, en su mayoría pobres, mueren al año a causa de abortos inseguros. En cambio, en el Distrito Federal, en donde el aborto se legalizó hasta las 12 semanas de gestación, en tres años, sólo ha fallecido una mujer.
La despenalización en la Ciudad de México fue resultado de una lucha que duró años, en la que se involucraron miles de mujeres para exigir el reconocimiento de nuestro derecho a decidir. La despenalización no se dio porque tal o cual partido hayan decidido magnánimamente reconocer nuestros derechos. Al contrario, en varios estados en los que se impusieron leyes que penalizan el aborto han contado con la aprobación del PRI, el PAN, y en algunos de ellos del PRD.
La penalización del aborto es apenas la punta del iceberg, de todo un sistema que nos ha arrebatado nuestro cuerpo, que dice que el cuerpo femenino es un objeto y un bien colectivo destinado a la reproducción o al placer, principio que permite la violencia en todos los niveles hacia las mujeres y que limita nuestro desarrollo. Es parte de la opresión que vivimos las mujeres, es una forma de control para que no decidamos sobre nuestras vidas, no participemos en la lucha por nuestros derechos, ni por sacudirnos el sometimiento al que nos condena el sistema capitalista, que se basa en la súper explotación de la mayoría de la población.
Las mujeres hemos dado pasos importantes, pero tenemos un largo camino que recorrer para poder acceder a servicios gratuitos y de calidad para interrumpir embarazos que no deseamos. No basta con la despenalización en el Distrito Federal, tenemos que luchar porque esta legislación se extienda a todo el país y que además sea un servicio que se ofrezca de materia gratuita y al que las menores de edad puedan acceder sin necesidad de que acudan con madre, padre o tutor legal, como lo establece actualmente la reglamentación en el D.F. A esto hay que sumar la exigencia de educación sexual obligatoria, científica y laica desde los primeros niveles de educación. Es importante pugnar por acceso a servicios de salud sexual que proporcionen orientación y métodos anticonceptivos gratuitos a las mujeres de todas las edades.
La legalización del aborto es parte de la lucha por la emancipación de las mujeres, de ser libres para decidir sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestras vidas. Sólo las mujeres trabajadoras y desposeídas, organizadas y movilizadas lograremos defender nuestros derechos.
Educación
sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto libre para no
morir
¡Libertad a
todas las mujeres presas por abortar!
¡No a la
criminalización de las mujeres por ejercer nuestro derecho a decidir!
Comisión de
mujeres del Partido Obrero Socialista (POS) México.
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